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Tres semanas antes.




Se removió bajo las sábanas hasta acabar bocabajo, con las manos metidas bajo la almohada y los ojos entreabiertos.

En silencio observaba el triskel frente a él adornando aquella ancha espalda para, en segundos, dejar de verlo.

Carraspeó para hacerse notar y lo consiguió.

El dueño de dicho tatuaje cubierto por un henley púrpura se dio media vuelta y se lo quedó mirando.

Una sonrisa asomó en sus labios.

Hacía poco que había empezado a sonreír.

Para ser exactos, alrededor de aquellos dos años.

Y el causante de que ahora supiera sonreír era también el culpable de sus dolores de cabeza en un pasado.

-Y te ibas a pirar sin despedirte- echó en cara el castaño desde la cama.

-No quería despertarte- añadió el moreno sin borrar la sonrisa.

Dándose la vuelta, el castaño se colocó bocarriba, sacó una pierna por un lado de las sábanas y la dobló por la rodilla apoyando el pie en el colchón.

Volviendo a mirarle, agarró el colgante que llevaba al cuello y lo hizo bailar.

-¿Por qué no me dejas quitártelo?-

Le miró al oír su pregunta.

-Aún no- respondió.

Despacio, el azabache se aproximó hasta el lecho.

Con movimientos lentos fue agachandose para terminar sentado al borde y junto al más joven.

Movió una de sus manos y la posó en la rodilla doblada del castaño.

Éste la miró, viendo cómo iba deslizándola hacia su muslo.

Poco a poco.

Al mismo tiempo, también iba inclinándose sobre él.

Su rostro iba acercándose al del joven.

Cada vez más y más.

El castaño soltó su colgante y atrapó por la cabeza al moreno.

Enterrando los dedos en su negro cabello.

-¿Y ahora dónde tienes que ir?- interrogó.

-Salgo con Chris para México en una hora más o menos- respondió el moreno.

-¿Los...Calaveras?-

-Sí-

-¿Problemas?-

-Algo así-

-No des rodeos-

El pelinegro dejó oír un suspiro a la vez que una risita.

-Hombres-jaguares- contestó.

El castaño arrugó el ceño.

-Ouu, y ¿También mujeres?-

El moreno pudo detectar cierto tono tanto de celos como desagrado en su voz.

-Aún no la hemos encontrado-

El joven dio un suspiro.

-Yo...podría ir con vosotros, no tengo garras ni colmillos pero puedo usar un arma como Chris, tengo licencia y aunque no he disparado mucho podría...-

Los labios del pelinegro le hicieron callar con un beso lleno de sentimiento para después, muy despacio, ir rompiendolo.

No se alejó sino que permaneció a la misma distancia, apoyándose sobre una mano mientras la otra no cesaba de moverse por todo el muslo del castaño.

BEACON HILLS (STEREK) ¡¡FINALIZADA!!Where stories live. Discover now