Capitulo 4

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Observé por la ventana del auto, mi mirada estaba fija en los automóviles que iban pasando o eran arrebasados por nosotras.

Marta se había ofrecido a llevarme al instituto aunque sabía perfectamente que la razón por la cual lo hacía era que no quería que siguiera faltando a clases.

Suspiré llevando mi vista hasta ella quien tenía la mirada fija hacía el frente y las manos al volante, me miró de reojo y sonrió amablemente, sabía que intentaba darme ánimos.

Nuevamente llevé mi vista hacia la ventana sin decir nada, nos mantuvimos en silencio durante el recorrido y agradezco por qué así fuera.

—saca buenas notas—rió y me despedí con un movimiento de mano.

Di media vuelta, observé a los alumnos que se encontraban afuera, algunos reían, otros solo platicaban, se molestaban entre si, anotaban apuntes que seguramente eran las tareas que no hicieron en casa.
A lo lejos ví a Brandon platicando muy animadamente con la capitana de lacrosse del segundo grado.

Tan solo había pasado un mes de la muerte de Eliza y ya estaba ligando con alguien más, hacía como si nada, pero no era el único, todos continuaban como si el suceso jamás hubiese ocurrido o no fuese de importancia. Si bien durante su funeral asistieron tanto alumnos como maestros lo dejaron todo atrás.

Al entrar al salón de clases lo primero que observé fue que alguien más ya ocupaba el lugar de Eliza, nadie se había atrevido a hacerlo por respeto pero ese día una castaña que jamás había visto en mi vida se encontraba sentada ahí.

Justo cuando me acerqué para decir algo el maestro entró seguido de los alumnos restantes.

—a sus lugares, por favor.—Respiré profundamente y tomé asiento—creo que ya conocieron a su nueva compañera, Cristal.

La chica sonrió y saludo con la mano a quienes se encontraban a su alrededor.
La clase dió inicio, no preste atención, mi mirada estaba fija en el asiento en el cual se encontraba la chica nueva, ¿Por qué la dejaron sentarse ahí? Había más lugares disponibles.

—señorita Williams—lleve mi vista hasta el profesor quien me miraba impaciente.

—¿Si?

Me hizo una señal para que saliera—necesitamos hablar—asentí mientras me levantaba de mi lugar, caminé hacia la puerta del salón y salí seguida del maestro, ya estando allí me mantuve en silencio esperando a que hablara—¿Que pasa con usted?

—¿A qué se refiere?—pregunté sin entender.

—su rendimiento académico está disminuyendo, no presta atención, está muy distraída. Hace un mes no era así.

La última frase hizo que todo se derrumbara, ¿Me preguntaba que estaba pasando?
Creo que la razón era más que evidente, el mismo asistió al funeral.

—mi mejor amiga murió hace tan solo un mes—susurré a lo que rápidamente habló.

—no trate de justificarse con eso, todos tenemos perdidas pero el mundo no se detiene.

Para mí si, es como si mi mundo hubiese puesto una pausa desde aquel día, erróneamente puesto que los días no se detenían, más bien es como si yo me hubiese quedado congelada en ese momento.

El maestro me llevó al salón de audiovisuales, me dejó con una gran cantidad de múltiples trabajos para entregarle al final del día, el justificaría mi ausencia en las demás clases.
Me entregó la mochila y después se retiró dejándome ahí.

Las horas pasaron hasta que escuche el timbre de salida, cogí la mochila y me dirigí hacía la puerta pero está no abrió, tiré del picaporte con fuerza pero al parecer este se había atrancado, negué con la cabeza y volví a tirar con fuerza pero la puerta no abrió.

Mierda. Solo esto me faltaba.

Golpeé la puerta en repetidas ocasiones esperando que alguien que pasase por ahí me escuchara pero fue inútil, me dirigí hacía la ventana la cual sorpresivamente no abría. Suspiré con frustración y comencé a caminar de un lado a otro esperando a que se me ocurriera algo.

Saqué el celular de mi mochila con la esperanza de que aún tuviera algo de pila y así fue, miré la hora, ya habían pasado 40 minutos del timbre de salida, me dirigí hacía mis contactos, busqué el nombre de Dylan, el era el único que podía ayudarme. Opté por enviarle un mensaje de WhatsApp.

Alison: estoy encerrada en el salón de audiovisuales, ¿Puedes ayudarme?

A los pocos segundos me respondió.

Dylan: ¿Que haces ahí?
Dylan: ¿Y como te quedaste atrapada?
Alison: el maestro de ciencias me castigo, ¿Puedes buscar ayuda? Necesito salir.
Dylan: voy para allá.

Me sentía aliviada luego de leer eso. Puse una canción para matar el tiempo pero a mitad de esta mi celular se apagó, no entendía el por qué si aún contaba con el 50% de batería, intenté prenderlo pero no encendía.
Maldije, los minutos me parecían eternos, me estaba desesperando, tenía sed, necesitaba salir de una vez por todas.

—vamos Dylan—susurré caminando hasta la puerta.

—vendra pronto, el no dejaría que nada malo te pase—esa voz a mis espaldas me detuvo haciendo que me helara. Esa voz tan familiar.

Lentamente me giré encontrando sentada frente a mi a la pelinegra quién tenía su cabello suelto y vestía con unos jeans negros y un crop-top blanco. Tenía una sonrisa en su rostro.

—Eliza...

Lo último que recuerdo es que todo se nublo y me desvaneci.

¿Por Que Se Suicidó Eliza? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora