-No voy a dejar que lo hagas. -Sentenció y se fue a la habitación.

Suspiré acomodando mi cabello. ¿Por qué Camila era tan terca? ¿Por qué no le gustaba que la ayudaran? Estaba frustrada, era exactamente lo mismo que en el tratamiento. No sabía qué pasaba por su cabeza. No podía creer que, básicamente, me prohibiera salvarle la vida. ¿A caso no quería vivir? ¿Para qué sufrió tanto con las quimioterapias si no iba a realizar el trasplante? Estaba segura de que no era solo conmigo, tampoco quería que sus padres se hicieran las pruebas y menos Sofí, que según lo que había leído, era la persona más probable a ser compatible con ella.

Estaba al borde con toda la situación, no sabía cómo había llegado hasta ese punto sin quebrarme frente a la castaña, era difícil, más que eso, casi imposible. Verla sufrir de esa forma, sentir que todo el tiempo estaba enferma, no dejarla comer lo que quería y para terminar, nuevamente estaba en esa situación en la que la veía irse lentamente y yo no podía hacer nada porque ella no me dejaba.

Tenía unas ganas inmensas de que todo fuese un mal sueño, despertar y verla presentarse en uno de esos shows que salen por la mañana, verla en primera fila de la arena mientras yo estoy luchando, luego bajar y abrazarla. Ir a sus conciertos y cantar sus canciones a todo pulmón, ver su sonrisa mientras hace lo que tanto le gusta y después llegar a casa y hacer el amor por horas.

Las cosas estaban siendo más fuertes que yo y la necedad de la castaña empeoraba todo, o tal vez yo estaba haciendo las cosas mal, ¿debería aceptar lo que ella decía? No hacerme la prueba y esperar a que un donante apareciera o que muera, lo que suceda primero. ¿Realmente debía esperar eso? Por más que le di vueltas, llegué a la misma conclusión, no, no debía quedarme sin hacer nada. Si ella no quería mi ayuda pues ni modo, yo se la daría de todas formas y no me importaba que se enojase, ella no iba a morir a la espera de algo que era muy poco probable que llegara y estaba segura de que su familia y sus amigas estarían de acuerdo conmigo.

Esa noche decidí dormir en la otra habitación, pensé que las cosas estarían tensas entre nosotras y tal vez necesitábamos un poco de espacio, agradecía que el cuarto estuviese a un lado, así podría escucharla por si me necesitaba. Y si que lo hizo, la escuché toser repetidamente y de inmediato corrí hasta la habitación...

-Hey, ¿estás bien? -Pregunté viéndola expectorar en un pañuelo sobre su boca. Lo miró y luego a mí con los ojos vidriosos. -¿Qué pasa? -Fruncí el ceño acercándome a ella. Levantó el pedazo de papel y vi ese líquido rojo sobre él. -Mierda... -Murmuré. -Llamaré al médico... -Me puse de pie, pero ella me detuvo.

-Estaré bien, dijo que esto podía pasar, es un signo de que necesito el trasplante. -Una lágrima recorrió su mejilla.

-Por favor, Camz. Déjame hacerme las pruebas, deja que todos nos la hagamos, no podemos perderte... -Supliqué empezando a llorar, eso era demasiado y yo ya no pude más, me desmoroné frente a ella. -No quiero perderte, me muero si te pasa algo, ya no puedo estar sin ti, Camila... -La miré a los ojos y su mirada se suavizó.

-Lauren... -Intentó decir, pero nada salió de sus labios, en cambio me abrazó, me abrazó fuerte, reconfortándome, diciéndome "todo estará bien", o al menos así lo sentí. -Está bien, cariño. -Acarició mi cabeza. -Dejaré que lo hagas.

***

-¿Sufres de alguna enfermedad que pueda transmitirse? -El médico preguntó y yo negué. -¿Cáncer? -Volví a negar. -¿Alguna cirugía recientemente?

-Me operaron la espalda. -Torcí la boca.

-¿Hace cuánto? -Frunció el ceño.

-Hace más de medio año.

Stay Fearless (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora