息子

2.7K 170 7
                                    

Yamada con el rostro apoyado en la palma de su mano sintió una sonrisa tirando en su rostro. Era distinta a las enormes que normalmente exhibía y que no tenían otro motivo de existir más allá de su eterno entusiasmo; ésta en comparación parecía una mueca apenas perceptible que muchos podrían haber confundido fácilmente con la posición que debería tener su boca en estado de reposo, aunque esta observación se desmentía al observar el tinte cariñoso que empapaba sus ojos en ese momento sin gafas.

Se le miraba embobado, sereno como pocas veces. Sentado a la mesa del comedor de su residencia impedido de apartar la vista de la escena que se desarrollaba frente a sus ojos aun cuando su desayuno comenzaba a enfriarse. Era un estado completo de abstracción que se había vuelto recurrente en el último mes, desde que su esposo había arribado a casa sosteniendo entre sus brazos un niño de siete años de coloridos cabellos morados.

Shinsō Hitoshi había llegado a su vida tomándolo desprevenido aún cuando tendría que haber estado preparado, asemejando un tifón en temporada sorprendiendo a un turista incauto en Okinawa. Yamada tan sólo recordaba haber hablado con su marido acerca de la idea de adoptar en un futuro aproximadamente un año atrás, y quizá un par de veces cuando lo vio tramitar papeles para entrar en el sistema. Pero el tema se había enfriado apenas comenzaron sus trabajos como profesores de preparatoria, hundidos en la enorme cantidad de trabajo y conociendo la cantidad de requisitos legales para adoptar en su país nadie podía culparlo por haber pasado por alto todo lo que había acontecido hace tan sólo unos meses y que había resultado en su paternidad.

¡Dios mío, Shōta y él ahora eran padres!

Era una imagen extraída directamente de sus más remotos y surrealistas sueños, ya sabía él que era prácticamente imposible que a alguno de los dos lo considerarán adecuado para adoptar un niño. Ambos figuraban aún como solteros legalmente —por más que la alianza en su dedo indicase lo contrario—, los padres biológicos difícilmente cederían su custodia a un hombre soltero en sus veintes y con el salario modesto de un educador de preparatoria. 

Pero ahí estaba, un pequeño niño que además parecía ser la copia exacta del Shōta que conoció en su primer año de escuela primaria. Calmado y eternamente somnoliento el pequeño Hitoshi parecía haber sido engendrado para ellos. 

Ahora mismo regresando a su situación actual, Yamada todavía se sentía flotando en una realidad que más parecía fantasía, una en la que tenía miedo de dar movimientos bruscos y despertar antes de la llegada de Hitoshi.

Pero el pequeñito estaba ahí, tan corpóreo que no importaba cuántas veces sostuviera su mano no se convertía en espejismo. 

—Otra vez tienes cara de retrasado— murmuró siempre dulce Shōta, finalmente desviando su atención del rostro ahora limpio del niño que recién había terminado de desayunar al suyo. Analítico, la mirada penetrante y oscura se paseó por su rostro, diseccionando cada micro expresión hasta quedar satisfecho antes de regresar al niño, suavizándose 

al instante en que recogió las manitas pegajosas por la miel de los panqueques y comenzó a limpiarlas con una toallita mientras el infante inflaba ligeramente sus mejillas.

—Ya no soy un bebé— se quejó en voz baja pero sin atentar en ningún momento a retirar sus manos. Yamada sonrió nuevamente perdido, jurando haber visto un gesto idéntico en Aizawa hace tantos años, una queja que carecía de fuerza ante una muestra de afecto.

—Lo sé. Eres un niño grande e inteligente, nunca pensaría lo contrario.

La voz tranquila de Aizawa, segura y honesta sacudieron en una oleada de autoconfianza al pequeño niño, parecía más radiante mientras esbozaba una sonrisa amplia que nunca le había visto y que Yamada no supo señalar como un aporte suyo o de Aizawa. 

Los dientes rectos pero acompañados de una expresión todavía radiante y ligeramente hiperactiva era una mezcla tan extraña entre las expresiones de Aizawa y las suyas que al verla su interior se sacudió en reconocimiento, reconocimiento por el niño de ambos, por Hitoshi. 

Casi no pudo aguantar las lágrimas, antes de comenzar a comer con ímpetu para tener una excusa y tragar el nudo en su garganta, abrumado por el orgullo que le henchía el pecho.

つづく

Estoy planeando que esto sea un AU, por lo que algunas cosas relacionadas con el sistema de adopción, leyes sobre el matrimonio igualitario, sistema educativo, etc. están basadas en las actuales japonesas. Aunque algunas cosas puede que las modifique ligeramente en favor de la historia.
Los capítulos de este fanfic no serán homogéneos en cuanto a extensión, así mismo algunos tendrán más continuidad entre ellos...
Shinsō en este momento cuenta con siete años por lo que asiste a la escuela primaria (小学校)

No sé qué más decir... Espero que les guste un poco (?)

夢の外でDonde viven las historias. Descúbrelo ahora