Capítulo 3

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El suave toque dulzón de la carne de aquella niña apenas lograban calmar el enojo que sentia por un par de minutos, había oído del uno de sus subordinados que el comer mujeres era aún más nutritivo, pero en cierto modo sentia que esa niña tenía un sabor algo empalagoso para su gusto, arrojó su cuerpo masacrado sin vida a donde estaba el de su madre.

Volvió la vista unos segundos para contemplar aquella magnífica masacre, la casa deshecha y la sangre salpicada por doquier, sus ojos se posaron en la silueta de la joven Kamado en la puerta forzando a sus pies a caminar sobre la nieve.

─ Que molestos...

Susurro para si mismo, estiró su mano para alcanzar el haori polvoriento y limpiar sus manos ensagretadas. Se movio apenas un segundo para luego alcanzarla a los pocos metros que ella ya había avanzado con dificultad, la tomo por el hombro, fue capaz de sentir como ella se tensaba e incluso palidecia cuando el le pregunto.

─¿Ibas a algún lado?

Sin esperar respuesta alguna, de un empujón tan fuerte la lanzó a ella y a su pequeño hermano al umbral de la puerta, el golpe fue tan fuerte que se oyó como el frágil cráneo de Rokuta se hacia añicos muriendo al instante sin haber sido consciente de lo que había sucedido allí, mientras que Nezuko en la confusión se golpeaba la cabeza con un montón de piedras apiladas en una orilla de la puerta cayendo boca abajo.

Muzan avanzó hacia ellos con paso despreocupado sobre la nieve sin hacer ruido, los observo un momento y se puso en cuclillas.

─ Los humanos son tan frágiles.

Nezuko rebusco en su obi el cuchillo que había escondido apenas unos minutos antes, sentia como la sangre de la herida en su cabeza comenzaba a bañar su rostro, se alzó un poco y en un movimiento rápido pese a que las manos le temblaban, dio un corte a la mejilla de Muzan, que sólo fue un mínimo rasguño del cual broto una gota de sangre que cayó a la nieve, para luego sanarse enseguida.

La tomo por el mentón, una sonrisa torcida se dibujo en el pálido rostro de Muzan, sus ojos rojizos la miraron.

Ella...

Nezuko le sostuvo la mirada, sus ojos eran una perfecta mezcla entre rojizo oscuro de su padre y el púrpura de su madre, en sus pupilas reflejaba la Luna, en cuarto creciente tan fina como un cuerno, su mirada no reflejaba odio, ni siquiera miedo, era como si ella sólo esperará el momento en que ese demonio acabará con su vida para dejar de sufrir.

Desconcertado por esa reacción Muzan observo su rostro delicado, que aún pese a que tenía el pelo apelzamado por la sangre sobre la frente, sus mejillas conservaban un tenue rubor, incluso a punto de morir.

¿Ella...?

Algo dentro de Muzan se rehusó a matarla, con la mano que sostenía el mentón de Nezuko, le acaricio los labios dejándole un tenue rastro de sangre.

Entonces se percató que ella tenia una gran herida cerca del cuello que sangraba, quizá por eso no se movía, estaba perdiendo mucha sangre.

Por un momento el padre de los demonios titubeo.

¿Debería devorarla o dejarla morir?

Muzan chasqueo la lengua en desaprobación, en todos sus siglos de vida jamás se había detenido a darle compasión a sus víctimas.

¿Por qué esa tan difícil decidir sobre esa chiquilla?

Sin dejarse envolver por más de esos pensamientos, posicionó uno de sus dedos sobre la herida cerca de su cuello, clavandoselo sin mas ceremonias, irrigandole incluso más sangre de la que hizo que Shigeru se convulsionara como un animal.

─ Sí eres capaz de soportar tal cantidad de sangre entonces, quizá me seas útil.

Comentó con poca importancia, mientras lamía la sangre de Nezuko que había quedado en su dedo.

─ Sino será una lástima...

Pudo percatarse de como la herida e incluso la pálida piel de Nezuko absorbían su sangre. Pasaron apenas unos segundos para que la débil y agonizante respiración de Nezuko se hiciera cada vez más similar a un jadeo casi gutural, y su cuerpo se comenzará retorcer del dolor.

Muzan sonrió, de cierta forma disfrutaba el placer que le provocaba causar ese dolor tan agónico a los humanos que transformaba.

**

El dolor.

El dolor era cada vez más insoportable, su vista nublada por las lágrimas, la nieve e incluso su propia sangre, le impedían divisar con exactitud el rostro de quien le hablaba, he incluso sólo era capaz de escuchar un insoportable zumbido.

Alcanzó a palpar el cuerpo gélido de Rokuta a su lado, no era necesario verlo para saber que su pequeño hermano había muerto tambien, nada importaba ya, solo deseaba que sí esa era su muerte, terminará rápido.

Sentia como el sonido de los latidos de su corazón le punzaban todo el cuerpo.

No sabía si su alma había ido directo al infierno pero sentió a que estaba siendo quemada viva, en aquel delirio Nezuko gritaba de dolor. Una parte de ella podía sentir la textura blanda de la nieve en su cuerpo, pero ¿Por que sentía que estaba siendo incinerada viva?

Tanjiro, hermano. Lo siento.

La nieve y el tintineo de los adornos, su padre bailando aquella danza a los dioses.

El olor de la comida de su madre, y sus ojos cálidos y amorosos.

Los ojos suplicantes de sus hermanos pidiéndole otra porción de arroz sentados a un lado del fogón en invierno para calentarse.

El rostro amable de Tanjiro, con leves manchas negruzcas, y su sonrisa amable despidiéndose cargando aquella canasta llena de carbon.

Dioses, hay un lugar mas allá del cielo, por favor permitan a mi familia y a mi reunirnos de nuevo, y cuiden de Tanjiro.

Y casi como si sus súplicas hubieran sido escuchadas el dolor cesó.

¿Estoy muerta?

Su cuerpo paralizado no respondía.

La nieve caía silenciosa cubriendo todo a su paso, mezclándose con la cálida sangre. El silencio reinaba en aquel lugar como si aquella masacre jamas hubiera existido.


Kibutsuji observaba de aquel espectáculo recargado sobre el poste de la puerta corrediza deshecha.

La ausencia del dolor fue tan inesperada que su cuerpo y su mente no lo pudieron procesar a la misma velocidad y entonces Nezuko se sumió en aquel dulce sueño de la inconsciencia, sin darse cuenta que esa noche había perdido su humanidad para convertirse en lo que Muzan deseaba,

un demonio.

After the DarkWhere stories live. Discover now