Hacker

Christmas

Por supuesto que me quería a mi, todo rondaba acerca de mí.

¿Pero quién querría algo de mi? ¿Sería alguien de mi pasado?

Y si es así, alguien que asesina para llamar mi atención no creo que tenga buenas intenciones al respecto.

Y eso me lleva a la cuestión.

¿Si me quería a mí, quién dice que no pasaría por encima de los que preciaba en el intento?

Kill, Ryder incluso Adam estaban en peligro.

Para resolverlo necesitaba dejarlos fuera de todo a todos ellos y sobretodo tenía que averiguar más sobre mi misma.

Sobre mi pasado.

Tenía que enfrentar mis demonios.

No pude aguantarlo más y le di al botón de la manga.

Ni siquiera sabía que hacía.

- Si Witch Hunter me quiere, me tendrá.

Adam abrió los ojos más que nunca, creo que no se lo esperaba.

- Se lo que estás pensando.No puedes ir tu sola, te matará o algo peor.- Dijo Adam dándome una mirada cargada de sentimiento.

- Tiene razón, no podemos arriesgarnos. No puedes hacerlo.- Dijo Ryder mirándome preocupado.

- Ya había tomado una decisión en el momento en el que me dijiste eso Adam, puede que sea una mentirosa. Pero se lo que es el honor y poner a otras personas antes que a ti mismo. Y joder como el infierno que daría mi vida hasta por alguien como tú, Adam.

El bajo de mi vestido empezó a calentarse como el infierno mismo y luego un temblor en el suelo hizo que algunos federales se cayeran al suelo.

- Has apretado el botón.- Dijo Killian sin creérselo.

Cuando el resto de los presentes se dieron cuenta, ya fue bastante tarde.

No me había dado cuenta de que debajo de mi había la entrada para una alcantarilla, que se abrió y me tragó en la oscuridad.

Pegué un pequeño gritito.

Pude oír una maldición de Adam antes de caer.

Estaba rodeada de agua a presión que me llevaba a algún sitio desconocido.

Me recordaba a la atracción de agua en la que ibas en una barca a gran velocidad para mojarte.

Esta vez no iba con un barco.

De vez en cuando aguantaba la respiración por que la presión era tan fuerte que daba vueltas sobre mi misma.

Suerte que era agua limpia.

Izquierda, derecha, izquierda,izquierda, derecha y derecha.

Hasta que pude ver una verja de cuadritos al final del túnel.

No había que ser Einstein para saber que acabaría como un bicho en un parabrisas si no me frenaba.

Cada vez iba más rápido.

No podía agarrarme a nada solo podía rezar para pasar por el agujero sin morir en el intento.

Cogí todo el aire que pude y me hice una bolita.

Un dolor atronador surgió en mi brazo izquierdo que me hizo abrir la boca y tragar agua.

Caí con fuerza contra el agua y volví a la superficie.

El brazo me ardía y un dolor sordo lo atenazaba.

Tres entradas desenbocaban aquí y no todos tenían agua limpia.