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Capítulo n. 4, 

Á N I M O S

Una leve risa se escapó de tu boca al ver la foto que te habían mandado, era tu hermanastro en su práctica haciendo el idiota

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Una leve risa se escapó de tu boca al ver la foto que te habían mandado, era tu hermanastro en su práctica haciendo el idiota. Casualmente también jugaba voleibol, como tus amigos, las discusiones sobre qué equipo era mejor eran ocasionales desde que eras amiga de el club de Karasuno.

Apagaste tu teléfono sin querer ser regañada ya que las clases estaban por acabar y estabas impaciente porque al día siguiente irías un partido oficial, para animar a los chicos. Te habías hecho cercana a ellos, y lo menos que podías hacer era apoyarlos en su lucha por llegar al campeonato nacional, por su puesto, a tu hermano también. Aunque posiblemente no puedas estar en sus dos primeros partidos, porque para tu mala suerte ese día debías visitar a tu madre, tener custodia compartida a veces te fastidiaba algunos planes, pero te alegraba saber que solo estarías un día fuera. No es que odiases a tu madre ni nada, pero te gustaba más la tranquilidad del pueblo que la bulliciosa ciudad.

El sonido del timbre hizo que saltaras recogiendo tus cosas de la mesa para correr hacia el gimnasio, por el pasillo saludaste a Yamaguchi y Tsukishima, que caminaban tranquilamente, pasaste de largo encontrándote con el otro dúo de primero, que como siempre competían por ver quién llegaba primero. Con una pequeña risa aceleraste para llegar antes que ellos a la puerta, saltando los escalones, contemplando como ambos chicos se tropezaban y caían sobre el pavimento.

─Sois como tortugas.

Te burlaste sacándoles la lengua, ambos refunfuñaron durante un rato pero luego de unos minutos se centraron en la práctica.

─¡Hey!

Noya prácticamente te arroyó, tumbándote, su cabeza descansó sobre tu hombro y no parecía querer soltarte, suspiraste con la expresión en blanco, te estabas empezando a acostumbrar a sus repentinos abrazos.

─¡Noya bastardo, yo iba a abrazarla primero!

Sentiste como alguien tiraba de tu mano fuertemente, sacando al chico que te había hecho un rolling thunder como si fueras un Pokémon salvaje, reíste un poco por tu comparación, entonces volviste a sentir como unos brazos te rodeaban, solo que esta vez era Tanaka quién te abrazaba. Enterraste la cabeza en el hueco de su cuello  empapándote con su aroma, disfrutando de la calidez que emanaban sus brazos, solo dejaste de sonreír cuando os separasteis.

─¡Mucha suerte!

Saludaste a todos haciendo una profunda reverencia, saliste del gimnasio con un pequeño sonrojo, había sido vergonzoso porque Noya quiso un beso de suerte y entre unas cosas y otras habías terminado plantando un beso en la mejilla de todo el equipo, incluso de Kiyoko.

Un poco más alejada, sujetaste fuertemente tu pecho, que palpitaba locamente al recordar que casi besas en los labios a cierto rematador por estar tan inquieto en su sitio. Ahora solo podías esperar para poder ver a tus amigos jugar, si superaban las primeras fases.

Corriste con una sonrisa por el recinto, acababas de llegar directa desde Tokio para ir al polideportivo de Sendai, con suerte llegarías a ver un poco del partido de los chicos o tu hermano

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Corriste con una sonrisa por el recinto, acababas de llegar directa desde Tokio para ir al polideportivo de Sendai, con suerte llegarías a ver un poco del partido de los chicos o tu hermano.

─¡Hey! ¿Dónde crees que vas tan deprisa?

Paraste al escuchar su voz, ensanchando tu sonrisa te giraste para poder hablar con él, balanceando tus piernas hacia delante y hacia atrás de manera infantil.

-─Hola, "hermanito".

Reíste haciendo que pudiera los ojos en blanco, pero tu expresión cambió al ver que parecía algo frustrado, lo notaste al mirarle de forma más detenida.

─¿Qué tal los partidos?

─Perdimos.

Te sentiste mal, sabías que se había esforzado mucho, además pensaste que se sentiría aun peor sabiendo que probablemente sea el próximo capitán, añadiendo peso a sus hombros, menos mal que tu no tenías que pasar por ese tipo de situaciones,  eras horrible tratando con la presión.

─Está bien, está bien, ¡Aún puedes jugar el año que viene!

Lo abrazaste cariñosamente, provocando que su agarre se hiciera más fuerte, conteniendo las amargas lágrimas de la derrota, no te gustaba verlo triste, bueno, a nadie.

─Debo volver con mi compañeros, ah, creo que el equipo de tu escuela acaba de terminar su partido.

Revolvió tu pelo con una sonrisa torcida, te despediste, volviendo a curvar tus labios en una brillante sonrisa, esperando ver a tus compañeros, esperando que al menos ellos tuvieran buenas noticias. Entonces viste sus expresiones. Miradas vacías. Labios apretados. Caras pálidas. Sonrisas rotas. Ojos vidriosos. No fue lo que esperabas.

Habían perdido, después de su gran lucha, habían caído confirmando todos esos rumores de "los cuervos sin alas". Si no te gustó ver como tu familiar perdía, menos te iba a gustar que ellos perdieran. Que él, perdiera. Después de todo lo que se habían esforzado para llegar hasta aquí, necesitabas levantarles el ánimo. Todos estaban decaídos, sobre todo el dúo enérgico de segundo, que estaban callados con la cabeza gacha, tu corazón se oprimió al ver la escena.

─¡Chicos!

Corriste intentando que el equipo no decayese más, alagando su gran esfuerzo en los entrenamientos y partido, dándoles esperanzas para afrontar la situación, pero nada parecía ayudar a los segundos años. Ahora tú también habías decaído, mirando como todos intentaban contener las lágrimas, mordiste tu labio interior también sintiendo ganas de llorar de frustración al no ser de ayuda. No pudiste hablar más con ellos porque debían volver al colegio, y tú debías regresar a casa debido a que era demasiado tarde.

─Ten cuidado en el camino.

Tu frustración se suavizó al sentir el tacto de Tanaka sobre tu hombro, te sonrió falsamente expresando que estaría bien y que te cuidases al ir a casa hoy. No te dio tiempo a despedirte, porque se habían ido para que no vieras su parte débil. No pudiste hacer otra cosa que irte a tu casa llena de pesimismo.

 No pudiste hacer otra cosa que irte a tu casa llena de pesimismo

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𝗦𝗲𝗻𝗽𝗮𝗶┃Tanaka RyonosukeOù les histoires vivent. Découvrez maintenant