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– M-Mina...
La mayor besaba el cuello de Chaeyoung con suma lentitud, procurando que sus caricias fueran tentadoras. Mina volviéndose loca con cada jadeo que salía de los labios de la contraria.
– D-Deja de jugar, por favor – la suplica en la voz de la pelinegra hacia que todo se estremeciera dentro de Mina que sonrió dejando una leve mordida en la piel de la menor.
La rubia se separó un poco del cuerpo de Chaeyoung e hizo un camino descendente, abriendo las piernas de la coreana a la par para ubicarse entre ellas.
– ¿Lo quieres? – preguntó pasando su dedo por el sexo húmedo de la pequeña.
– Dios, sí – soltó un leve gemido que alborotó todas las hormonas de Mina.
La mayor soltó un jadeo de satisfacción y acercó su rostro al centro palpitante de Chaeyoung.
– Genkai wo kime tsukanai – murmuró Chaeyoung y la rubia frunció el ceño – Doko mademo.
– Yo esperaba un Yamete Kudasai, pero no me quejo – dijo la japonesa y volvió a acercar su rostro al sexo de la pequeña.
– Watashitachi motto jiyuu na mama...
– ¿Qué demonios? ¿Por qué estás hablando en japonés?
Mina cada vez estaba más confusa.
– Kagayakeru...
[...]
¡¡HOLD ON FAKE AND TRUE!!
Mina dio un salto en la cama a la par que abría sus ojos de golpe y extendía su mano para apagar su jodida alarme, se encontraba exaltada, completamente sudada y... Húmeda.
– Carajo, no otra vez – se quejó – Maldito sueño.
Hace una semana que estaba teniendo ese sueño tan peculiar con la coreana y ya estaba comenzando a sentirse como una psicópata pervertida.
– Necesito una ducha de agua helada – murmuró para sí misma y se levantó para ir al baño.
Era lunes y ya no tenía ganas de ver a Chaeyoung a la cara, sabía que moriría de vergüenza.
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