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Lo que caracterizaba a un padre primerizo era el constante pensamiento de estar haciendo algo mal. Era una ansiedad permanente por querer estar pendiente de todo porque, de no hacerlo, podía ocurrir algo terrible. Ese sentimiento era el que embargaba a Daehyun que, recostado en el asiento del copiloto, se giraba cada cinco segundos para observar al pequeño que iba en la parte de atrás del auto.

—Jeonggyu va bien y seguro —prometió Sehun.

Sungguk le tocó el muslo y se lo apretó con suavidad para captar su atención. Dae se volteó hacia él con las cejas todavía fruncidas.

—Además, va con papá —continuó Sungguk con la mirada centrada en la calle—. Él cuidó de Suni y de mí, y mira lo bien que salimos.

Dando un suspiro, Dae cerró los ojos unos instantes.

—Lo sé —susurró.

—¿Entonces?

Llevándose una mano al pecho, se lo masajeó unos segundos.

—Es Osito —se excusó.

Era Osito, su Jeonggyu, su hijo. Suyo.

Y eso era algo que todavía le costaba asimilar y manejar, porque era difícil lidiar con ese sentimiento posesivo, de codependencia. Seojun se lo había explicado hacía tiempo, aunque a Dae todavía le costaba entender su significado. Pero lo intentaba, siempre lo intentaba.

Porque, se recordó, debo estar bien para Jeonggyu y por mí.

Al llegar finalmente a la casa, Sungguk lo ayudó a bajarse del coche. Sehun se encargó de Jeonggyu, quien, a pesar de que le hablaron en un murmullo cálido y cariñoso, se quejó.

—No, no, no, Dae, tú te vienes conmigo —Sungguk lo había sujetado por la cintura para detenerlo.

—Sungguk...

—El bebé está bien.

A Dae no le quedó más que avanzar hacia la casa, donde los esperaba Roko con tremendo escándalo. Los animales estaban eufóricos con su regreso tras pasar una semana siendo cuidados solo por Sehun durante las mañanas. Sungguk tuvo que retar tres veces a Roko para que no fuese a golpear a Daehyun, mientras Moonmon y Mantequilla se acercaron a ellos más tranquilos aunque no por eso menos felices. Pasó un largo rato antes de que Roko dejase de correr por toda la casa, ladrando y despertando de paso a Jeonggyu.

—Si te sientas de una vez —avisó Sungguk a Roko con mucha paciencia—, podré mostrarles al nuevo miembro de la manada.

—De la familia —lo corrigió Sehun. Sungguk se hizo el desentendido.

—¿Te vas a quedar tranquilo? —le preguntó nuevamente a Roko.

Algunas veces sentía que tenía cinco hijos.

Roko tomó asiento a sus pies, por lo que Sungguk fue por Jeonggyu, quien estiraba los brazos y las piernas. Todavía se encontraba recostado en la silla del auto que Sehun había dejado sobre la mesa.

—Mi vida, ¿dormiste bien? —lo arrulló Sungguk.

Lo tomó en brazos con mucha más destreza, pero todavía con restos de torpeza. Se giró hacia Roko y Mantequilla, después hacia Moonmon que estaba con Dae en el sofá.

—Familia —anunció con voz solemne—, les presento a su nuevo amo: Jeonggyu, aunque le decimos Osito de cariño.

—Esto no es el Rey león, hijo —se rio Sehun con buen humor—. Y ellos no son tu manada.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora