EPÍLOGO

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Seis meses después.

El amor. Algo tan sencillo de pronunciar, pero a la vez, tan complicado de comprender. Tan complicado de alcanzar. Tan complicado de ser correspondido. Tan complicado. En las películas, series de televisión y demás, nos muestran aquel final feliz, donde todos son correspondidos y viven una vida de ensueño. Sin embargo, las historias de amor, en la realidad, no son así. Y Jisung lo sabía. Sabía al punto que una persona podía sufrir por culpa de otra, sin embargo, nadie tenía la culpa. Uno no elige de quien se enamora.

- Falta poco para llegar... ¿Estás preparado?. - el menor asintió, mientras agarraba fuerte la mano de su pareja.

- Si, aunque me da bastante lástima...

- Lo comprendo, pero sabes que es lo mejor. - dijo, mientras le dedicaba una sonrisa al contrario. Caminaron un par de minutos hasta que, por fin, llegaron a su destino.

- ¡Hyunjin, Jisung, creí que no vendrían! - gritó alguien a sus espaldas, pero no hizo falta voltearse, ya que ambos conocían aquella voz.

- ¿Cómo no íbamos a venir? No podemos dejarte todo el trabajo duro a ti, Chris. - dijo Hyunjin, mientras el menor afirmaba con la cabeza, señal de que opinaba lo mismo.

- Bueno, os agradezco que hayan venido, la verdad es que son muchísimas cosas para sacar. Aún me queda la parte de arriba, pero la verdad es que no tengo mucho valor para ir. - los tres quedaron en silencio, que era interrumpido por los coches que pasaban por el lugar. Jisung sabía perfectamente a qué se refería, y Hyunjin podía imaginarlo.

- Me encargaré yo de ir allí, tranquilo. - Dio un par de palmadas en la espalda del rubio, y comenzó a caminar hacia su destino. Sintió como un nudo se formaba en su garganta, y las lágrimas amenazaban con salir. Cuando llegó, repasó el lugar con atención, y una gran cantidad de recuerdos llegaron a su cabeza, provocando aún más a aquellas lágrimas que se acumulaban en sus pequeños ojos.

Agarró el pomo de la puerta con algo de inseguridad. No sabía si estaba listo para entrar de nuevo, porque sabía que sería inevitable llorar, ya que los recuerdo que había allí, estaban todos y cada uno de ellos grabados en su cabeza. Levantó la vista y repasó el lugar con la mirada. Aunque se encontrara vacío, recordaba cada mueble en su sitio.

Antes de subir a la planta de arriba, echó una pequeña mirada al salón, y sonrió con tristeza, mientras limpiaba unas lágrimas que habían escapado, y sintió un pequeño cosquilleo en su mano. Miró las escaleras, y su cuerpo no podía responder. No estaba listo para volver a pisar aquel lugar, y menos ahora. Pero debía ir, aunque fuera para despedirse.

Subió los escalones pesadamente, su cuerpo parecía más pesado que de costumbre, y le costaba respirar. Debía ser fuerte, no tenía que ser un cobarde y huir, había que aceptar la realidad, había que pasar página, y sobretodo, había que ser fuerte.

Sin darse cuenta, se encontraba delante de su destino final, y, sin perder más tiempo, agarró el pomo de la puerta. Sus manos temblaban, su corazón en cualquier momento iba a salir de su pecho, y sus mejillas comenzaban a humedecerse a causa de las lágrimas que, inconscientemente, había comenzado a deslizarse por sus mejillas.

- Jisung, eres fuerte. - susurró para el mismo y, lentamente, giró aquel pomo, abriendo la puerta, dejando ver el interior del lugar. - Eres fuerte... - y se adentró en el lugar. Sintió la misma calidez que sentía cada vez que lo visitó en el pasado. Y no pudo evitar sonreír.

Su mirada fue a parar al gran escritorio donde había pasado varias tardes estudiando y haciendo tareas. Se acercó y miró todos los papeles que había encima. Folletos de clases de baile, algunos garabatos, y cartas sueltas. Acto seguido, miró aquella televisión donde había jugado tantas horas, que era imposible llevar una cuenta. El armario, las lámparas, todos los objetos del cuarto se encontraban en el mismo sitio, tal y como recordaba.

puzzle piece ; minsung  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora