¿Reto o Verdad?

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Tenía que descubrir quién quería meterme en ese fregado, en la que los muertos sólo eran la punta del iceberg.

Caminé hacía la tienda de móviles y compré uno de prepago, que al instante pirateé con un código binario simple.

Me fui al pequeño piso base que tenía en el centro y le robé el wifi al vecino que tenía como contraseña MiGatoSeLlamaPeluchin14.

Ahora la gente se cree que cuanto más largas sean las contraseñas, más a salvo estarán de gente como nosotros...

Si ya...y yo era la reina de Roma.

Además...

¿Quién llamaba a un gato Peluchín? Pobre gato.

Busqué noticias sobre los asesinatos de aquellos chicos.

Luke Williams era hijo de un carnicero de algún rincón de mala muerte en Brooklyn.

Sin novia, sin vida social conocida, no redes sociales que me faciliten el trabajo, notas mediocres y se graduó de milagro con un cinco pelado en las recuperaciones de Filosofía.

¿Quién suspende Filosofía?

Ningún familiar a parte de su padre.

Agnes Whitmore.

Hija bastarda de un magnate petrolero ruso, modelo en sus tiempos libres.

Notas mediocrees, novio arrogante, plástica hasta gritar basta.

Ningún familiar a parte de su hermano mayor, Rafé Mubrack de orígen pakistaní.

Ethan Glasbury.

Vaya, hemos dado con la joya de la corona...

Padres divorciados, sin novia, estuvo en un correccional hasta los diecisiete años por intento de atraco, agresión, posesión de armas blancas y posesión de sustancias estupefacientes.

Notas brillantes, trabajaba a medio tiempo en la libreria Forest Oak y pagaba las facturas de el tratamiento para su madre depresiva.

¿Qué tenía que ver con ellos?

No los había visto en mi vida pero al parecer ellos me conocían bastante bien.

Me colé en la base de datos del FBI y copié mi ficha además del fichero del caso.

Revisé las fotos y vi la foto que ellos habían sacado de mi.

Era una foto de cuando estuve en Manila, Filipinas. En aquella gala con el magnate millonario ese...

Vaya, me encantaba ese vestido...¿Dónde lo habría dejado?

En fin...

Creía que había quemado todas las fotos y pruebas de que estuve allí.

Al parecer no todas.

Recogí todas mis cosas y salí a la calle.

Me estaban siguiendo.

Me metí en una tienda de ropa de segunda mano y con el dinero que me sobraba compré la americana y la falda más feas que había.

Unas gafas de sol y unos tacones ortopédicos completaban el atuendo.

Cogí un maniquí de la tienda y le vestí con mi ropa, le puse una peluca y me metí en el baño para cambiarme.

Me hice un moño, me puse la peluca y salí.

En la puerta había unos federales que se llevaban las manos a la cabeza mientras tiraban el maniquí por el suelo, les miré por encima del hombro y me fuí a la calle.

Un taxi me llevó a la pequeña librería en la que Ethan Glabury había trabajado.

Vaya, los tacones son cómodos...

Saqué la placa del FBI que le había cogido "Prestada" a Ryder cuando me detuvo.

Y me creían tonta. ¡Já!

Me quité la peluca y me solté el pelo.

En el mostrador se encontraba una viejita.

- Buenas tardes señora soy la agente Scott estoy investigando el caso de Ethan Glasbury, ¿le importa si le hago unas preguntas?

- Hola querida. No, no me importa ¿qué le ha pasado al pequeño Ethan?

- Siento darle estas tristes noticias pero Ethan ha sido asesinado hace dos días y estamos investigando su caso.-La señora me miró raro.-Toda la ayuda siempre es bien recibida.

- Creo que se equivoca señorita...

- Evangeline, Evangeline Scott.

- Señorita Evangeline, el caso es que Ethan acaba de estar esta mañana aquí recogiendo algunos paquetes. Lo cierto es que iba muy apurado y estaba muy preocupado, tanto que se dejó un paquete.

- Si no es mucha molestia me gustaría verlo.

- Por supuesto, sígame.

La seguí hasta el interior del almacén y me entregó una caja pequeña y a largada que tenía rasgada la dirección del remitente.

Si Ethan Glasbury no estaba muerto ¿quién era aquel cadáver?

Además si...Ethan Glasbury estaba vivo... ¿por qué los otros no lo estarían?

La señora me entregó el paquete y robé un coche de alta gama para que la viejecita no sospechara.

Después de un par de calles, me paré en la acera y examiné el paquete.

Dentro no había nada más que Porexpan y una llave antigua gastada por el uso.

La dirección del remitente estaba arrancada pero tenía el código postal y sólo conocía un lugar en el que todavía se usaran llaves tan antiguas para cerraduras.

Encontré unos pantalones y camisa de hombre además de una navaja, una linterna y una mochila llena de libros sobre empresariales.

Un pez gordo...

Metí todo en la bolsa y llamé a un taxi.

De camino robé la cartera de una señora y le quité el dinero justo para el taxi.


Mientras estaba en el taxi me cambie a la ropa de hombre, arranqué un par de hojas, las hice bolas y me las metí en el pantalón.


Le compré la gorra de los Knicks al conductor y me la puse.


De camino ojeé algunos de los libros de economía.


Al llegar pagué al taxista que me dejó en la puerta y di la vuelta inspeccionando el edificio.


Era antiguo y tenía unas escaleras de incendios en un callejón que daba a las ventanas.


Me subí al contenedor y deslicé la escalera que estaba arriba.


La subí y empecé a mirar por las ventanas.


En los primeros tres pisos todo eran borrachos y furcias.

El cuarto estaba tapiado con madera pero por las aberturas se podía apreciar oscuridad total, mal olor y polvo.


En el quinto había una pareja hispana y en el último y sexto piso estaba tapado con papel periódico.


Si era alguno, tenía que ser ese.


Presté atención pero no se oía nada.


Intenté abrirla pero estaba cerrada, por suerte siempre llevaba encima unas ganzúas.


Conseguí abrirla sin hacer ruido, al entrar la habitación estaba vacía, pero se oían voces al fondo.


Me acerqué lo suficiente para oír algo como:


Ethan, Luke, ordenador y muerte.


Después alguien más habló pero sólo entendí mi nombre.


Una de las ganzúas se me cayó al suelo y las voces se callaron.
Mierda me habían pillado.
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Siento tardar tanto.
Besos.

HackerWhere stories live. Discover now