Alba busca sin descanso a alguien muy importante para ella aunque todos le digan que tiene que dejarlo.
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Narra Alba
Un ruido que no pude reconocer hizo que abriera los ojos lentamente. Rápidamente me di cuenta de que no estaba en mi cama, ni en mi habitación. La extensión de mi despacho se abría ante mí haciendo que me diera cuenta de que ya había amanecido. Serían sobre las 8 de la mañana.
Suspiré pesadamente y levanté la cabeza la mesa, me había quedado dormida allí. Me llevé la mano a la nuca y me la masajeé pues me dolía bastante, no tardaría en salirme una contractura enorme.
Miré los papeles que estaban esparcidos por encima de la mesa y me dieron ganas de llorar fuertemente. Revisé los informes por no sé cuanta vez intentando inútilmente encontrar alguna pista.
Me froté las sienes desesperada por no ser capaz de encontrar nada que me sirviera de ayuda. Me sentía inútil por no poder ayudarla. Jugué con mi anillo de forma desesperada. Observé la foto que tenía suya en mi mesa y no pude evitar que una lágrima saliera de mi ojo.
-Aguanta, no voy a dejar de buscarte.- Murmuré pasando mis dedos por el cristal de la foto.- Te voy a encontrar mi amor, te lo prometo.- Dije con un motón de lágrimas surcando mis mejillas.
Conseguí calmarme un poco y volví a sumergirme en los informes. Tenía que haber algo. Se me estaba haciendo todo cuesta arriba desde que ella no estaba. No podía abandonar, jamás me perdonaría hacerle nada de eso. No a ella.
Iba por tercer café de la mañana cuando el sonido de la puerta abriéndose me hizo quitar la vista de los papeles. Rodé los ojos cuando la vi apoyada en el marco de la puerta mirándome con desaprobación.
-Por esas ojeras, intuyo que has dormido poco.- Razonó Julia entrando en mi despacho, cerrando la puerta tras de sí.
-Me quedé dormida aquí.- Respondí sin mirarla, no podía apartar la vista de los papeles.
-Alba.- Me llamó en un suspiró haciendo que la mirara con un gesto cansado, no quería distracciones.
-Dime.- Dije nerviosa mordiéndome el labio con fuerza.
-No te lo tomes a malas.- No me estaba gustando por donde estaba yendo.- ¿No crees que es hora de que lo dejes?- Su pregunta me dejó completamente descolocada.
-¿Qué?- Acerté a decir sin salir de mi shock.
-Alba, Natalia lleva desaparecida un mes.- Suspiró con pena mencionando a la morena.- Hay un montón de patrullas en su busca, ¿por qué sigues buscándola por tu cuenta como una loca?- No podía creerme que me estuviera insinuando que abandonara a la que era mi mujer.
-¿Me estás diciendo lo que yo creo que me estás diciendo Julia?- Le dije enfadada levantándome de la silla.- ¿Me estás diciendo que deje de buscar a mi mujer? ¿Qué la abandone a su suerte?- A medida que iba diciendo eso me enfadaba más.
-No estoy diciendo eso Alba, solo te estoy aconsejando que dejes el caso a las patrullas que están involucradas en su desaparición.- Mi amiga intento acariciarme el brazo pero no la dejé.
-No lo voy a hacer Julia.- Le espeté con fuerza.- No voy a dejar de investigar hasta que Nat vuelva a casa.
-Te entiendo Alba y sé que esto es muy duro para ti pero...- No le dejé terminar pues di un golpe en la mesa.
-¡No digas que me entiendes Julia! ¡No tienes ni puta idea de lo que estoy pasando!- Le grité con lágrimas cayéndome por las mejillas otra vez.- Tú no sabes lo que es no saber cómo coño está la persona que más quieres en el mundo. Le pueden estar haciendo de todo a mi mujer Julia y no puedo hacer nada porque no tengo ni puta idea de quien coño se la ha podido llevar.- En ese punto mis lágrimas eran incontrolables.
