𝓹 𝓮 𝓵 𝓲 𝓬 𝓾 𝓵 𝓪 𝙄𝙑

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Natalia y Alba están en el momento más dulce de su vida pero... ¿se pueden torcer las cosas en el momento más inesperado?

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Narra Natalia

Oí un gruñido a mi lado cuando la luz del sol comenzó a entrar por la ventana, esa noche se nos había olvidado por completo bajar las persianas. Mi mujer comenzó a soltar ruiditos adorables mientras que se acurrucaba más en mi pecho. Estaba monísima y aunque me doliera en el alma tener que despertarla, si no lo hacía yo lo iba acabar haciendo el despertador. Por ellos me encargué de desactivar la alarma y me dispuse a despertarla con besos tiernos.

-Mi amor...- Susurré mientras que mis labios recorrían sus mejillas.- Albi...- Volvía decir pero ella se acurrucó más todavía dispuesta a seguir durmiendo.- Despierta reina.- Murmuré besando su cabeza en incontables ocasiones.

-Nat, vamos a seguir durmiendo.- Se quejó Alba con los ojos cerrados y un puchero en los labios que no tardé en besar.

-A mí me encantaría seguir durmiendo mi vida pero es hora de que nos levantemos.- Le insistí pero sin dejar de acariciar su espalda por debajo de la camiseta que llevaba.

-Que no Nat.- Se volvió a quejar escondiéndose en mi cuello.- Es muy temprano y podemos seguir durmiendo un rato más.- Dejó un beso en mi cuello.

-Albi, tenemos que ser unas madres responsables.- Le dije con una sonrisa.- Te recuerdo que es martes y los niños tienen colegio.

Tras la adopción de Lucas, mi esposa y yo tuvimos más claro que nunca que queríamos darle un hermanito o hermanita. Le dimos muchas vueltas al tema y nos informamos de cuál era la mejor manera para hacerlo. Cuando todo lo tuvimos todo mirado con lupa, decimos dar el paso.

Mi mujer estaba deseando quedarse embarazada y yo por verla embarazada. Alba estaba bastante desahogada con el trabajo por lo que le sería más fácil llevar el embarazo. Comenzamos con el tapamiento con algo de miedo de que no funcionara pues había una posibilidad de que todo saliera mal. Por eso, la mañana que llegaron a casa los resultados estábamos muy nerviosas.

Flashback

-Ábrelo tú mi amor.- Le dije a Alba nerviosa mirando el sobre que había encima de la mesa.

-No Nat, ábrelo tú.- Replicó mi esposa dándole vueltas a su anillo de casada.

-Albi, llevamos así desde que llegó el sobre.- Le dije viendo que habían pasado diez minutos y seguíamos en la misma situación.- Ábrelo anda, que sé que te hace mucho ilusión.- Le guiñe un ojo intentando convencerla.

-Vale.- Accedió con una pequeña sonrisa.

Cogió el sobre entre sus manos temblorosas y respiró profundo antes de abrirlo. Sacó el los papeles que había en su interior y los leyó con rapidez. De pronto, vi como una lágrima surcaba su mejilla y dejaba caer los papeles al suelo. Iba a decir algo pero su sonrisa me delató.

-Nat...- Sonrió ampliamente acercándose a pasar veloz hasta mí.- Estoy embarazada cariño, vamos a tener otro hijo.

-Albi.- Sonreí entre lágrimas yo también juntado nuestra frentes y poniendo mi mano en su vientre.- Que vamos a ser mamás otra vez.- Acaricié su abdomen todavía plano.

-Sí mi amor.- Puso su mano sobre la mía y se puse de puntillas para besarme con suavidad.

-¿Mamis?- Preguntó la vocecita de nuestro pequeño desde la entrada del salón.- ¿Por qué lloráis?

Albalia - OneShotsWhere stories live. Discover now