Capítulo 39

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No lo pensé dos veces y me metí colocándome sobre ella, quien me recibió con besos desesperados y hambrientos, el agua le cubría solo la mitad de sus pechos así que en cuanto soltó mi boca, llevé mis labios a atacar sus pezones recibiendo gemidos como respuesta y la mano de Camila sujetando mi cabeza en un intento de que no me apartara, claro que no lo haría.

Estuve en esa situación por unos momentos para asegurarme de que estaría lista para mí, empezó a tomar los bordes de la bañera para tener algo a que aferrarse, sus ojos estaban cerrados y su boca entreabierta.

-Me estás matando, joder. -Murmuró apretando los dientes.

-Tú no te quedas atrás, sabes que me vuelves loca cuando te pones así. -La miré y lucía como una obra de arte erótica y derrochante de sensualidad.

-Muéstrame cuanto me extrañaste, Jauregui. -Su voz seductora me mandó a la mierda, esa chica sabía perfectamente que hacer cuando estábamos juntas para que yo disfrutase y lo había sabido desde la primera vez, quizá porque realmente éramos la una para la otra y por eso las cosas se dieron tan naturalmente.

La cargué y la senté al borde de la bañera, me miró un poco sorprendida, pero a la vez con mucha picardía, di una pequeña mordida en su muslo y empecé a besar la zona acercándome hasta donde tanto me necesitaba. Al primer rose de mi lengua la espalda de la castaña se arqueó, no cabía duda de que estaba muy susceptible a mis caricias y claro que yo también.

Con una de sus manos en mi cabello y la otra sujetándose de uno de los bordes, lamí cada rincón de su centro con mucha efusividad, Camila gemía completamente perdida, sus ojos estaban apretados y su cabeza echada hacía atrás.

-Mierda... no pares, por favor. -Suplicó entre jadeos.

Obedecí, no podía seguir prolongando aquello, necesitaba hacerla terminar, no era momento de torturas ni de juegos, era momento de amarnos como no lo habíamos hecho en mucho tiempo, además de que se sentía increíblemente bien.

Mientras mi lengua pasaba a moverse a su entrada, añadí un dedo para estimular su punto de placer y posteriormente invertí las cosas entrando en ella suavemente escuchando como se quedaba en completo silencio ahogando un gemido.

-¿Estás bien? -No podía evitar preocuparme por más caliente que estuviese.

-Sigue, por favor. -Volvió a pedir y entonces supe que estaba haciendo las cosas bien. Mis movimientos aumentaron su velocidad considerablemente hasta que la vi tensarse, subí para besarla y ella apenas pudo corresponder, mi mano empezó a trabajar el doble para que siguiera sintiendo ese placer tan abrumador, sus piernas se apretaron y su mano me arañó el brazo haciéndome gruñir. -Maldita sea... -Murmuró con los dientes apretados, su cuerpo se relajó y saqué mis dedos escuchado un pequeño quejido. Me iba a alejar, pero me detuvo. -No te muevas. -Dijo aún algo pérdida.

-¿Por qué? ¿No has terminado? -Fruncí el ceño algo divertida.

-Pon tu pierna aquí. -Señaló el espacio junto a ella al borde de la bañera y supe lo que pretendía. -Anda. -Abrió los ojos y mordió su labio causándome escalofríos.

No me quedó más que obedecer, subí mi pierna derecha y la izquierda se quedó dentro del agua, ella se sumergió de nuevo sentándose como en un principio, logrando que mi centro quedara directamente frente a su rostro, su mirada estaba llena de lascivia y yo sentí como todo mi ser palpitaba por ella. Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho.

Pensé que Camila no haría nada después de que ella terminara, y estaba bien con ello, eso me hacía pensar que hacer el amor entre personas del mismo sexo era lo más sincero y desinteresado, porque, para empezar, no lo hacemos con el fin de reproducirnos, y en mi caso, me importaba más el placer de Camila que el mío, ella podía terminar y yo estaba satisfecha, aunque no era el caso.

Stay Fearless (Camren)Where stories live. Discover now