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Llegué a casa tras un largo paseo por la aldea. Era muy tarde, por lo que probablemente Sakura y Sarada ya se hubieran ido a la cama. Para mi sorpresa, la luz del salón se encontraba encendida y, en el sofá de este, se encontraba dormida Sakura. Se había quedado ahí esperando mi regreso, mas fue vencida por el cansancio. Verla así me dolía. Ella realmente me quería y era una amiga muy importante para mí, pero yo no hacía más que jugar con sus sentimientos.

Cogí a la de pelo rosa en brazos y la subí a nuestra habitación. Ya allí, la apoyé con cuidado sobre la cama y la tapé con las mantas para que no se resfriara. Al acabar, bajé a la cocina a por algo para comer, encontrándome con la mesa puesta. Toqué el plato de comida y, al comprobar que se había enfriado, me puse a calentarla. Una vez estuvo a la temperatura adecuada, la volví a colocar sobre la mesa y cené rápidamente. Al terminar, después de recoger todo, me dispuse a subir las escaleras hacia mi cuarto, mas, cuando apoyé mi pie en el primer escalón, escuché la voz de mi hija, que ahora reposaba donde se encontraba antes mi mujer. Me sorprendí al encontrarla ahí, era muy buena ocultando su presencia.

— Sarada, ¿qué haces a...? — antes de que pudiera terminar de formular la pregunta, mi hija me interrumpió.

— Deberías decírselo. No te puedo asegurar que te vaya a corresponder, pero es mejor que llevar una vida basada en mentiras y secretos — la miré sorprendido.

— Sarada, tú...

— ¿En serio creías que no iba a notar que te gustaba el séptimo? Que mamá quiera fingir que todo está bien y que somos una familia normal no significa que yo también — un silencio incómodo se instaló en la sala. Estuvimos unos minutos mirándonos, sin decir nada, hasta que Sarada suspiró. — Papá, yo quiero que seáis felices, independientemente de con quién sea. No sé le gustas a Naruto o no, mas no pierdes nada por intentarlo. Mamá se merece saber la verdad y ser feliz, deberías hablar con ella primero. Os conoce desde pequeños y es muy buena, a lo mejor le cuesta asimilarlo y sufre al principio, pero en el fondo ella también quiere que seas feliz y, tarde o temprano, entenderá que no puedes serlo con ella. Si algo me ha enseñado pasar tiempo con el séptimo es a nunca rendirme, y tú no debes rendirte con él, no sin haber probado al menos — la azabache sonrío y alzó su pulgar derecho mientras yo seguía sin creerme lo que estaba ocurriendo — Si ni siquiera lo intentas jamás podrás conseguirlo, ¿no crees? — tragué saliva y analicé sus palabras una última vez con la vista clavada en el suelo. Mi hija tenía razón, aún no era momento de rendirme. Alcé la mirada para clavarla en sus ojos.

— Sí. No pararé hasta conseguir mi objetivo.

— ¡Así se habla papá! — Sarada saltó y me abrazó. Yo le correspondí el gesto rodeándola con mis brazos. Realmente tenía mucha suerte de tener a una hija como ella.



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Holiiii.

Ahora empieza lo bueno jeje. Espero que os gustara el cap y que tuvierais un día hermoso como vosotros/as. Os quiero muchísimo y gracias por leer y porque llegamos a las 100 lecturas ^^ <3

Bye <3.

𝑭𝒂𝒌𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆 (sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora