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Una crisis emocional es un estado temporal de agitación, trastorno o desorganización, en el que la persona puede desbordarse a la hora de afrontar una situación o problema. Daehyun, con sus mejillas manchadas con polvo y una pizca de sangre, con el cabello revuelto y toqueteando sus rodillas como si fuesen un ancla, estaba sufriendo justamente aquello en ese ático. Una crisis.

—Dae —lo llamó.

Sungguk se movió para abandonar la escalera, pero fue interrumpido por el chico. Daehyun movía las manos frente a él. Mantenía los ojos fuertemente cerrados y balbuceaba la misma palabra una y otra vez:

—No.

Se percató de inmediato de la herida profunda que recorría de esquina a esquina la palma derecha de Dae. Todavía pisando el último peldaño de la escalera, lo vio retroceder con el banquillo hasta que colisionó contra el espejo. Se alejaba de él. Era como si entre ellos no existiesen esos meses de convivencia. Se sintió como volver al inicio.

—Dae, soy yo. Sungguk.

Al escuchar su nombre, dejó de intentar fundirse con el espejo y abrió los ojos con temor, su mirada estaba inundada en lágrimas.

—Solo me sentaré aquí —avisó con precaución.

Daehyun prácticamente no respiraba. Sungguk se inclinó con lentitud y actitud sumisa, apoyando las rodillas en el suelo a una distancia considerable. Bajó los hombros e intentó relajar la postura. Logró tomar asiento con los pies colgando por el agujero, el teléfono que tenía en el bolsillo delantero le incomodaba. Con cuidado, para que Dae pudiese seguir sus movimientos, llevó una mano al bolsillo y lo sacó. Lo alzó a un costado de su cabeza, el color morado del móvil brillaba gracias al reflejo de la luz que ingresaba por la única ventanilla del lugar. Ahora tenía su completa atención.

—Olvidaste tu celular.

La expresión del chico era de desconcierto. No hubo más reacción aparte de esa. Bien, al parecer no había servido esa táctica de distracción. Fue a guardarlo otra vez.

—Bueno, si no lo quieres de regreso, tendré que...

Un susurro.

—Mío.

Sungguk alzó las cejas de forma provocativa, volvió a mostrarle el celular.

—¿Tuyo?

Dae estiró el cuello con curiosidad. Se llevó una mano al pecho para enfatizar sus palabras.

—Mío —repitió.

—Ah, pensé que ya no era tuyo.

El chico negó con la cabeza, los mechones de su cabello largo oscilaron con el movimiento.

—Sungguk —se quejó.

—Es que como lo dejaste abandonado en nuestro cuarto...

En respuesta, Dae volvió a tocarse el pecho con la cabeza ladeada, en desconcierto. Sus mejillas estaban sucias como si se hubiese fregado el rostro con las manos empolvadas.

—¿Nuestro?

—Sí, nuestro, el cuarto que compartes conmigo. Nuestra habitación.

—No —se lamió los labios rojos e irritados—. Tuyo... no mío.

—¿Pero no duermes conmigo todos los días? Confundido, habló como pudo.

—S-sí.

—¿Y acaso no dormimos juntos en la misma cama todos los días?

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora