XVII

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"—Mi amor, hablemos por favor. Ha pasado una semana, y siento que sin ti nada es igual. Giselle te necesito. Por favor, cuando leas esto, llámame."

"Gise ¿Lo recuerdas? Tú me lo regalaste cuando cumplimos un mes de novios, y desde entonces, ya han pasado dos años y tres meses... No tienes idea de la falta que me haces."

La jovencita leyó los últimos dos mensajes, de decenas que tenía, y suspiró, guardando su celular dentro del bolso, antes de tocar timbre en la casa de Beraelt.

"—Pasa, niña" —pronunció abriendo el portón, unos segundos después.

La castaña tomó su celular, estando frente a la puerta de la casa, y observó los nuevos mensajes.

"Gise, llámeme por favor, o respóndeme los mensajes, por favor. Ya no quiero seguir de este modo."

Y el segundo, era una foto de él.

—¿Ese era tu novio? Es muy feo para alguien como tú —sonrió divertido Beraelt, mirando la foto.

Giselle frunció el ceño y guardó el teléfono una vez más. Ni se había percatado que él había abierto la puerta.

—Le traigo impreso, como usted me pidió, lo que voy de la biografía, para que pueda leerla y darme su opinión.

—Fantástico, porque odio leer archivos electrónicos. Ven, pasa —le dijo tomando la carpeta que ella le entregó.

—Señor Athana ¿A qué edad dejó de vivir con sus padres? —le preguntó tomando asiento en el sofá, recibiendo un vaso de soda que él le estaba ofreciendo.

El rubio abrió una botella de vino, y se sirvió en un copa.

—A los veinte.

—¿Por qué?

—Ya era mayor de edad, y quería vivir solo. Además, de que mí hermanita también estaba allí, y pues... Necesitaba privacidad —rio divertido—. Un lugar para mi solo, dónde poder tener sexo con mi novia.

—¿Cómo se sintió al dejar su casa?

—Las primeras semanas algo nostálgico, lo cual es lógico, pero luego feliz. Estaba con mi novia, ella se vino a vivir conmigo, así que, no me sentía solo, estaba bien.

—¿Por qué terminó con ella?

—Quería hijos, una familia, y yo sentía que era demasiado pronto, sólo llevábamos cuatro meses de relación. Una completa locura —le dijo tomando un poco de vino.

—Mi mamá quedó embarazada de mí a los tres meses de relación con mi papá.

Beraelt comenzó a toser al escuchar aquello, y la miró sorprendido, antes de reír.

—Vaya, bueno, es cuestión de gustos. Yo no quería eso para mí. Sentía que era muy pronto, y que ella no era la mujer indicada con quién tener hijos.

—Descuide, no me ofende —sonrió suavemente.

—¿Y quién se ofendería al tenerte de hija? Estoy seguro que fuiste la locura más hermosa que nació de esa relación fugaz.

Ella lo miró a los ojos, y luego sonrió, mirando hacia abajo.

—Señor Athana ¿Qué tan frecuente visita a su familia?

—Tal vez cuatro veces al año como mucho.

—¿Por qué?

—Viven en Eritma, y... Luego de perderla, sentí que ese ya no era mi lugar, ni siquiera para visitar —le dijo dándole la espalda, sirviéndose más vino.

—La amaba mucho ¿Verdad?

—Ella era la mamá de todos, nuestra mamá. Su pérdida es algo que jamás superaré, y no me gusta hablar de ella.

—Lo entiendo, por su memoria, y por lo que significa para usted, no volveré a preguntarle por ella.

—Gracias...

Ella lo miró, Beraelt aún seguía de espaldas. Giselle guardó su libreta, y luego se puso de pie.

—¿Qué le gustaría hacer?

El rubio se giró y la miró confundido.

—¿Qué?

—Sé que toqué un tema muy importante para usted, y para qué ya no piense en eso, y dejar de lado por el día de hoy la entrevista ¿Qué le gustaría hacer de diferente? —sonrió.

—¿Qué tal una película? Yo invito, tengo el cine en la sala de al lado —sonrió divertido.

...

No me dejesWhere stories live. Discover now