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Después de varios minutos la tensión del momento había pasado.
Bruce decidió dejar tranquilo al Joker por esa noche. Después de la gran revelación, no quería meter más presión en el asunto.

—Vístete, te llevaré a Arkham.

—¡¿Qué?! ¡¿Después de aprovecharte de mí de esa manera?! —Vociferó indignado, arrastrándose por toda la cama hacia el más grande. Recibiendo un empujón por parte del azabache—. ¡Oh, amigo! Eres maligno... Me gusta.

El millonario terminó por ocultarse tras su oscuro traje, mientras observaba al contrario colocarse torpemente la ropa.

—Oh, no me mires así —sonrió divertido —. ¡Todavía me falta el maquillaje!

—¿Para qué maquillarte si llegando al asilo te lo quitaran?

—Eres tan ingenuo a veces, Bats. Tengo algunos amigos dentro del personal, ellos son flexibles respecto a mi estética personal. No eres el único que simpatiza conmigo —explicó, colocándose su saco —. Las personas suicidas son bastante divertidas, ¿sabes?

Batman suspiró al recordar lo inútiles que podían ser las autoridades de Arkham al contratar personal nuevo. Tampoco podía culparlos en su totalidad, es decir, ¿quién en su sano juicio querría trabajar en un lugar repleto de criminales dementes?

Dio varios pasos hacia el Joker hasta quedar frente a él, y tomó entre sus dedos la camisa anaranjada, para empezar a abotonarla.

—Creo que nunca habíamos pasado tanto tiempo sin pelear —rió, posando su atenta mirada en el héroe—. Podría atacarte ahorita... Eso sería emocionante, ¿no crees?

Batman le devolvió seriamente el gesto. Y ahí estaban de nuevo, como era una de sus extrañas costumbres, observándose, mezclando sus pupilas, perdiéndose en los brillantes colores que desprendían sus ojos.

—Déjate de juegos y vámonos.

—Eres tan apático a veces —rodó los ojos y agarró sus ajustados bóxers.

—Espera...

—¿Qué?

—¿Eres fan de Batman? —Preguntó aturdido al ver su característico símbolo de superhéroe impregnado en el centro de la ropa interior ajena.

—Corrección: soy el fan número uno de Batman —soltó una carcajada.

—Qué locura...

—Por fin, comenzamos a hablar el mismo idioma.

Al final, el Joker logró vestirse de forma presentable y se pavoneó por toda la habitación.
El tipo estaba loco, eso nadie lo podía negar; pero había que reconocerlo, ese hombre sí que sabía vestirse y combinar prendas coloridas como ningún otro.

De un momento a otro, sacó de uno de los bolsillos internos de su saco un labial rojo, rímel, delineador y una crema humectante. Solo lo básico, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Batman soltaba varios gruñidos cada que los minutos lo impacientaban, ciertamente el criminal se estaba tomando su tiempo.

... For I can't help, «killing» in love with you —Cantó el Joker terminando de embarrar el labial carmesí en sus delgados labios, observando el extravagante resultado por el espejo del tocador.

«Falling» —corrigió el caballero oscuro, recargando su barbilla en el hombro del villano y colocándole la tapa al labial que las verdes uñas sostenían—. Ya estás muy guapo, vámonos.

Batman caminó hacia la puerta, y Joker agarró sus guantes violetas, se los colocó mientras caminaba detrás del murciélago.

Finalmente ambos volvieron dentro del Batimóvil, y a insistencia del Joker pararon en un McDonald's para conseguir dos hamburguesas, papas fritas y dos refrescos.

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