c a r r e t e r a c a r a c a s - l a g u a i r a ⊙ h a n j i s u n g

006

¿Cuál es la exageración pue'?.

Abrí los ojos como si hubiera visto a la llorona y fui directico a buscarle un vaso con agua, mi papá se volteó inmediatamente y escuché como una bolsa se deslizaba por encima del mesón mientras yo aún terminaba de llenar el vaso de Thor que me compró Chris una vez que fuimos al cine.

Alexandra en cuanto vio el vaso aparecer en frente de ella lo agarró y se pegó sendo e' trago como si esa vaina fuera limonada. Me paré detrás de ella y empecé a darle coñacitos en la espalda como si fueran palmadas, mi papá llevaba varios minutos preguntándole que si estaba bien pero ella solo tosía y tosía. En una de estas levantó la cabeza y escupió un pedazo de lo que se había estado comiendo en el fregador para luego empezar a reirse como la loca que era.

ㅡMira, Alexandra. Yo te voy a decir una vaina, tú vuelves a hacer esa gracia y te juro que no te vuelvo a brindar nada.

a.

ㅡ¿Ya 'tas bien?.

ㅡMás de allá que pa'ca pero bueno gente, contenta porque yerba mala nunca muere.

Rescata un tiro en la cien pa' ve si esa lógica te sigue sirviendo, güebona.

Papá suspiró lentamente y llevó el dorso de su mano derecha a sus lentes mientras escondía la izquierda detrás de su espalda, se apoyó en el mesón al igual que yo con la diferencia de que yo estaba en el otro lado. Yo seguía pensando en que Alexandra se había ahogado cuando yo entré, pero sabrá dios que era lo que se estaban comiendo.

ㅡJiJi, ahí están unas donas que te trajimosㅡ levantó la bolsa que había batuquiado un poco antes con intenciones de arrimarla y me las pasó mientras se reía un poquito ㅡNo me mires así, tú sabes que fue idea de la mentepolla de tu prima.

Miré a Ale, quien simplemente estaba sentada encima del mesón con las piernas abiertas y sus brazos dentro de estas mientras me miraba y asentía.

ㅡ¿Qué te puedo decir?... hay que aprovechar.

ㅡQué chistositos, y yo pensando que me iban a picar en pedacitos cuando eran ustedes en medio de la cocina jartandose unas donas como si yo les fuera a hacer algo.

ㅡ¿Vio, tio?, si no me hubiera contado el chiste del pollito otra vez nos las hubiéramos bajado toditas. Qué papaya.

Marico, ¿es que Alexandra no se cansa de esa vaina?. ¿Cómo le va a dar risa esa vaina después que han pasado como 8 años desde que le contaron el chiste del pollito que respiraba por el culo?.

ㅡNo no, ¿qué culpa tengo yo que tú tengas la seriedad de un payaso de rodeo?. No seas cínica, chica.

Sabiendo que estaban a un pelo e' rana de empezar a discutir como si fueran niños de preescolar agarré uno de los platos que estaban a mi lado y le monté la bolsa encima. Busqué una taza y le serví el poquito de café que dejé en la mañana para llegar y mirarlos otra vez.

Alexandra vio el plato y la taza, vio a mi papá, me vio a mí y luego se rió.

ㅡHijo, ¿ya comiste?. Yo ahorita voy a montar el almuerzo, si quieres comer...

Coye, vale, me saqué el doble gordo con este señor.

Después de explicarles que eso fue lo que bajé hacer subí con Alexandra a ver de que podíamos hablar mientras ella me ponía el cuarto patas arriba. A mí no me pregunten, esa es maña e' ella.