No quería amarte, pero entonces apareciste frente a mi puerta un domingo a las 8:00 am. Trajiste chocolates, palomitas, una docena de mis películas favoritas y tu cálida compañía.
No quería amarte, pero estuviste conmigo todos los tristes y melancólicos domingos que tanto odiaba. Llegabas con esa resplandeciente sonrisa acompañada de un par de lindas y sinceras palabras.
YOU ARE READING
Restos de Ti
Short StoryA veces, le dedicamos el insomnio a alguien que ya se durmió; pero, ¿no te parece que pensar de más es la enfermedad terminal de los sentimientos?. Yo en sus modos, encontré mi modo favorito de morir.