Capítulo 9: Tanto por decir...

69K 1.5K 105
                                    

—Se podría decir que me gustaría saber más de ti —me dice Diego de camino a la cafetería. Nos dirigimos hacia una mesa alejada de donde hay más gente.

—¿Por qué? —pregunto sin entender que pueda tener algún interés en mi vida, solo soy una persona con una vida común, una entre tantos millones, si bien es verdad que últimamente usual no es la palabra que me define mejor.

—Me pareces una chica diferente de la mayoría que he conocido hasta ahora.

—¿En qué sentido? —pregunto, pues puede ser por varios motivos, y no todos tienen porqué ser precisamente memorables—. ¿Sabes que solo tengo los dieciocho? —añado.

—Eres alguien singular —dice—. He podido apreciar que haces lo que haga falta con tal de luchar contra todo lo que pase y que no te quedas en un rincón pensando y lamentándote por todo lo que te ha ocurrido —dice con una sonrisa—. Y sí, sé que tienes dieciocho años, pero, ¿qué tanto importa la edad? No lo considero algo de vital importancia.

Me muestro un poco irritada mientras digo: —¿Por qué tantas personas dan por supuesto que es extraño que no pase mis días llorando?

—Tal vez lo dicen, porque es algo bastante común, sobre todo en situaciones parecidas a la tuya. Es en estos casos cuando muchas personas tienden a derrumbarse, pero tú no has actuado así —enmudece durante algunos segundos y después del silencio me pregunta—: ¿Has pensado qué estudiarás?

—Hace un tiempo me obcecaba pensando en qué quería estudiar, como si fuese lo más importante. Tenía muchas dudas, mezcladas con ilusiones. Pero ahora, después de todo, ya no me muestro nerviosa por lo que pueda venir. Al contrario, siento que tengo muchos sueños que me gustaría hacer realidad, pero tampoco sería una catástrofe si mi vida se desviara por otros caminos. Me gustaría ser escritora —digo al fin.

—Si serás feliz con ello, todo el mundo debería apoyarte en tus decisiones —reflexiona, y no podría estar más de acuerdo. Lo que verdaderamente me importa es ser feliz con lo que haga. Lo demás es secundario.

—Poca gente sabe que es mi sueño. De hecho, eres la segunda persona que lo sabe —confieso—. Solo lo conoce uno de mis maestros, que fue el único que vio algo en mí que nadie, ni siquiera yo misma, se había parado a observar.

—¿Por qué no se lo has contado a tu familia? —pregunta—. ¿Acaso tienes miedo de que se opongan a ello?

—No, bueno... tal vez —me muestro vacilante—. Mis padres desearían que fuese una gran pianista —me encuentro volviendo a pensar en el día del concierto y alejo los pensamientos de mi mente—. Pero ese no es mi sueño. Dedicándome a ese mundo estaría bien, pero... Sé que no sería feliz.

—No se trata de lo que a los demás les haga felices, sino de aquello que te hace sonreír a ti —me dice con franqueza—. Pienso que deberías reunir todo el valor que tengas para decirles lo que sientes. ¿No quieres seguir con la música? —me pregunta y tardo algunos segundos en responder.

—Sí es verdad que me gusta la música, pero simplemente no consigo verme allí en un futuro, ni mucho menos dedicarme profesionalmente —inconscientemente vuelvo a transportarme al día del accidente—. Hace unas semanas, justo el día que me ingresaron después del accidente, tenía un recital. Claro está que quedó anulado, aunque también podría hacer el concierto otro día, cuando esté bien, pero si lo pienso fríamente me doy cuenta de que el esfuerzo empleado en ello me lo quedo para mí y nada más, porque no quiero volverme a presentar. Ahora lo veo todo de distinta manera, y sé qué es lo que me conviene.

—Al final se trata de tu vida, y por lo tanto eres tú quien decides —dice—. Piénsalo bien, porque puedes participar en el concierto o en otra actividad de música, y después poner punto y final a esta historia para dejar paso a nuevas.

365 días para cambiar (Vuelta a Wattpad por tiempo indefinido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora