2|Punto Muerto

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Publicaré dos capítulos por semana. Pienso que los domingos es una buena fecha ya que inicie esta historia un domingo.

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Hacía tiempo que no se sentía así, con el estómago retorciéndose y con mariposas revoloteando en su garganta, la última vez que estuvo así fue cuando se enteró de que quien era en realidad su padre durante su segundo año, si no hubiera sido por Barty, quien lo secuestró una noche para llevarlo al lado de su padre, quien sabe cómo hubiera terminado todo. No habría podido salvar el diario y llevarlo con su padre para darle un nuevo cuerpo, no habría podido ver la verdadera cara de Dumbledore y sus manipulaciones, no habría podido salvar a Sirius del lavado de cerebro al que había sido sometido ni ayudarlo a liberarse de sus cadenas y así podría seguir con la serie de sucesos que lo llevaron hasta ese punto...

Ahora con el guardapelo en su poder, podrían traer a James Potter de regreso a la vida. Agradecía que su padre hubiese sido tan insistente para hacerlo crear uno; lo cual le recordaba que pronto sería su turno de hacer lo mismo, aunque todavía no sabía que objeto escoger como recipiente.

Pensar que Dumbledore creyó esa historia falsa de que él era el Horrocrux de su padre, destinado por una profecía a acabar con el reinado del lord y todas esas mierdas. Regulus se había lucido sin duda al inventar esas historias y en embrujar a esa adivina de cuarta. Tal vez debería mandarle un presente por eso.

Y ahora que por fin las piezas estaban su lugar, solo quedaban un par de cabos sueltos por atar...

Miró la puerta que estaba frente a él, podía notar el pequeño fulgor que emitía a causa de los hechizos que impedirían a cualquiera que no tuviese su sangre de entrar o salir La única excepción a esto eran los elfos, pero esas criaturas poseían una magia distinta.

Ella se había reusado a hablarle en anteriores visitas, arrojándole todo lo que tuviese a la mano y aunque le frustraba, tampoco podía culparla. Él en su lugar tampoco hubiera reaccionado de la mejor manera. Después de todo, la chica había obliviado a sus padres por él y lo había acompañado en un viaje que puso en peligro su vida, pero que nunca fue real.

Tocó la puerta tres veces y solo obtuvo silencio. Tal vez ella se había cansado de gritarle.

Las protecciones cedieron ante él, permitiéndole el paso a la blanca y lujosa habitación. No iba a permitir que sus amigos estuviesen confinados a una celda como si fueran simples prisioneros, así que ordenó que preparasen esas habitaciones para ellos e incluso les había enviado un cambio de ropa a cada uno. La habitación también tenía un baño y algunos libros que sabía que la chica disfrutaría.

– ¿Mione? – llamó.

Ella estaba recostada sobre la cama con al menos diez libros alrededor de ella, no le extrañaba que no lo hubiese escuchado.

– Mione – a su segundo llamado ella levantó la cabeza, el fuego del rencor aun ardía en sus ojos, pero parecía haberse atenuado, al menos un poco. No le estaba tirando candelabros a la cabeza y eso ya era algo.

– ¿Otra vez estas aquí? – habló irritada.

– Quería verlos – ella cerró su libro y lo dejó a un lado.

La túnica azul quedaba perfectamente en ella y dándole la apariencia de una princesa. Aunque sabía bien que ella era una guerrera.

– ¿Por qué nos tienes aquí? ¿No deberían encerrarnos en una mazmorra o torturarnos para sacar información? – a pesar de su tono furioso, Harry estaba feliz de que la chica quisiera hablar con él.

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