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ANASTASIA POV:

Ayer por la noche hice la habitual videollamada con Christian porque quería agradecerme por las donas, Teddy hizo todo un drama porque su papá no le había dado ni una miga, reímos muchísimo por los comentarios que él pequeño decía.

—Es qué es un glotón, no me dio nada.–Teddy hizo un puchero.

—Rose me las mandó a mi. Los niños no pueden comer eso.–Dijo Christian mientras se cubría la boca con su mano para no reírse.

—¡YO SOY SU FAVORITO, TÚ NO!.—Teddy se cruzó de brazos y otra vez reímos.

Tuve que asegurarle a Teddy que su lugar nadie se lo quitaría, pero que él ya había disfrutado de mis postres y tocaba compartirle a su papá. Duramos poquito charlando porque ya era un poco tarde para el pequeño. A Christian todavía no le decía mi nombre "correcto" y afortunadamente Teddy no había metido la pata, ya casi se cumple un mes desde que los conocí así que tenia que darle fin a mi "pequeña" mentira.

—Ana, ¿me escuchas? .—Luke otra vez me rescató de mis pensamientos.

—No, perdón, ¿Qué decías ?.

—La asistente de tu papá llamó para recordarte lo de el evento de esta noche.–Luke suspiró.-Joder, enserio necesitas decirle que no soy tu asistente.

—Maldita la hora en que le confirmé mi asistencia.—Susurré mientras terminaba de poner en el congelador las fresas con chocolate.—Te lo agradezco mucho, Luke.

—Si, si.—Luke alzó sus hombros.—Y dime, ¿cómo irás esta noche?.—puso su voz en modo coqueto y me batió sus pestañas rápidamente.

—Ni se te ocurra, no dejaré que me utilices de modelo.

—Que aburrida eres.–Luke chilló y yo le di un golpe amistoso en su hombro.

—Pues es que la estúpida temática es de máscaras, con trabajos sé que sostén ponerme y ahora necesito armar el vestuario, maquillaje y hasta el peinado. Todo para estar en un lugar donde no encajo, ni siquiera tendré con quien hablar.—Gruñí.

—Ay Ana, esto es una emergencia. Vámonos de compras.—Luke se quitó su delantal.

—Estas loco, no voy a cerrar, es temprano.

—Ana, ve por tus malditas cosas.–ordenó decidido.

Luke me convenció y después de todo el ritual de salida (afortunadamente no había clientes) nos marchamos a un centro comercial.

—Déjalo todo en mis manos, tú solo pon tu tarjeta del banco.–Luke analizaba cada tienda.

En la multitud divisé una cabellera rubia que yo conocía perfectamente.

—Ana, Luke.-Nos gritó animadamente una rubia que venía cargada de bolsa, se nos acercaba rápidamente.

Kate Kavanagh es mi mejor amiga desde que tengo memoria. Mi padre y el suyo se hicieron amigos en la universidad, ahora también eran socios. Kate era una chica hermosa, estudió periodismo porque su sueño siempre fue viajar y conocer todo el mundo, nunca estaba quieta y sabia que no se quedaría en Seattle tanto tiempo, pero aun así por el momento también era mi vecina, al igual que Luke.

—Que sorpresa. ¿Qué hacen aquí y no trabajando?.–Dijo Kate mientras pasaba su brazo por el hombro de Luke, atrayéndolo a ella.

—La maniática por el trabajo tiene un evento hoy y no tiene que ponerse.–Dijo Luke mientras fingía desmayarse.

—Un crimen.—Dije con sarcasmo viendo como mis dos mejores amigos asentían rápidamente.—Ni te pregunto que haces aquí, Kate, ya sé que amas ir de compras.

—Es que tengo un evento esta noche, la etiqueta es de máscaras o algo así.

—¡Vaya!, así que todos irán menos yo.—Yo iba a hablar pero Luke me interrumpió.—Ni me invites, créeme que tengo mejores planes.

—Al menos tendré con quien charlar hoy.—Le sonreí a Kate.

—Venga, Ana, vamos a buscarte algo jodidamente sexi.—Kate y Luke prácticamente me llevaron a rastras por todo el centro comercial.

