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Nuevamente habían terminado peleando bajo el negro cielo nocturno que opacaba cualquier luz en la ciudad.

El hombre de traje oscuro y mirada fría estaba recargado en el barandal que estaba rodeando el tejado del edificio, trataba de regular su respiración mientras sus pupilas se mantenían fijas en el colorido sujeto frente a él.

Cerró con cansancio sus ojos por un momento y fue consciente de la sonora risa del contrario, la misma enfermiza carcajada de siempre.

Un gran suspiro lleno de alivio cruzó el ambiente, mientras el hombre de traje violeta limpió sus labios llenos de sangre con la manga de su saco e intentó levantarse. Una advertencia en forma de Batarang salió disparado directo hacia su dirección y se enterró en el suelo, justamente entre sus piernas.

—Oh, vamos... —Susurró el menudo payaso—. Si me dejas ir, prometo regalarte una pizza la próxima vez que nos veamos, es una gran oferta, Batsy.

El murciélago se levantó cuando sintió que había descansado lo suficiente, y se acercó tranquilamente al criminal.

—Da igual... No creo que pueda escapar con las piernas hechas mierda... Gracias por eso, cariño —comentó observando el ligero temblor de sus esbeltas extremidades.

Batman tomó la delgada muñeca ajena y ayudó al Joker a levantarse, para después colocarle las esposas detrás de su espalda.

—Vamos, tienes toda una carrocería esperando por ti para llevarte a Arkham.

—Qué encanto —respondió sarcástico—. No te irás sin un beso, ¿o sí?

El millonario estaba acostumbrado a las usuales frases cargadas de coquetería por parte del de cabellera verde, y normalmente le respondería con un fuerte golpe en la nariz. No era un secreto que adoraba romperle la nariz al contrario, casi un fetiche.

Sin embargo, esa noche no le pareció mal aceptar la invitación.

Tomó el afilado mentón del más bajo y lo hizo retroceder unos cuantos pasos, hasta chocar contra la puerta que conectaba con el interior del edificio.

—Eh... —Balbuceó estupefacto al sentir al musculoso murciélago acorralándolo—. ¿Bats...?

En ese momento el Joker sintió el verdadero terror.

Batman golpeó sus labios con los del payaso, formando un brusco beso.

Los quejidos del delgado criminal cruzaron los oídos del superhéroe y una pierna se interpuso entre ambos cuerpos, empujando el abdomen del millonario en un pobre intento por alejarlo.

Bruce intentó profundizar el beso, pero el Joker mantenía apretados sus labios con fuerza, rechazádolo.

De un momento a otro, Batman logró separar los labios del más bajo y colar dos dedos entre los dientes ajenos, obligándole a abrir la boca. Y de esa forma, el murciélago logró saborear la lengua del loco hombre, mientras este intentaba morder los gruesos dedos.

Ambos saboreaban el elixir metálico del otro, ese fuerte sabor tan abrasador y embriagante los llenó por completo.

La mano contraria del de mirada zarca se abrió paso suavemente entre las hebras verdosas del alocado cabello ajeno, acariciando sutilmente.

La pierna del Joker perdió un poco de fuerza, al igual que su mandíbula y sus ojos se entrecerraron por breves segundos; acciones que no pasaron desapercibidas por el murciélago. Arrastró los dedos hacia el cuello del criminal y notó un suave sobresalto acompañado de un quejido más dulce.

Después de varios segundos, Batman se apartó y el Joker soltó una carcajada llena de burla.

—¿Qué fue eso? —Preguntó sin dejar de reír—. No me lo tomes a mal, pero prefiero los golpes... Aunque por ti podría hacer una excepción y tener una noche de sexo intenso contigo.

Batman sonrió ladino y dijo—: no te olvides de esas palabras.

El payaso borró su sonrisa y alzó una ceja con confusión, para luego ser guiado por el más alto hacia las escaleras del edificio y comenzar a reír de nuevo.

—¡Batman! ¡Gracias a dios! —Exclamó el comisionado Gordon caminando hacia ellos—. No puedo creer que este lunático esté causando problemas otra vez...

