II

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A la edad de veintiséis años, le importaba una mierda lo que la gente pudiera pensar de él. Había hecho tantas cosas en su corta vida, que estaba harto de todo ya.

Harto de las personas, de su imagen, de su pasado, de que todos lo vieran como un genio. Estaba harto de lo moralmente correcto, de que lo consultaran por todo, de entrevistas estúpidas dónde repetía siempre lo mismo.

Harto de dar clases en la universidad, de trabajar, de ser el ejemplo de todos los jóvenes de Kanat'ma.

¡Estaba harto de su vida!

Leyó lo que decía un artículo sobre él, creyendo que se trataría una vez más esas noticias estúpidas donde lo idolatraban... Pero no era así. Era una nota sobre lo arrogante, poco cortés, despreciable y frívolo que se había vuelto el "niño prodigio" de Kanat'ma.

—¿Qué mierda? —gruñó—. Isabel, llama al maldito diario de cuarta que publicó ésta mierda, y pídeles una puta explicación de lo que publicaron sobre mí —le habló a su secretaria, antes de arrojar el periódico.

Él mismo buscaría a la culpable de esa nefasta nota. No era más que una chiquilla resentida.

***

Sonrió al ver el árbol de Kanat'ma abriendo sus primos pimpollos, y le tomó varias fotos, para hablar en su blog personal sobre el comienzo del kok'ta en la isla.

—¿Te gusta hablar mierda sobre las personas? ¿O es qué no estás acostumbrada a que te digan que no?

Giselle se giró al escuchar aquella voz, y se encontró con la dura mirada de aquel estúpido pseudocientífico.

—Señor Athana ¿Vino a ver las primeras flores de Kanat'ma, también?

—¿Cuántos años tienes? Dime, para ponerme a la altura de tu estupidez.

—Si vamos a medir la estupidez en años, créame que yo jamás alcanzaría a la suya.

Él frunció el ceño y ella le dedicó una sonrisita burlona.

—No eres más que una chiquilla idiota.

—No participa del kok'ta Kanat'ma ¿Verdad señor, Athana? Quizás por eso tiene ese malhumor en todo momento.

—Ve a las seis a mi casa, el viernes —le dijo girándose para irse.

Giselle abrió los ojos sorprendida.

—¿Por qué?

—¿No querías una maldita entrevista?

—Lo siento, no voy a la casa particular de mis entrevistados.

—Que te acompañe tu mami o tu papi entonces, cariño —le dijo con fastidio.

Siempre tenía razón, era una chiquilla estúpida.

***

Sufría de migraña todos los malditos días, y sabía que para los kanatitas lo que hacía estaba mal... Pero él era de Eritma después de todo.

Colocó hierba en su pipa de agua, la encendió, y luego aspiró profundamente, antes de soltar despacio el humo, acostándose hacia el respaldo de sillón.

Aspiró una vez más, y cerró los ojos. Estaba solo en su enorme mansión, a oscura... Zhanda estaba solo desde hacía mucho tiempo.

Habían pasado cuatro meses desde la última vez que había visto a su familia. Y un mes de la última llamada con su madre.

"—Mi amor, no te ves feliz.

—Pues ¿Qué crees, mamá? Soy un maldito infeliz de mierda. Hace mucho olvidé lo que era ser feliz, lo que era reír... Hace mucho no siento nada más que pura frustración.

Zhanda, quizás deberías-

—No, ma, ya te dije que ese no es mi nombre. Desde que ella murió, Zhanda quedó atrás. Ahora soy Beraelt."

...

No me dejesWhere stories live. Discover now