Pisamos varias tiendas, recorrimos el sitio como 10 veces, ya no sentí los pies de tantas vueltas y mi cabeza iba a explotar si escuchaba una queja más. En este momento me encontraba sentada en una banca mientras esperaba el sermón de Luke.

—Es que nada te gusta.—Me reprochó Luke.

—No le puede gustar nada si no tiene ganas.-Dijo Kate, ella me conocía muy bien y sabía de mis inseguridades.

No tenía ganas de probarme ropa, no me sentí cómoda, la ansiedad se apoderaba de mi con solo pensar en que la gente me vería y juzgaría por mi apariencia.

Solté un suspiro al ver como mis amigos se sentaban junto conmigo, en verdad esto era muy frustrante. Nunca me ha importado lo que me pongo, pero cuando se trata de convivir con mis padres es otro asunto. Ellos pueden hacerme sentir mal por mi aspecto si no les gusta lo que llevo, es patético, a la que le tiene que gustar es a mi. Dios, en verdad que hoy no quiero soportar a mi padre.

—Es solo un estupido evento.–Me pasé las manos por mi rostro dándome masajes en la frente para prevenir un dolor de cabeza.

—Te sientes así porque no quieres que tu padre te ataque con sus comentarios negativos.—Dijo Kate poniendo sus manos en mis hombros dándome ánimos.

—Estoy harta, soy una mujer adulta. No dejare que mi autoestima sea pisoteada.–Dije decidida mientras me levantaba.

—Tú sabes que puedes lucir lo que sea, querida.—Luke se paró al lado mío.

—Dios mío, ese es el indicado.–Kate soltó un grito mientras corría hacia una tienda donde un maniquí portaba un bonito vestido color plateado/gris. Ese color me recordaba a una persona, alejé esos pensamientos de mi mente y seguí a Kate.

Kate y Luke hicieron que me probara ese vestido casi a la fuerza. Salí del probador y escuché como mis amigos aplaudían de la emoción.

—Ese es.–Dijo Luke mientras me alzaba sus pulgares en señal de aprobación.

—Solo nos falta la máscara y unos zapatos. Te vendrás a mi departamento para arreglarnos.-Kate estaba emocionada.

—Todavía necesito arreglar lo de mi cabello y el maquillaje.

—Me presento, soy tu hada madrina.–Habló Luke haciendo una postura muy graciosa.

—Luke.—Iba a decirle algo pero él me interrumpió diciéndome que le dejara practicar lo que aprendió de sus amigas y algunos amigos gay.

Encontré un antifaz de encaje que combinaba perfectamente con el vestido sin la necesidad de opacarlo, también Kate me escogió unas zapatillas que podía manejar sin problemas. Terminamos de pagar y nos dirigimos al apartamento de Kate, Podía permitirme el gasto, pero aún así maldije a mi padre por alimentar la vanidad y el ego.

Me pare frente al espejo del tocador que tenía en mi cuarto; seguía sin poder creer que era yo. Luke no dejaba de decir que tenía un cuello precioso, le hice unos cuantos chistes de vampiros y al final él hizo en mi cabello un recogido muy bonito. Hizo un maquillaje muy natural porque ya sentía que era demasiado, lo único en lo que él exageró fue en los labios porqué quería resaltar mis ojos.

—Bañada la gente cambia.–Chifló Luke cuando salí hacia la sala con el vestido puesto.

—No tenía esperanzas en ti, pero tienes talento, no eres solo un chef.–Salió Kate de la habitación de huéspedes donde se instaló para arreglarse.

—Se ven tan lindas. Son mi mayor obra de arte.–Luke aplaudía mientras se quitaba una lagrima falsa.—Dejen les tomo una foto.

—Estás muy bonita.-Le susurré a Kate mientras ella me respondía que yo igual me veía radiante.

—Voy a enmarcar esta foto y la pondré en mi pared de logros.—Luke nos enseñó la foto.—Ahora mis niñas, tomen sus máscaras y lárguense. Recuerden no tomar mucho, las quiero aquí a las 12 porque a esa hora se acaba la magia.—Nos entregó nuestras bolsas y nuestros antifaces.

—Si, mamá. Es solo un aburrido evento.-murmuré mientras me subía al carro de una Kate que reía por las ocurrencias de nuestro amigo.

Somos chocolateWhere stories live. Discover now