Inesperado

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"Se dice que del odio al amor hay sólo un paso, pero ¿qué hay del desprecio y la envidia? Incluso si nunca me has hecho nada malo, no puedo evitar envidiar lo que tú puedes hacer y yo no."

Capítulo 4: Inesperado

Se tiró sobre su cama después de haber tomado un baño, abrazando la almohada como si ésta fuese un osito de peluche. Hizo un puchero, al mismo tiempo que observaba las estrellas por la ventana.

—Que envidia... —susurró Karin, refiriéndose a la conversación de esta tarde con sus amigas. De todas, ya era casi la única que estaba soltera, incluso la loca de Sakura tenía su cuento con Sasuke, pero ella ahí seguía, abandonada como un perrito sin dueño.

Recordaba lo que les había contado Matsuri y se moría de las ganas por saber qué se sentía, como sería estar con el chico que se ama, si alguna vez a ella le sucedería algo parecido, ya tenía diecisiete años y seguía siendo una aburrida virgen.

—Y encima de todo ese bastardo que no me deja en paz —se dijo con el ceño fruncido, porque estaba cansada de tener que soportar las idioteces de Suigetsu, ese tipo de verdad la exasperaba, se le notaba que la odiaba en serio y que sólo vivía por fastidiarle la vida.

Después de estar varios minutos lanzando improperios al aire, los que obviamente iban dirigidos al cara de lagartija ese, se quedó profundamente dormida, esperando por que pronto llegara un nuevo día.

*• - _ -•**• - _

Suigetsu estaba en la casa de Sasuke, en donde había una pequeña reunión de amigos. Estaban también Naruto, Gaara y Sai, los dos primeros jugando Mortal Kombat en un play station 4 y el tercero observando la batalla.

—¿Y dices que finalmente le pediste a Sakura que sea tu novia? —preguntó Suigetsu divertido, bebiendo de su vaso de refresco mientras miraba al joven Uchiha asentir con la cabeza, con su habitual seriedad.

—Así es, hoy durante la tarde —dijo tranquilamente—. Me fue algo difícil, esa mujer es bipolar, pero supongo que me gusta así como es.

—Sí, aunque no te des cuenta, la miras con una cara, Sasuke... —comentó riendo, causando que el ceño del azabache se frunciera al oírle, pues en verdad no creía que viera a Sakura con ojos de enamorado, ¿o sí? ¿Tanto se le notaba?

—¡Maldición! —exclamó de pronto Naruto, el cual acababa de perder la partida ante un triunfante Gaara, que al igual que su novia Matsuri, andaba más radiante que nunca. A pesar de haber visto la decepción en los ojos de la chica aquella noche, cuando ella le preguntó si esa había sido su primera vez y él lo negó, estaba feliz por lo que había pasado entre ellos, Matsuri era -en definitiva- la persona con quien quería estar por el resto de su vida y de eso no tenía dudas.

El rubio se llevó ambas manos a la cabeza con frustración, mientras que el pelirrojo dejaba a un lado el mando y se bebía despacio una cerveza enlatada.

—Que malo eres, Naruto, no has podido vencer ni una sola vez a Gaara —le dijo Sai, con su siempre extraña sonrisa. Sai, otro chico perdidamente enamorado de su novia, a pesar de que en su relación con Ino solían tener altas y bajas, la rubia era demasiado temperamental y se peleaba con él por cualquier cosa, pero siempre lograban reconciliarse y -no porque fuese un pervertido- ahí estaba lo bueno de la relación.

—Cállate, Sai, que me duele la cabeza —dijo Naruto revolviéndose los cabellos, hasta que de pronto se puso de pie exaltado—. ¡Gaara quiero la revancha! —exclamó, apuntando a su amigo con el índice.

El Sabaku No, por su parte, le ignoró olímpicamente.

—¡Hey, no me ignores! —le exigió Naruto, pero con un gesto de mano, Gaara le hizo ver que por esta vez pasaba de largo, ya le había vencido demasiadas veces como para volver a humillarlo tan pronto.

HidrofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora