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Buenos Aires, Argentina

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Buenos Aires, Argentina

Barrio privado


Una semana después Eros regresó al barrio y entró a su casa con las llaves que había llevado consigo, apenas entró, se encontró con su perro echado al lado de la mujer y con la cabeza sobre la barriga de Nieves y a Luna sobre las piernas, ella se había quedado dormida en el sillón largo de color gris oscuro después de toda una mañana con vómitos, la contracción del estómago la dejó tan débil que solo quiso recostarse y dormir. Júpiter tenía el brazo de ella alrededor de su cuello y él estaba muy cómodo.

Eros acarició la cabeza de su mascota y abrió los ojos desesperado por volver a verlo de nuevo. Pegó un ladrido que hizo despertar al pompón blanco con manchas y a Nieves. Luna se le fue a los pies para que la alzara en brazos y poder saludarlo como correspondía. Y el mecánico para darle el gusto lo hizo, ella lo lameteó a besos en la barbilla y mejillas.

Fifi se sentó y se puso de pie para recibirlo con un abrazo y un beso en los labios.

―Te extrañé mucho ―lo abrazó por el cuello.

―Y yo a ti ―admitió sin dejar de besarla.

―¿Cómo fue todo?

―Muy bien.

―Me alegro, ¿comiste algo? ¿Quieres que prepare una merienda?

―Sí, vamos a preparar la merienda juntos ―expresó sujetándola de las mejillas y dándole otro beso y la miró con atención―, estás distinta.

―¿Distinta? ¿En qué?

―No lo sé pero estás más linda.

―Gracias por el halago.

Durante la merienda a Morena se le ocurrió hacer una videollamada y meter el comentario de la nueva noticia.

―¿Le has dicho ya? ―preguntó con una sonrisa.

―¿Qué tiene que decirme? ―cuestionó curioso mirando la pantalla y clavando la mirada en Nieves.

―Nada, pavadas que se le ocurren a mi madre.

―No son pavadas, lo debe saber ―dijo con seriedad.

―Más tarde los llamamos Morena, hasta luego ―Eros apretó el botón rojo y dejó el aparato sobre la mesa―. ¿Vas a decirme qué es lo que tienes?

―No es nada en verdad.

―Nieves, nos conocemos y mucho. Sé cuando mientes.

―No quise decírtelo cuando estabas en Italia porque me pareció que habría sido algo imprudente de mi parte. Por ese motivo me lo callé. Creo que fue en nuestra última relación.

―Estás embarazada.

Fifi se levantó de la silla y se puso de espaldas a él. Le daba vergüenza afirmárselo.

La lista del hombre (casi) Perfecto ©Where stories live. Discover now