Advertencia: Cambian ligeras cosas del juego, uso de palabras malsonantes.
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Era una mañana un poco fría así que te obligaste adejar la calidez de tus sábanas y la comodidad de tu cama, temblaste levementeal sentir tus pies contra el piso; con toda la movilidad que poseías en ese momento te estiraste un poco mientras bostezabas antes de levantarte en dirección al baño.
Te habías ido de Nockfell cuando tenías unos 8 años y habías regresado hace relativamente poco.
Te sentías bastante cansada, al verte en el espejo pudiste contemplar las enormes ojeras que llevabas, deberías de maquillarlas un poco para que nadie las viese, tu cara también se veía demacrada, había rastros de acné bastante notorios, tus labios pálidos y secos en los cuales se podían apreciar rastros de sangre. Dejaste de ver aquel reflejo que te consumía en un ciclo vicioso de odio hacia ti; tomaste tu cepillo para comenzar tu rutina de la mañana, incluso perdiste unos minutos decidiendo si era necesario bañarte en ese momento, el frío te calaba los huesos.
Caminabas hacia tu armario, solo para sacar un par de prendas cómodas que fuesen lo suficientemente abrigadoras como para mantenerte caliente durante tu jornada escolar; por esta vez decidiste ignorar al espejo, no querías sentirte peor contigo misma lo cual es probable que ocasionara que te aislaras por lo que quedaba de semana en tu cuarto fingiendo estar enferma para que nadie te viese en tan patético estado.
Una vez vestida bajaste a desayunar, aún era temprano, por lo que ningún integrante de tu familia estaba despierto todavía, sabía que debía comer pero también sabías que jamás comerías si debías de hacerlo frente a ellos; preparaste rápido tu desayuno puesto que era algo bastante simple de hacer y luego te encaminaste directo a la escuela, ya habían pasado al menos un par de días de que el ciclo escolar comenzara, sin embargo no te habías dignado a ir debido a tus constantes sesiones con el espejo.
Habías llegado con tiempo de sobra por lo cual fuiste abuscar a tu única amiga, aunque trataras y llevarás una buena relación con casi toda la escuela, ella era la única a la que podías llamar de esa forma pues sentías que era lo correcto, la verdad es que solo hablabas con las otras personas para evitar burlas y comentarios sobre tu peso.
No tardaste mucho en encontrarla, estaba con dos personas, uno era un chico alto de cabello lacio y de un color chocolate, sabias quien era ya los habías visto hablando un par de veces anteriormente, pero no sabías quién era la otra persona y para ser honestos a simple vista no podías determinar si era una chica o un chico, mucho menos su edad. De igual forma te acercaste a ellos, saludando a Ashley como lo hacías regularmente y saludaste de una manera más cordial a Larry, como lo harían dos simples conocidos, para luego presentarte ante el nuevo personaje que se hallaba frente a ti.
— Hola, mi nombre es ______ ____, pero puedes decirme ___(apodo) —Hablaste para luego extender tu mano en su dirección.
Aunque ciertamente no sabías quién era, si podías distinguir una especie de aura a su alrededor que te hacía sentir cómoda, que te decía que podías confiar en su persona, sin embargo, no bajarías la guardia todavía.
