Capítulo 14: ¿Qué haces aquí?

48.7K 1.1K 35
                                    

Es un chico joven, tiene un año más que yo, es alto, de pelo castaño y facciones muy marcadas. Parece ser alguien agradable, pero en mi corazón siempre habrá una barrera para él, por todo el daño que en su día me hizo, por todo lo que se aprovechó de mí, por las heridas que dejó tras cada minuto a su lado. Quizás por todo el dolor que me han hecho no confíe tanto en las historias de amor con final feliz. Él me enseñó las partes más oscuras de la realidad, aprendí mucho, sobre todo cómo alejarse de quien no te conviene y solo se quiere aprovechar y luego dejarte tirada por el suelo cuando ya no te quiera más. No sé cuánto tiempo podré aguantar antes de irme. Necesito todo el autocontrol del que dispongo para no dejarle a él plantado esta vez.

—Jack, ¿qué haces aquí? —cuando en realidad quiero preguntarle que, sabiendo sus estudios y su rutina, no comprendo cómo ha conseguido ser fisioterapeuta.

—Yo podría preguntarte lo mismo. ¿Pero qué haces en silla de ruedas, por cierto? —El Jack que hace tanto tiempo dejé atrás vuelve de nuevo, es la misma voz que ahora me parece despreciable. Me gustaría poder taparme las orejas para no tener que escucharle ni un segundo más.

—Es la nueva moda, ¿no lo ves? Por favor, no me digas que eres el sustituto de Diego —solo espero que me diga que no es su sustituto, aunque no me parece mal que esté en el gimnasio, siempre que se mantenga a una cierta distancia de mí o, lo que es lo mismo, todo lo lejos que pueda estar en un mismo espacio.

—¿Ibas con Diego? —cuestiona sorprendido. Me limito a asentir con la cabeza mientras hago todo lo posible por no mirarle a los ojos, no quiero volverle a ver; sin embargo, está delante de mí y muchos recuerdos me inundan. —Apuesto que ya te habías enamorado de ese tonto, siempre jugando con amores imposibles, Elise. Jamás aprenderás. En fin, basta de hablar, a empezar —Unas palabras más y con cada segundo que paso a su lado la rabia se va apoderando de mí, al principio lentamente, pero después siento la rabia por mis venas a medida que pienso que a la primera estupidez que diga me largo de rehabilitación. Es probable que esté pensando ahora que por el hecho de ir en silla de ruedas no puedo hacerle daño, pero en verdad me pregunto: ¿Cómo me puedo vengar de todo lo que hizo en su día? Y al mismo tiempo me arrepiento de pensar en la venganza, porque conduce a emociones que solo llevan a la destrucción y finalmente te retornan el daño que has hecho.

—Veo que sigues tan bonita como siempre —dice con su coqueteo característico con el que me enamoré hace un tiempo, pero ya no me parecen palabras delicadas sino que se me asemejan más bien a insultos.

—Pues yo veo que sigues siendo tan idiota como de costumbre, veo que hay cosas que no cambian —no puedo evitar reprimir el sarcasmo mezclado con la ira que me provoca tener que estar a su lado y repetir antiguas conversaciones.

—¿Por qué estás a la defensiva, Elise? Aquí rodeado de toda la gente nunca pasaría nada... —no puedo mirar al rostro de esa sonrisa inocente, que recuerdo que formó parte de una persona cínica, que en el fondo es lo que es él. Muchas veces nada es lo que parece, y nunca sabes quién se esconde tras una dulce sonrisa.

—Eso es lo que pasa, ya me destrozaste, y aquí estoy después de un grave accidente que casi me cuesta la vida, intentado juntar los pedazos de mí que se quedaron en la carretera, y cuando lo único que quiero es encarrilar mi vida... Apareces tú —remarco el tú con desprecio, para que se dé por aludido— para hacerme retornar a un pasado que ya estaba superado.

—Si quieres que sea parte del pasado, ¿por qué no olvidas cómo fui y comenzamos desde cero? —se atreve a preguntar.

—¿Qué? —es mi primera reacción, pero después añado—: No puedo, no desde las heridas que dejaste en mí, más profundas que las que causaron el accidente.

365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora