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¿Dónde estoy?

¿Qué hago aquí?

Fue lo primero que se le vino a la mente a JiHyo, acababa de despertar. Se encontraba en una habitación de paredes gris claro, en una cama medianamente grande con funda roja, con un escritorio en frente de esta y sus cosas se encontraban ahí. Supo dónde estaba cuando fue a por su mochila y observó retratos en el escritorio.

— ¿Qué hago en la casa de JungKook? —susurró alarmada para sí misma.

— Sí. —escuchó a lo lejos.— No se preocupe. —reconoció la voz de la persona; Jeon JungKook.— Sí, yo le digo. —se escuchó más cerca.

Park no sabía que hacer en ese momento, sus piernas la llevaron de nuevo a la cama, y cuando escuchó la puerta ser abierta, se escondió bajo las sábanas de ésta. Sentía muchos nervios, sin saber el por qué.

— Sí, señora...hasta luego. —aparentemente estaba hablando por celular.

El silencio le fue eterno hasta que sintió cómo él se sentó en el borde de la cama, a su lado.

— ¿Cuando vas a cuidar bien de tí? —dijo Jeon, por el tono de su voz supo que estaba fastidiado.— Tonta.

~ ¡¿Disculpa?! ~gritó indignada a sus adentros.

— Te traje comida. —y como si fuera arte de magia, el estómago de la chica le pedía casi a gritos que se alimentara. Sin embargo, la menor en ningún momento se movió, es más, hasta estaba aguantando la respiración.— Sé que estás despierta. —no obtuvo respuesta de la menor.— Park JiHyo. —suspiró. Últimamente estaba muy corto de paciencia, y JiHyo no estaba ayudando.— Por favor, no quiero estar fuera de mis casillas. —trató de calmarse. Park por fin se recompuso, no por petición de Jeon, sino porque de verdad moría de hambre.

~ Conste que fue por el hambre. ~

JungKook olvidó por un momento su enojo ante la escena que estaba presenciando; la rubia comiendo animadamente el sándwich que había hecho para ella. Por otro lado, ella disfrutaba del alimento, y se le hizo nostálgico el saborear la mayonesa hecha por la Sra. Jeon que su hijo siempre le añadía cuando hacía sus sándwiches.

Cuando la menor acabó de comer, los dos volvieron a la realidad.

— Me tengo que ir. —habló JiHyo rápidamente, al igual que se levantó y agarró su maleta.

— No te puedes ir. —repuso JungKook.

Park se congeló. La manera en la que el castaño le habló fue tan demandante, escalofriante. Ella trataba huir de él, pero esas simples palabras le hacían dudar si en verdad irse o no.

~ No caigas. Él sabe de sobra que te gusta, y cree que tiene cierto poder sobre tí. ~dijo su subconsciente.

~ Lo cuál es cierto. ~respondió ella.

~ ¡Esa no es la actitud! ~regañó.

~ Debemos de aceptar la realidad; él es mi debilidad. ~

~ ¡Pero no debe hacerse obvio! ~atacó.

~ Pero tremenda la oferta. Dice que me quede; difícil de rechazar al condenado. ~contraatacó.

~ Pero no imposible, así que mueve tu trasero y vete rápido de esa casa. ~

Sin pensarlo más, salió de la habitación y bajó las escaleras.

— ¿Eres sorda? —dijo Jeon a sus espaldas.— Mira la hora que es. —ella volteó a verlo y miró el reloj que colgaba en una pared.

~ Ya estoy muerta. ~maldijo a sus adentros. Ya casi eran las diez de la noche.

— Vivo sólo a unas cuantas casas de la tuya. —recalcó Park. Siguió con su camino a la puerta.

Ya estaría camino a casa si no fuera porque Jeon se atravesó entre la puerta y ella.

— ¿Qué pensará tu madre cuando le diga que te desmayaste? —fingió estar pensativo mientras miraba a la nada.— Y sobretodo, cuando se entere que no te estás tomando las vitaminas. —regresó la mirada a la chica; bastante sorprendida.

— Primero, ¿Me estás chantajeando? —inquirió.— Segundo, ¿Cómo sabes si me tomo o no las vitaminas? —espectante, cruzó los brazos en busca de respuestas.

— Primero, tómalo como quieras. —también se cruzó de brazos.— Segundo, no debo darte explicaciones.

— ¿Acaso me espías? —quería saber cómo él se enteró de que ella debía tomar vitaminas, no le había dicho ni a sus amigas. El mayor se quedó en silencio.— ¿Acaso te importo? —esa pregunta si salió de la nada. Mentiría si dijera que la azabache no quería saber la respuesta, pero le daba miedo que fuera negativa, no quería romperse más.

La seriedad del castaño se vió atacada por la indefensa mirada cristalizada de JiHyo. Detestaba verla llorar, siempre lo hizo.

¿Qué se supone que debe hacer ahora?

— La Sr. Park ya sabe que estás acá. —cambió de tema, y desvió la mirada.— Le dije que estábamos adelantando unos trabajos, que se te olvidó decirle. También que tu celular se cayó en el baño y por eso no respondiste a las llamadas ni mensajes; de paso le pedí permiso para que te quedaras porque ya te habías dormido. De haber sabido que ya habías despertado, no hubiera hecho lo último.

—Gracias. —se limitó a responder cabizbaja. La Park JiHyo impulsiva desapareció por completo.— ¿Qué prosigue? —preguntó al ver que no había movimiento alguno.

— Antes que nada, tómate las vitaminas. —ordenó JungKook. Ambos fueron a la cocina; JiHyo sacó las pastillas y se las tomó con agua.— Ahora...a cambiarse.

— Sí, papá. —respondió burlona; ambos rieron. La tensión iba desapareciendo poco a poco.

Se pusieron sus pijamas.

— Se me olvidaba lo grande que te quedaba mi ropa. —dijo él con una lave sonrisa.

— Pero me encanta. —respondió la chica feliz. De repente, parecía que estuvieran como en el pasado; cómodos el uno con el otro.

💜💜💜

Jijiji >.<

Tremendo el Kook

Buenas, gente. Reaparecí, no me morí ✌🏻

Nos leemos pronto~~🦄

Dueño De Mi Corazón (JungHyo)Where stories live. Discover now