Cógeme si puedes.

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Un par de números por allí, otros por allá y ¡Bingo!

Ya estaba dentro de la base de datos de la biblioteca en la que estaba.

Rápidamente corrí de vuelta al otro lado del mostrador mientras la mujer regresaba de buscarme un libro. Le di mi mejor sonrisa y me di la vuelta caminando hacia el otro extremo de la biblioteca en la que tenía mi ordenador.

Cuando la señora dejó de mirar, corrí hacia la mesa y abrí mi ordenador.

Como esperaba todos los archivos estaban ahí.

Miré por encima algunas fichas de posibles víctimas hasta que una me llamó la atención.
Ryder Wilson.

Su foto y toda su identificación estaban ahí mismo.

¡Vaya con el hombre perfecto! Tenía que haber devuelto un libro hace dos semanas.

Clické un enlace y miré el libro prestado.

Cumbres Borrascosas.

Quién diría que a un súper agente federal con el ego por las nubes le gustara leer una novela romántica como esa.

Además era mi libro favorito, desde pequeña.

Aunque con él todo era posible.

Quité la pestaña y seguí mirando un par de fichas más hasta que la encontré.

Alisson Johnson.

Todo era perfecto, acababa de ver a la chica en la sección de ciencia-ficción. Cambié su foto por otra mía y fui a una impresora que se encontraba cerca. Volví con el carnet ya impreso a mi asiento.

Miré por los vídeos de grabación de la zona que había pinchado y vi un coche negro estacionarse en frente de la biblioteca.

Salieron un montón de tíos con traje y corbata.

Mal rollo.

El FBI estaba aquí.

Desconecte las puertas automáticas y miré los planos de la biblioteca.

Guardé todo y fui hacia la sección de ciencia-ficción.

Cuándo estaba a punto de decirle algo la puerta de la sala se abrió estrepitosamente y pude ver entrar a los trajeados.

Me empuje contra Alisson, le robé la cartera y su móvil.

Caminé lo más rápido que mis piernas podían hacia la salida de emergencia que estaba al pasar un par de estanterías más.

Salí y baje las escaleras de incendios a toda prisa, no me habían pillado de momento.

Abrí la mochila y me cambié de gorra junto con mi chaqueta y las tiré en el contenedor que había al lado.

Había ido a parar a un callejón.

Saqué 20 dólares de la cartera de chica y esperé a un taxi.

Justo cuando el taxi se ponía en marcha pude ver bien al hombre que había bajado por las mismas escaleras que yo.

Ryder Wilson.

Ahora todo tenía sentido, él llevaba la investigación y había venido a cogerme.

Mientras el taxi se perdía en la marea amarilla de la hora punta, abrí mi ordenador de nuevo y junto con la tarjeta pude reservar una habitación en un hotel cerca del aeropuerto.

De repente algo me vibró en el bolsillo y lo saqué.

Era el móvil de esa chica.

Posiblemente fuera Ryder.

HackerWhere stories live. Discover now