Someday it'll be me [BakuTodoBaku]

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ASEGÚRATE DE CONTARLE UN BUEN CHISTE… Y EVITAR POR SOBRE TODAS LAS COSAS PERDERTE EN SU SORNISA.

La mala suerte siempre fue característica de su vida diaria.

Desde el hecho de que todos en la escuela lo consideraban como el perdedor de la clase. Lamentablemente Shõto era pésimo con los deportes, no podía correr más de tres metros pues ya sentía que le faltaba la respiración, definitivamente era un imán para los balones, cada vez regresaba a casa con más golpes marcados en el rostro, siempre era el último al que escogían para formar equipos de juego.

Shõto era el menos conocido en el colegio, no era ni el típico chico popular, ni el mayor nerd con buenas calificaciones, no, ni para eso tenía un lugar en la clasificación de los grupitos en la escuela. Pero al parecer eso a Katsuki Bakugō no le importaba, pues ese lindo rubio no pensaba que su compañero fuera un loco o aburrido, el peli cenizo lo tenía en un concepto diferente, y eso no le parecía nada malo.

A pesar de apenas tener doce años, Katsuki era una persona realmente inteligente, tolerante y de mente abierta, además de que el bicolor era su mejor amigo desde los ocho años y le gustaba mucho hablar con él. Para Katsuki, Shõto era un niño alegre con una muy bonita sonrisa, por eso mismo le hacía sentir cómodo y calmado todo el tiempo.

Sin embargo, incluso aunque conociera a Shõto desde hace tiempo, aunque ese agradable niño suele regalarle muchos chocolates en san Valentín, le cuenta cualquier chiste estúpido para levantarle el ánimo, o sabe la mejor forma de calmarlo cuando se siente frustrado, Shõto parecía no sentirse feliz al lado de su nuevo amigo, Shinsõ.

Para ser honestos, Katsuki sabía perfectamente que ese peli morado causaba extraños sentimientos en su ser, no solo porque a ambos les gustase el baloncesto y fuesen un gran dúo al anotar canastas, sino también debido a que Shinsõ era calmado, callado y paciente, lo escuchaba todas esas veces que el peli cenizo llegaba a la escuela molesto por todos los cambios que pasaban en su casa y las constantes peleas que tenía con su madre.

Shinsõ lo miraba apacible, centrando su mirada en un punto especial en el rostro de Katsuki, éste no podía evitar sonrojarse por cualquier tontería que dijese el peli morado, pero más increíble era la sensación que tenía en su interior las veces en que Shinsõ le sonreía, pues no era muy común ver ese gesto en el rostro de su amigo.

Shinsõ de verdad tenía una bonita sonrisa.

Le preocupaba que sus dos amigos no se llevaran bien, claramente había notado la incomodidad que se formaba entre los tres todos los días durante el almuerzo, y parecía ser que iniciaba desde el instante en que Shinsõ aparecía para sentarse debajo del árbol junto a Shõto y Katsuki. No obstante, el peli morado no mostraba ninguna actitud negativa, más bien era el bicolor quien se molestaba de inmediato y no volvía a pronunciar palabra alguna durante esos treinta minutos de receso.