¿Qué es lo que siento?

396 52 46
                                    

"Y cuando te me acercas
Se acelera mi motor
Me das fiebre
Me hago fuego
y me vuelvo a consumir

Dame solo un beso
que me alcance hasta morir
Como un vicio que me duele
Quiero mirarte a los ojos"

— H.

28/ Julio/2005


Ya no hay más pequeños, todo aquello que pudo ser enseñado, fue aprendido a malas, todo aquello que pudo llevarles por el camino del bien, se perdió en las calles de la ciudad. Los adolescentes, bastante jodidos para el poco tiempo vivido en este mundo, pero siempre con ganas de luchar, habían aprendido a sobrevivir de la manera que fuera y en estos años se las habían visto difícil, porque aunque vivian con el padre de Horacio, este no les soltaba ni un centavo. "Agradezcan que no les cobro renta." les reprochaba cuando este les llegaba a pedir dinero "prestado".  Por esto es que ellos se habían encargado de ganarse el dinero. 

Cuando John se fue a un asilo de mayores, Horacio ya no pudo trabajar en la pizzería, así que Gustabo tomo la decisión de trabajar como vendedores ambulantes como él hacía. Este trabajo lo tuvieron por un buen tiempo, pero se la pasaban en la calle a diario, no les alcanzaba para comida, algunas veces Gustabo ni siquiera probaba bocado con tal de que Horacio estuviera satisfecho. Aparte solían robarles la mercancía, o tenían que huir de la gente que estafaban. Era bastante arriesgado, así que después de unos años decide pasar a lavar coches, trabajo que les dejo más dinero y aunque toleraron por otros años, al final lo dejaron por el jefe que tenían, lamentablemente Gustabo odiaba seguir ordenes y más de tíos que se querían aprovechar de él.

—Se cuánto trabajamos, y aún sin ser el mejor haciendo cálculos, lo que tu nos estas pagando es una mierda. — le mira retador — Pero tranquilo, sé que podemos arreglarlo, porque tu no quieres que los demás se enteren, mira que quedarte sin todos tus trabajadores, pues....

— ¿Crees que te harán caso? — cuestiona burlón aquel señor barrigón y calvo, que apestaba a cigarro.

— Hombre ¿Lo dudas? — se acerca hacía el escritorio de aquel señor, con mirada firme y segura— ¿Te recuerdo qué hice cuándo quisiste golpear a Horacio? — el barrigón se recarga en su silla con disgusto — ¿Qué hice? ¿Qué hice? Ah sí, hice que nadie moviera un solo dedo y que faltarán hasta que te disculparas frente a todos. — sonríe con egocentrismo.

Sí, así había logrado controlar a su jefe por años, hasta que decidieron irse, porque al blandito de Horacio, como le decía Gustabo, le había querido hacer daño y este con miedo le rogó a Gustabo que se fueran. 

Actualmente trabajaban de repartidores de periódico. Era un trabajo relajado, iban en sus bicicletas por la ciudad, lanzando el periódico y listo. Un jefe bastante justo en el salario y que no se interesaba en ellos, ni para bien, ni para mal, así que Gustabo la llevaba tranquila. En este trabajo habían conocido a un chico que les relaciono con otros, tenían edades aproximadas, unos más grandes, otros menores.

Germán un pelirrojo, pecoso de ojos azules con 21 años, el mayor de la pandilla por un mes, un chico agresivo, pero con los chicos era alegre y bromista, bastante abierto con su orientación sexual. Llevando su cabello siempre bien arreglado, cadenas en su cuello características de él y alguna buena prenda de vestir. La mayor parte del tiempo estaba pegado a Horacio, este le atraía, y aunque a Horacio le gustaba sentirse alabado por el mayor, tenía claro que no deseaba tener una relación con él, ya que sus sentimientos iban hacia alguien más, alguien secreto y hasta cierto punto prohibido.

Andy un afroamericano, de ojos oscuros, cabello rizado y despeinado, alto y robusto de 21 años alguien bastante intimidante, de hecho él era una de las razones por las que respetaban a la pandilla, sin embargo con su buen humor se ganaba la confianza y amistad de la gente, solía ir a peleas callejeras, más bien llevaba a la pandilla a estas peleas, donde él controlaba las apuestas.

✧ ɪɴ ᴍʏ ʜᴇᴀᴅ ✧Where stories live. Discover now