c a p í t u l o 16

5.7K 679 184
                                    

— 2 0 1 4 —

— 2 0 1 4 —

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— Así que... el traje de pájaro, ¿fue tu idea?

Natasha río ante tal pregunta y Steve hizo todo lo posible por reprimir su sonrisa. Sam, desde el asiento del conductor le dedicó una mirada fugaz pero no una agradable.

— No fue mi idea, y no es un traje de pájaro.

Celine hizo de sus labios una mueca y se quedó pensativa por un rato.

— Tiene alas. —dijo con obviedad, y esta vez, Steve no fue capaz de controlar su risa.

Sam no volvió a protestar, y la castaña se mantuvo en silencio por todo lo que restaba de camino. Su atención iba de las calles, a Nat sentada a su lado tecleando algo en su teléfono.

El auto se detuvo minutos después, con mucho cuidado de pasar desapercibidos y estando atentos de cualquier persona sospechosa a los alrededores. Celine bajó del auto y se dirigió al portaequipaje. Steve apareció segundos después, con las manos ocultas en los bolsillos de su pantalón y luchando por encontrar las palabras correctas para acercarse a ella luego de la pequeña discusión que tuvieron.

— Hey. —dijo, ella apenas y lo miró— Sé que estás molesta, tal vez exagere un poco mis palabras.

La escucho soltar una corta risa al momento en que tomo el maletín en sus manos.

— ¿Podrías perdonarme? —la miro casi con súplica. La castaña colocó las manos sobre su cintura y alzó una ceja, le era difícil tener que admitir que ni siquiera setenta años después podía ignorar esa mirada que su mejor amigo usaba muy bien a su favor— No tengo familia, eres lo único que me queda. Puedes golpearme si eso te hace sentir mejor.

— Steve, no me molesta que te preocupes por mi o que quieras cuidarme todo el tiempo. Pero si me molesta que me creas una inútil.

— Yo no creo que seas una inútil... —aclaró de inmediato.

— Bueno, así me haces sentir. —expresó con frustración. Relajó su expresión y sus hombros dejaron de sentirse tensos— Pero eres mi mejor amigo, no puedo estar molesta contigo más de un día.

El rubio sonrió aliviado, se aproximó a su amiga y rodeó su cuerpo con sus brazos. Sus pies siempre se despegaban del suelo y eso le provocaba una pequeña risa.

— Debo admitir que estoy bastante impresionado. —comenta, dejándola nuevamente en su lugar— Me refiero a que salieras ilesa de ese encuentro. Bueno, más o menos.

Sus dedos señalaron las marcas sobre su cuello que ahora se hallaban más visibles, pues ya no tenía sentido seguir ocultándolas.

— En realidad, no fue porque tuviera grandes habilidades. —explicó, a lo que Steve frunció el ceño esperando saber más— Me miró desconcertado, y por alguna razón sentí algo familiar en él. Quizá no sea nada importante y yo sólo tengo ideas extrañas, pero pudo matarme, nada se lo impedía, y por alguna razón no lo hizo. Quisiera saber por qué.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄Where stories live. Discover now