5: À jamais, Diana.

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Alaia era una chica a la que conocían por su alegría contagiosa y su positividad a pesar de los malos momentos. Sin embargo había algo que podía acabar con aquella actitud, la tristeza. La tristeza era algo que la menor nunca había sabido controlar.

Y este mes era de lo más evidente.

Después de que por días la casa de los Cuthbert estuviera llena de vida, la vida se desvaneció después de que Jerry le rompiera el corazón a la pequeña.

– Tienes que comer algo. Y debes ir a la escuela. Hoy empiezan tus clases. ¿No estás ansiosa? – Trato de anima Andra.

Alaia no se movía de su cama, solo miraba hacía la pared de un lado.

– ¡Basta! Estoy cansada de esta situación. – Ava dió un golpe a la pared y se levantó molesta. – ¡La vida no gira entorno a alguien!¡Mucho menos entorno a un hombre! Si no te supo valorar ¡perfecto! El se lo pierde. Pero no permitiré que pases un día más en esa estúpida cama por un tipo como el. ¡Tienes 15 años!¡Y toda una vida por delante! – Dijo a la chica y desapareció por el pasillo murmurando un par de cosas. Cuando regreso llevaba con ella una jarra de agua. – Yo no quería esto pero tú me estás obligando.

Acto seguido le tiró el agua encima haciendo que el temperamento de la pelirroja saliera a relucir. Por primera vez en un tiempo se levantó de su cama.

– ¡¿Que te sucede porque hiciste eso?! – Grito con furia en sus ojos.

– ¡Tu te lo buscaste!¡Si lo que quieres es desahogarte ve y golpea a ese chico o haz que verdaderamente se arrepienta de haberla escogido a ella y no a ti!

Las palabras de Ava la hicieron entrar en razón.

Se dió una ducha dejando a sus tres hermanas en la habitación y cuando salió se puso un vestido hermoso que le había regalado Marilla para levantarle los ánimos.

Se miró al espejo con un moño que acostumbraba a llevar.

– Haré que te arrepientas de haberme roto el corazón.

Murmuró mientras se quitaba el moño y dejaba a relucir su hermosa cabellera. En lugar del moño se sujeto por abajo del pelo el liston y quedó como una diadema. Se veía espectacular.

Cuando bajo y se despidió de Marilla y sus hermanas miro que Jerry estaba en el granero.

"Si lo que quieres es desahogarte ve y golpea a ese chico"

Sonaron en su cabeza las palabras de su hermana. Con una sonrisa se acercó a él y cuando la vio se quedó quieto.

La inspeccionó de arriba a abajo y al final se encontró con sus ojos.

– ¿Cómo estás Alaia?

Escucharlo decir su nombre hizo que se le erizará la piel, pero no perdería su objetivo.

Cerro su puño con enojo y golpeó la nariz de Jerry con tanta fuerza que este cayó perdiendo el equilibrio.

– Ya estamos a mano. – Dijo mirándolo en el piso y sonriéndole falsamente para después dirigirse a la escuela.

Ella se sintió bien al hacer eso, si embargo sabía que el golpe que le dió a Jerry no fue nada similar a el dolor que ella sintió cuando rompió su corazón.

El chico se quedó estupefacto en el suelo mirando como se iba Alaia.

– Wow.

Se sorprendio al pensar cuanta fuerza podía tener una niña de 15 años.

Se levantó con la mirada hacia arriba para así evitar derramar más sangre.

– Señorita Cuthbert. Tuve un accidente.

Las Hermanas ShirleyWhere stories live. Discover now