-Espera, ¿crees que si el Licaón siguiese vivo yo estaría aquí hablando contigo? Habriais encontrado mi cuerpo descuartizado varios días después. Pero mírame, estoy vendado y tengo otra ropa.

-Eso quiere decir que otro cazador te encontró- dijo su hermana aliviada.

-no...exactamente...- La imagen de aquella chica que dormía a su lado se le vino a la cabeza provocándole una sensación extraña.

-¿qué quiere decir eso?

-Yo-antes de poder explicarle el padre de ambos entró en la cocina causando que el corazón de los dos jovenes empezará a latir como una locomotora.

-acaban de llamarme de la casa norte de cazadores, han matado a un Licaón que vagaba con media cara desgarrada.-dijo con un suspiro mientras se frotaba la sien con las manos- y por la conversación que acabo de escuchar tú tienes algo que ver Drake.

-Lo siento padre-dijo el joven con el sentimiento de culpa aplastándole el corazón, su padre volvío a suspirar.

-no solo le atrajiste, tambíen le dejaste herido, y por lo tanto, hambriento.

-yo no le cause daño alguno padre, no me dió tiempo.-su padre le miro esperando algo más- lo único que sé es, que hace unas horas me desperté en un cuarto extraño totalmente curado y con ropa diferente-dijo señalandose el cuerpo.

-¿y nada más?

-sí, había una chica.

-bien, no sé que haces aquí perdiendo el tiempo, esa chica quizás sabrá algo más que tú. Encuentrala y si es necesario traela a casa.

-sí, padre- pasó por delante de su padre con la cabeza baja devido a la verguenza.

-solo no.

-Llévate a tu hermana.

-Llamara a Amanda.-dijo esta siguiendo las ordenes de su padre.

-Sabes las reglas Drake, y esta noche casi las has roto todas, no me decepciones más, ya es suficiente sabiendo que no puedes cazar.

Drake apretó los puños hasta que sintió un dolor punzante en las palmas de las manos y se alejó de la cocina.

Cuando Sam y Amy entraron en la clase, la gente empezó a hablar en voz baja unos con otros, ella simplemente se sentó en su sitio y siguió hablando con Amy. La profesora entró al cabo de unos minutos y las clases trascurrieron normalmente, a excepción de la última hora. un avión de papel voló hacia ella, pero era más rápida que un trozo de papel y lo esquivó sin problemas y lo cogío en el aire.

"has tenido suerte nueva, pero prepárate. Después de clases tendrás lo que te mereces"

Sam hizo una bola y la encesto limpiamente en la papelera, era cierto que aquello no era buena señarl, pero lo único que tenía que hacer era pasar del tema y no acudir.

Terminó la última hora y por precaución decidió librarse de Amy.

-lo siento, pero hay un sitio al que tengo que ir y preferiría ir sola. Prometo rencompesarte- Amy asintió, aunque Sam no lo sabía ella había podido leer la nota ya que se sentaba justo detrás de ella. Sam recogió sus cosas y salió del instituto, pero un par de calles más allá, el mueble con patas y dos amigos igual de dopados le impidieron el paso.

-¿ibas a algún sitio?- le dijo aquel armario parlante.

-Iba por aquello que me merezco- los tres se rieron y empezaron a pegarse codazos de complicidad los unos a los otros- a por mi disculpa-los tres se quedaron callados- después de como te comportaste ayer conmigo lo que me merezco es una disculpa.

-Tú eres la que me debe una disculpa- dijo enfadado y ella rio.

-tienes razón, siento haberte dado ayer una paliza, no era mi intención ridiculizarte delante de toda la case. ah no! espera, sí que lo era. Y veo que ahora has venido con dos amiguitos incluso más tontos que tú ¿tanto miedo me tienes?-El armario empezó a balbucear sin saber que decir.

-Entre los tres te meteremos una paliza niñata, aprenderás tu sitio- dijo uno de los secuaces del armario.

-pero si hablas, creía que los simios no tenian esa capacidad.- "perfecto ahora los has enfadado" Sam sabía que lo mejor en esas situación era correr como alma que lleva el diablo, por mucho que supiera eso de enfentrarse a tres a la vez y ganar solo ocurría en las peliculas. Pero para su desgracia aquellos tres armarios la había arrinconado.

"piensa Sam, peinsa. Recuerda, todo puede servir como arma" Pero ella sabia que no haría mucho daño si empezaba a golpear con su mochila. Movió un pie a la derecha para tener una posición más estable cuando se dio cuenta que el suelo estaba cubierto de arena y tablas debido a una obra que había cerca de allí. "perfecto"

Uno de los armatostes la empujó y ella se dejó caer al suelo, para su buena suerte, el mismo armatoste se agacho y ella agarró la arena para echársela a los ojos, cosa que le dejó ciego y le pegó una patada en la entrepierna "uno menos". Ella era mucho mas rápida que esos tres juntos. Rodo sobre la arena y agarró la tabla para pegarle en la cara al siguiente armatoste, rompiéndole la mandíbula "otro fuera de combate". Solo quedaba el armario con patas que se dirigía hacia ella lleno de ira. "Ira, el peor sentimiento para luchar, te hace ser torpe y dejarte dejar demasiado" Ella le esquivó sin problema alguno y le pegó con la tabla en la cabeza. Él cayó de bruces al suelo. Sam soltó la tabla y agarró al armatoste de la camiseta, levantándole un poco del suelo.

-Escúchame pedazo de simio, vuelve a intentar algo cotra mi y te encontraré y te asesinaré. Puedo hacerlo y no me costará nada- le soltó la camiseta y le pegó una patada en la entrepierna, este se retorcio de dolor mientras chillaba.

se alejó de allí a paso ligero cuando una mano se cernió sobre su muñeca demasiado rápido para que ella lo hubiese sentido llegar. "uno de esos simios no estaba cao del todo" Sam se giró aprovechando el impúlso para pegar una patada en la mandibula, pero fueron más rápida que ella y le agarrarón del tobillo y haciéndola girar para que cayese al suelo, pero ella no se iba a rendir, desde el suelo le hizo un barrido con la pierna haciendo caer a su atacante al suelo. Se montó sobre él impiediendole levantarse, y justo cuando iba a darle un puñetazo pudo ver la cara de su atacante, parándola en seco.

-Hola- dijo él con una sonrisa, ella se sonrojo al instante y no sabía que hacer. Era él, el cuerpo medio muerto que salvó anoche.

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