Capítulo 78 parte 2-Encontrarse.

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Quizás no siempre las cosas salen como deseamos, siempre habrán golpes, caídas que te marcarán en el camino, pero por más difícil que sea, siempre se encuentra la luz al final del camino, ¿El amor duele? Más de lo que debería, te destruye, te carcome el alma, pero cuando se ama de verdad no todo está perdido, la esperanza Siempre prevalece, por más mínima y pequeña que este, siempre vivirá encendida, escondida en lo más remoto del corazón.

Tal vez las cosas no habían terminado de la mejor manera, siempre se está cada vez un poco más rotos, pero el amor crecía era el único sentimiento que nunca los abandonaba. Los días comenzaron a pasar, Federico dedicó su tiempo a la hacienda, trabajando aquí y allá, supervisando todo a su alrededor y vigilando en silencio a su adorado tormento, las cosas no estaban bien entre ellos, cruzaban una que otra palabra y solo para lo necesario, Cristina necesitaba reposo y lo menos que quería era caer en una discusión mayor, su hijo debía estar bien y él se encantaría de ello, ¿Que si seguía enojado? Claro que lo estaba, desde un principio todo era caos, desaciertos, ¿Porque todo sería diferente ahora? La amaba y eso nunca cambiaría, él solo quería tranquilidad, sobrellevar las cosas de la mejor manera posible, sin duda alguna la relación más complicada que podía existir la mantenían ellos, por las noches miraba la pared pesando en todo, no la juzgaba porque seguramente el hasta hubiese actuado de la peor manera en su caso, pero consideraba que Kendra a pesar de todo su sentir nunca había insinuado algo, o por lo menos él no lo sentía así, era extraño, desvincular a otra persona a la que quería por sentimientos inapropiados.

Cristina por otro lado, trataba de mantener la mente ocupada, por las tardes se paseaba por el jardín junto a María, le sorprendía lo rápido que crecía su hija ¿En qué momento había dejado de ser su pequeña? Para ella nada cambiaría, pero le dolía el solo hecho de que ya estaba a muy poco de convertirse en toda una mujer, solo quería que su hija fuese felíz y sabía que aunque se hiciera la fuerte, también estaba cargando con todo el peso de los dos, de verlos tan distanciados.

—Mamá.—La miraba algo dudosa.

Cristina miraba hacia el horizonte, el sol se despedía a los lejos como cada tarde.

—Que sucede hija.

—¿Se van a divorciar?.—Soltó tomándose de las manos con nerviosismo.

Cristina se giró un tanto sorprendida, sabía que llegaría ese momento, pero realmente no quería enfrentarlo, era un tema que venía evitando por muchas razones.

—Hija...

María se armó de valor para sacar todo lo que llevaba guardándose, debía hacerlo.

—Mamá ya no soy una niña, se perfectamente lo que está pasando y perdóname por lo que voy a decir.—La mirada se le entristecía.—pero ya yo estoy cansada de esto, es lo mismo de siempre, una semana están bien y dos meses muy mal, me estresan, se aman pero se complican las vida los dos.—Se pasaba la manos por la cara con frustración.—¿A dónde vamos a para eh? Esto no puede seguir así, me voy a volver a loca.

Era un reproche ella lo sabía y no la culpaba, pero ni siquiera sabía cómo manejarlo.

—Maria, lamento que estés pasando por todo esto hija.—Se acercaba a ella y la tomaba de las manos, el corazón le daba un vuelco.—no se que valla a pasar con nosotros, pero te aseguro de que pase lo que pase todo va a estar bien, no quiero que te mortifiques por nada.—Ya ni sabía que existía entre ellos, era muy difícil de esconder lo que a simple vista se distinguía.

Ella bufó sin poder evitarlo, no se daría por vencida.

—¿Crees que no te he escuchado llorar por las noches?.—Le reprochó con seriedad, Cristina abria mucho los ojos al verse descubierta ¿Tan obvia había Sido?.—¿Que no he visto tomar a papá hasta altas horas de la madrugada? Nada está bien, ¡Nada! Y yo no quiero vivir a si mamá, no es justo, por amor a Dios.—Se desesperaba.—¿Está es la vida que quieren para toda la vida? Porque que feo caso el de ustedes entonces.—La miraba fijamente, sabía que Cristina estaba más sensible que nunca, con todos los acontecimientos y el ultrasonido en puerta no hacía más que agotarse emocionalmente.—mi hermano no se merece está vida.

¿Porque Debo Quedarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora