𝓿 𝓮 𝓻 𝓪 𝓷 𝓸

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Las familias de Natalia y Alba son amigas de toda la vida pero ellas se llevan a matar aparentemente.

❣️

Narra Alba

-Alba cariño.- Oí como me llamaba mi padre tocando a la puerta de mi cuarto.

-Pasa papá.- Le dije bajándole fuerza a la música y dejando a un lado el pincel que estaba utilizando.

-Queda poco para que lleguen.- Me dijo haciendo que rodara los ojos.- Deberías prepararte para bajar.- Me comentó mirando mi camiseta vieja llena de pintura.

-Ahora si eso bajo.- Le dije haciendo un gesto para restarle importancia al asunto.

-Cielo, sé que no te hace gracia que vengan.- Añadió mi padre acercándose para poner las manos en mis hombro.- Pero sabes que son nuestros invitados.- Dio un suspiro limpiándome las manos con un papel.

-Si lo sé papá pero sabes que no la soporto.- Le dije mirando por la ventana de mi cuarto.

-Lo sé cariño.- Me respondió mi padre acariciando mi espalda.- Siempre te quedará que Alex estará también aquí.- Dijo haciendo alusión a mi novio.

-Claro.- Contesté mordiéndome el labio.- No te preocupes, ahora mismo bajo.- Accedí para dejara de preocuparse.

-Gracias por entenderlo Alba.- Me dio un beso en lo alto de la cabeza y salió de la cabeza.

Todos los años, el grupo de amigos de mis padres se juntaban en verano. Los pasábamos en la urbanización donde estaba mi casa de Santa Pola. Algunos de los amigos de mis padres, tenía también allí una casa. La mayoría se conocían por tener una casa en la urbanización. Sin embargo, los Lacunza siempre se quedaban en nuestra casa porque ellos no eran parte de la urbanización.

Algunos de los amigos de mis padres tenían niños pequeños. Por mi parte, yo era la mayor junto con Alex. Ambos teníamos 21. Después iban la hija mayor de los Lacunza y su novio, ambos con 19. Los demás eran menores a nosotros.

Mi relación con Alex había comenzado cuando ambos teníamos 18. Más por la insistencia de nuestros padres que por iniciativa propia. Al principio todo iba bien, le quería. Pero ahora seguía con él por la rutina y por mis padres. Tampoco ayudaba mucho que viviéramos en ciudades diferentes.

Me quité la camiseta vieja que utiliza para pintar y abrí el armario para coger ropa limpia. Me puse unos vaqueros largos, pues estaba anocheciendo y se estaba levantando frío. Iba a coger una de mis camisetas pero vi la suya.

-¿Por qué no?- Me pregunté cogiendo la camiseta negra de manga corta y colocándomela.

Una vez estuve vestida, salí de mi cuarto y bajé las escaleras para llegar al salón. Me encontré a mi madre terminando de preparar la cena y a mi hermana poniendo la mesa en la terraza.

-¿Os ayudo a algo?- Le pregunté a mi madre entrando a la cocina.

-Ayuda a tu hermana a terminar de poner la mesa por favor.- Me contestó mi madre poniendo en mis manos un montón de platos. Asentí y caminé hasta la terraza donde estaba mi hermana.

-Esta noche llega tu amiga.- Me recordó mi hermana riendo mientras colocaba los vasos.

-No me lo recuerdes anda.- Dije sin mirarla poniendo los platos en la mesa.

-No sé porque lleváis tan mal Natalia y tú ahora.- Dijo encogiéndose de hombros.- Si mal no recuerdo, antes erais muy buenas amigas.- Suspiré y me dirigí hacia el interior de la casa. No quería seguir con esa conversación.

Albalia - OneShotsWhere stories live. Discover now