Capítulo II

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«¡Hija!»

Me muevo de un lado a otro en la cama, el sonido de la madera quemándose me pone los pelos de punta, el aire caliente se impregna en mi cuerpo y entra en mis fosas nasales para atacar mis pulmones.

«¡Blind, ayúdame!»

El calor crece con intensidad, la madera cruje, tal como ese día. Logro sentir dentro de mí el humo, quemando no solo la casa. Me cubro la cabeza con mi almohada; sigo siendo una cobarde, aunque esto sea un sueño se siente tan real.

«¡¡Hija!!»

—¡¡Papá!!

Suelto un grito, a la vez que lanzo la manta que cubría mi cuerpo manteniéndolo caliente, me pego a la pared en la cabeza de la cama mientras sujeto mis piernas, asustada. Mi respiración está agitada, es lo único que se logra escuchar en la fría habitación, mi pecho se eleva al ritmo de mi respiración. La madera rechinando y los golpes en ella no esperan por aparecer.

—¡Blind! ¿Estás bien? Estás sudando —su voz se escucha temerosa. Mi rostro se impregna con la calidez de su mano.

Tomo su brazo con fuerza; está descubierto, deduzco que durmió con una camisa de manga corta o sin ella. Jalo de su brazo, la cama se hunde a mí lado derecho, me abalanzó a él sujetando su torso cubierto por tela. Mis lágrimas mojan por completo su camisa, entre mi plañir escucho su voz repitiendo: "shhh". Acaricia mi cabeza con su mano derecha mientras que con la izquierda me sujeta fuertemente de la cintura.

—¿De nuevo ese sueño? —menciona. Asiento con la cabeza tratando de hundirla en su pecho.

—No me dejes, por favor —sollozo.

—Nunca lo haré, Blind, siempre estaré a tu lado, pase lo que pase.

Lo abrazo con más fuerza, recibiendo un quejido de su parte seguido de una risa con una pizca de nerviosismo. Me ha cuidado desde que tengo diez años y ahora, con dieciséis, sigo comportándome como aquella niña que acababa de perder a sus padres en una noche.

—Dormiré contigo para que te sientas más tranquila, ¿sí?

Asiento de manera frenética, hace tres años que no dormimos juntos. Recorro mi cuerpo al lado izquierdo de la cama, todo mi cuerpo se hunde junto con el colchón. Me acurruco en su pecho, con su brazo izquierdo me sujeta del hombro para abrazarme y tratar de hacerme sentir protegida. El cuarto se sume en el silencio nuevamente, y las voces vuelven a aparecer en mi cabeza. Me aferro más al cuerpo de Tsohg, una brisa fría invade mi cuerpo.

«Sigues tú»

—¡Blind!

—¡¡No fue mi culpa que ellos murieran!! —grito.

A tientas busco el cuerpo de Tsohg, pero no está allí, me recargo en mis rodillas aún en la cama buscando su cuerpo. De repente unas manos presionan mis hombros.

—¡Aquí estoy, Blind, aquí estoy!

—¡Idiota! —le grito mientras me tiro hacia él.

Me recibe entre sus brazos haciéndome aferrar a él. Sabe que debe hacer sonido para que pueda ubicarlo, más ahora que las pesadillas volvieron a mí.

—Lo lamento —menciona con arrepentimiento.

Inhalo y exhalo aire con lentitud, esperando que mi respiración se estabilice. Cuando creo que lo he logrado suelto el torso cubierto por tela de Tsohg, Pasan algunos segundos hasta que vuelve a hacer ruido que delata su ubicación; después de segundos en silencio su pie se levanta y cae con rapidez sobre la madera.

SusurrosWhere stories live. Discover now