El comisionado siguió hablando y soltando maldiciones que fueron respondidas por el payaso con palabras burlescas, riña que no fue registrada en el cerebro del superhéroe. Demasiada información trivial como para abarcar espacio en su mente.

—Yo llevaré al Joker a Arkham. Gracias por sus servicios, comisionado —decidió, interrumpiendo a Gordon y alejándose hacia su Batimóvil.

Gordon se quedó con la palabra en la boca y sin más remedio, comenzó a organizar a la malla para limpiar todo el desastre que había ocasionado la pelea de los dos monstruos de Gotham.

Finalmente, empujó al Joker dentro del auto, dejándolo sentado en el asiento del copiloto. Caminó hacia el otro extremo del coche y se subió, comenzando a manejar.

—¿Podemos ir a McDonald's por una hamburguesa antes de que me dejes en Arkham? —Preguntó el Joker sonriendo alegremente.

—No, cállate.

—¡Pero tengo hambre!

Batman no contestó, al fin y al cabo, era un hombre de pocas palabras.

Condujo por callejones y calles estrechas, dejando muy extrañado a su acompañante. Después de todo, el Joker se sabía de memoria el camino hacia el asilo, y esa no era la ruta habitual.

—¿A dónde vamos? —Cuestionó desconfiado y luego sonrió—. ¿Sí iremos al McDonald's?

Nuevamente no recibió respuesta y cuando el Batimóvil se detuvo se quedó atónito. ¿Por qué el edificio frente a ellos decía "Love Secret  Hotel"?

—Cuando terminemos iremos al McDonald's —comentó el fortachón saliendo del coche.

—¡¿Terminar qué?! —Masculló el magro sujeto más asustado que un venado, recibiendo como respuesta el golpe de la puerta al cerrarse.

La gran mano del millonario lo agarró del cuello de su camisa y lo sacó fuera del coche.

—Mira, quiero que escuches lo que tengo que decir hacia lo que sea que estés pensando: solamente estaba bromeando —carcajeó nerviosamente, encaminándose junto al más grande hacia la entrada del hotel—. ¿Me has escuchado? ¿Sí? ¡Qué bien! ¡Vamos a Arkham como era el plan original! ¡Ya no tengo hambre!

—¿Tienes miedo, payaso? —Preguntó triunfante el de traje oscuro.

—¿Miedo? ¡Ja! —Carcajeó—. ¿Por qué tendría miedo? Solo es sexo, por favor.

Los ojos verdes del villano se pasearon por todo el lugar una vez que entraron a la recepción, y se percató de que el cubículo de la persona que hacia el papel de recepcionista estaba cubierto de vidrios polarizados, provocando que ni ella, ni el cliente se viesen la cara. Ahora entendía el significado tras "Love Secret Hotel".

—Quiero la suite —ordenó extendiendo unos cuantos billetes y recibiendo a cambio una llave.

El murciélago tomó el brazo del más bajo y caminaron hacia el elevador.

El silencio era abrumador una vez que las puertas de metal se cerraron. La azulada mirada del fornido se quedó pegada al rostro del Joker, quien desvío sus pupilas.

—No estés nervioso —dijo intentando relajar al tenso bufón.

—¿Por qué lo estaría? Si quieres puedo iniciar con un trabajo bucal, si sabes a lo que me refiero, Batsy —defendió descarado y con una expresión desafiante.

Las puertas del ascensor se volvieron a abrir y ambos sujetos se encaminaron hacia la habitación. Una vez dentro, el héroe abrió las esposas de su compañero y las guardó en su cinturón.

—Iré a darme un baño... —explicó apresuradamente, encerrándose en el blanco cuarto junto a una tina de baño, un lavabo y un retrete.

Batman suspiró, era casi hilarante la forma en la que el Joker trataba inútilmente esconder su ataque de nervios. Se rió en silencio, sentándose en la orilla de la cama y se quitó las botas.

































W e i r d [Batjokes]Where stories live. Discover now