Evanescer

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Y con la venda de los ojos,

se hizo un lazo en el cabello. 

Ahora, está más hermosa, 

y menos ciego. 

El sonido de su propia respiración fue despertándolo de su letargo

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El sonido de su propia respiración fue despertándolo de su letargo. Estaba recostado boca abajo; el rostro pegado a algo frío al igual que el resto del cuerpo, cuya sensación helada atravesaba la tela del terno que vestía. El tacto de sus palmas identificó la superficie dura y fibrosa, similar a un alfombra hecha de lino o cáñamo, pero grumosa en ciertas partes llegando a rasparle. 

Tragó seco; no sabía cómo llegó ahí; qué buscaba o si quiera cómo se llamaba. Estaba lleno de confusión, aturdimiento, y un dolor se cimentó en su cabeza retumbando como el golpe de un gong. Apoyándose en sus antebrazos, alzó la mirada, una oscuridad profunda lo asustó en primera instancia; más al darse cuenta que llevaba los ojos vendados le hizo descartar la idea de estar ciego. 

Desató la venda dejándolo caer, y con miedo de enfrentar su entorno presente, fue abriendo lentamente los párpados. El cambio de claridad no fue mucha, seguía oscuro y silencioso, mas una ligera lumbre de luz blanca casi transparente dibujó el panorama ante él. Parecía un largo corredor; o mejor  dicho, un puente encapsulado. Había grandes vidriales fungiendo como muros laterales, con marcos de madera torneada, naciendo desde el piso hasta tocar un techo abovedado. 

Afuera de los cristales, el océano se abría a cualquier dirección cardinal que apuntara sus ojos. Como si el puente flotara sobre las aguas sin tener un inicio ni final donde apoyar sus cimientos; pero el olor salino de las aguas no llegaba a su nariz. A ello, lo que vendría a ser el cielo, estaba vacío. Ni un sol, ni luna, menos estrellas; solo oscuridad en su estado puro; aún así, y sin explicación mas que la rareza propia del lugar; prevalecía aquella singular luz proyectando tenue claridad.

Sin levantarse aun, su vista reparó al extraño suelo bajo él. Estaba cubierto por todas partes de mosaicos, con dibujos enigmáticas y lienzos pictóricos, retratando escenas muy  escabrosas de batallas antiguas, caballeros en pesadas armaduras de plata y cuerpos sanguinolentos alzando las manos; ojos muertos que parecían salirse del lienzo mirándole a él. 

Contrariado por semejante descubrimiento, se incorporó tambaleando, ganando mayor perspectiva. Entonces al mirar adelante, el horizonte penumbroso de tal puente, rindió cuenta que todo el suelo era así. Anduvo por este sin ejercer mayor presión al pisar, avanzando lento mientras contemplaba con ahínco las pinturas que iban cambiando, plasmando nuevos y grotescos escenarios; hombres combatiendo; seres alados con rostros demoníacos; niños empalados en campos abiertos; criaturas antropomorfas exhibiendo sus mandíbulas; castillos consumidos por fuego, y una gran procesión de personas que formaban un camino ondulante con las manos arriba  como si proclamaran a algo o alguien. Pinturas que trataban de narrar, a manera bizarra, alguna épica de guerra combinada con mitología. 

Síndrome H .-  (KurokoNoBasket)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora