3.

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Lo que Hinata esperaba al salir de la puerta era un pasillo seco y vacío que lo llevase al elevador para poder ir a desahogar su dolor de cabeza con una buena y cargada taza de café. No un gemelo mirándole con recriminación con brazos cruzados y cara de se nos cayó el mundo. Viró los ojos, chasqueo su lengua. Él tampoco estaba de humor para tratar con Miya en esos momentos.

—¡Hinata, espera! —se escuchó desde adentro de la habitación.

Minutos atrás habían hablado más debidamente. Las cosas que habían pasado en la vida de ambos, esa evolución que era la prueba de que cada segundo que pasa la vida avanza. El surgimiento de nostalgia les hacía recordar su pasado, el cual nunca fue tenue. Hinata conocedor de esto solo podía reír. Todo aquello había acabado solo tocaba esperar que vals vendría a continuación. ¿Qué les deparaba el futuro?
Una pregunta que se quedaba en el aire. Veinticinco minutos exactamente para ponerse al corriente de la vida ajena de la persona que tenían al frente eso sumando que ambos pasaban pendientes de las redes sociales del otro. No había mucho que agregar realmente, gracias a los hashtags y etiquetas como: #Conelgranreyenbrasil #comidabrasilerapapis #extrañoelsachimi #jajajsalu2nomegustaelsachimi #enrealidadsimegusta. Para el "el rey de la cancha" no pasaba desapercibido el chico de cabello naranja, en cuanto al pelinegro que posteaba de vez en vez no podía decir mucho.

No fue hasta que Kageyama estaba ya más calmado gracias a las pastillas que cargaba Hinata en su bolso que pudieron hablar sobre esos temas. Hasta ese punto todo estaba bien; básico pero bien. Sí tan solo el pelinegro no hubiese comentado de forma indebida sobre "las picadas de mosquitos" que Hinata tenía en su todavía torso desnudo aquella pelea nunca hubiese tenido pie.

—¿Y qué te pasó en el pecho? —preguntó con cierta diversión.

Muy cierto era que apenas era el inicio de la temporada, circunstancias por las cuales Hinata priorizaba estar en un rendimiento cien por ciento saludable. Sufrió un colapso pasando por un coágulo uno de sus dedos, dolía por todos los Dioses, expreso la sensación arrugando el rostro y Kageyama simplemente tiró una carcajada. Hinata enserio deseaba que pasara como decía Leticia Escalante literalmente «fulminarlo con la mirada» todo eso sacado de novelas latinas.

—¡Oh! Veo que has adquirido la capacidad de reír —contraataco con sorna.

Kageyama solo ensanchó más la comisura de sus labios. Movió su dedo en protesta junto con su cabeza negando.

—Yo soy un adulto —no iba dejar que Hinata ganase. —Nunca comprenderás lo que es la madurez si te sigue molestando cada pregunta que te hago.

—¿Eso crees? —reto el más pequeño.

—Sí —respondió corto.

—¡Buajaja! —dijo en un tono característico empleado por casi todo el mundo para representar que un villano.

Los ojos de Kageyama fueron a parar a los cafés intensos del más bajo, quién solo plasmaba satisfacción en su rostro, cosa que desequilibró la confianza de el ex alumno de Karasuno.

—¿Perdón?

—Te explicó. La adultez está en... —su rostro se intensificó en carmín tras las palabras que iba a decir, sus mejillas estaban ardiendo -tener... -elevo sus cejas de forma pícara .

—¿Sexo?

—¡Kageyama! —adquirió un tono aún más rojizo.

—¿No era lo que el adulto quería decir? -se burló.

Eso era justo lo que iba a decir. Sin embargo Hinata Shouyou seguía sin tener experiencia en ese tipo de cosas, aunque habían chicas en Brasil que coqueteaban con él, Hinata priorizaba el volleyball dejando a las féminas suspirando en las banquillas mientras le gritaban «Eu te amo muito». Solo que surgía un problema al respecto. Algo que parecía muy borroso en su mente. Hinata quería creer que simplemente lo había soñado. Después de todo no recordaba bien que había pasado la noche anterior, y fingió ignorancia tras ver a Kageyama sin indicios de enfrentamientos en su rostro.

—Iba decir un club de fans en las redes sociales.

Sacó su celular para molestar al pequeño pero más alto Kageyama. Solo era de mantener presionado para que la huella agarrase la aprobación de desbloqueo.

Ninguno de los dos esperaba ver lo siguiente:

—Un vídeo~, un vídeo~ —canturreaba Kageyama. -Oikawa espero que veas esto~

—Yo lo prohíbo. Natsu, tú no lo veas —se interpuso el más bajo quitándole el aparato de las manos.

En el vídeo Hinata estaba encima de Kageyama sin su remera de Volleyball, en realidad sin nada. Mientras que Kageyama se encontraba desnudo del torso para arriba.

Aunque aún faltaba trece minutos para que acabase el vídeo Hinata decidió que era hora de huir sin embargo Tobio quién se congelo ante la imagen lo miro afiladamente tomando su muñeca para que no intentará escapar.

Esto no era Gran Torino señores.

—Explica —dijo en un tono excesivamente duro.

—Si lo supiera te lo diría, pero como ves que yo tampoco sé nada —ante la respuesta Kageyama lo miro mal —¡Suéltame! —exigió Shouyo.

Hinata empezó a sudar al ver que Kageyama intentaba tomar su celular. No eso no.

Se safo como pudo para luego saltar a su altura y asestarle un golpe en la frente, el cual dejo con el culo roto (dolido) al de cabello negro.

Y justo cuando iba contraatacar Hinata decidió ir a su hotel, para aclarar toda esa situación. En ese punto se encontraba molesto.

—¡Mierda! —su corazón tembló.

¿Qué habían hecho?

Azotó la puerta y lo primero en su vista fue a Atsumu quién lo miraba con reproche.

Poco le importo y siguió su camino al elevador. Seguramente el monstruo tras él sería peor que lidiar con el Miya.

—¡Hinata espera!

Era Kageyama.

Su voz sonaba a enojo puro.

—¿Qué está pasando Shouyou?

—Te explicó luego, por ahora camina como si tu vida dependiese de eso.

Corrieron.

Honestamente la posibilidad de que Kageyama los alcanzara era mínima. Las puertas se cerraron frente a un enojado y sudado pelinegro.

—Y así amigos es como rescate a una princesa —agrego Atsumu riéndose.

¡Mierda!

¡Espera Kageyama! [KageHina]Where stories live. Discover now