La miró fijamente; confundido al principio y al parecer ¿herido después? Frunció el entrecejo hasta el punto de que las cejas casi se tocaron.
— ¿Quieres que me vaya?
— ¡No! —contestó de inmediato, aterrada sólo de pensarlo.
No podía dejarle marchar... Podría desaparecer para siempre. Él leyó el terror de sus ojos en un instante y le prometió:
—No lo haré, pero no comprendo tu pregunta.
—A lo que me refiero es: sé que no te agrado y solo trabajo para ti en lo que puedo, y que quizá te he causado demasiado pesar.
— ¿Pesar? —las palabras y el tono de su voz lo tomaron con la guardia baja, sin duda—. ¿Pesar por qué?
—Por no dejar que ese psicópata me llevara consigo o me asesinara en la piscina o la casa.
Estaba atónito. La miró fijamente sin dar crédito a lo que oía. Casi parecía enfadado cuando al fin habló:
— ¿Crees que me arrepiento de haberte salvado la vida?
—Sé que es así —replicó con pesadez y tristeza.
—No sabes nada —le dio la espalda para mirar a la pared y ventana intentando no perder el control, con las manos de nuevo a la cintura y soltando un bufido con fuerza.
Definitivamente se había enfadado. Johanne aunque sorprendida al no esperar esa reacción de su parte, se mordió la lengua para callarse todas las fuertes acusaciones que quería decirle.
—Además... —intentó arreglar la situación pero solo atinó a empeorarla con lo siguiente: puede que no muera ahora, pero algún día moriré. Estoy más cerca de ello a cada minuto que pasa.
—Son los analgésicos seguro, empeoran tu lengua imparable —se dijo para sí, con tal de justificar las bobadas que esta soltaba a cada momento—. Se supone que la vida es así, que así es como debería ser. Y como hubiera sido de no existir yo, y yo no debería existir por lo menos en tu realidad.
Al principio, Jo no entendió lo que pretendía decirle. Continuó observándole con la mirada perdida mientras las palabras iban encajando una a una en su mente. Apenas era consciente del sonido de su corazón al acelerarse, aunque sí lo fue del dolor potente que le producía su pecho cuando comenzó a hiperventilar. Holmes no dijo nada. Contempló al dar media vuelta de nuevo, su bello rostro con recelo, cuando un dolor que no tenía nada que ver con los moretones, uno infinitamente peor, amenazaba con aplastarla. Resopló y él entornó los ojos.
—Eso es una estupidez. ¿Por qué has dicho eso? —susurró mientras intentaba evitar que le temblara la voz —. ¿Te has cansado de tener que salvarme todo el tiempo? ¿Quieres que me aleje de ti?
—La verdad es que no, eres una buena compañera, John, por supuesto que no. Sé racional. Y tampoco tengo problema alguno en salvarte de no ser por el hecho de que soy yo quien te pone en peligro... soy yo la razón por la que estás aquí.
—No por completo, estando contigo o no, me habrían encontrado y es de hecho por ti la razón por la que estoy aquí... viva.
—Apenas —dijo con un hilo de voz—. Repleta de moretones y un yeso, casi muerta de agotamiento.
—Estaría criando larvas en aquel lugar esperando a que encontraran mi cuerpo hinchado, putrido y maloliente de no ser por ti.
Aquella visión no pareció gustarle al rizado, así que la calló de inmediato.
—Exactamente —la cortó con brusquedad—, y no seré yo quien le ponga fin.
—Si esperas a que esté en mi lecho de muerte, ¡tengo noticias para ti! ¡Ya estoy en él!
—Te vas a recuperar —le recordó.
—Como estoy creo que jamás me levantare... —pero le pilló haciendo una mueca de disgusto, así que se retractó—. Bueno, si, tienes razón. Creo que podre estar tranquila un tiempo, pero todo gracias a ti. El que ambos seamos el blanco de... él, es porque nos conocimos por pura coincidencia. Enserio te agradezco todo lo que haces por mí, te juro que siempre serás mi héroe —esto ultimó lo dijo para sí, pues eso había sido desde el primer momento en que se conocieron, un héroe. Un hermoso ángel oscuro.
Estuvieron mirándose largo tiempo, sin más ruido que el zumbido de las máquinas: el pitido, el goteo, el tictac del gran reloj de la pared... Al final, la expresión de su rostro se suavizó.
— ¿Sabes? —se recargó en la pared frente a ella, al lado de la ventana, para mantener la distancia aun. La miró con profundidad—. Me he percatado de que tú y yo somos iguales y muy diferentes a la vez... yo te juzgue tan solo por lo que vi por fuera de ti y por lo que los demás decían de ti, por lo que yo creí ver. En ese punto somos casi iguales, porque tú juzgas mi vida por lo que se ve a simple vista. Ahora, la diferencia está en que tú eres buena y no me sentencias como yo lo hice contigo...
Intentó la rubia controlar al menos el jadeo ante la emoción en aquellas palabras. Por extraño que pareciera, se estaba sintiendo demasiado conectada a él en ese despertar. Un leve sonido parecido a un gemido emergió de su boca, pero sin dejar de mirarle pasmada.
—Necesitas descansar. Tanto debate no es bueno para ti —se puso firme.
— ¡No, no, no! ¡Estoy bien! —mintió, por nada del mundo iba a permitir que ese momento de buena racha en la que él se desenvolvía otro poco terminara.
—No es así.
—No me voy a dormir de nuevo.
Alargó la mano hacia el botón para llamar a la enfermera una vez que estuvo cerca.
— ¡No! —rogó la rubia pero la ignoró.
— ¿Sí? —llamó el altavoz de la pared.
—La paciente ha despertado pero creo que es el momento adecuado para más sedantes —dijo con calma, haciendo caso omiso de la expresión de Watson.
—Enviaré a la enfermera —fue la inexpresiva contestación.
—No me los voy a tomar —juró la paciente.
Sherlock miró las bolsas de los goteros que colgaban junto a la cama.
—No creo que te vayan a pedir que te tragues nada. Tienes dolores y necesitas relajarte para curarte. ¿Por qué lo pones tan difícil?
—... —se negaba a decirle la razón por la que no quería dormir.
—Este bien, estaré aquí si con eso te duermes.
Y la rubia sonrió realmente feliz. Entonces la enfermera entró con una jeringa en mano y se acercó a las bolsas.
—Qué bueno que ya estés estable y muy repuesta, temíamos que no despertaras en el tiempo que estipuló el doctor —Jo le sonrió con gentileza, Sherlock solo observaba todo desde la misma distancia anterior—. Ya está, cielo —dijo la enfermera con una sonrisa mientras inyectaba las medicinas en la bolsa del gotero—. Ahora te vas a sentir mejor.
—Gracias —murmuró la otra sin entusiasmo.
Las medicinas actuaron enseguida. Notaba cómo el sueño corría por sus venas casi de inmediato. La enfermera aprovechó para sacar la aguja que pasaba el alimento por vía intravenosa y untarle alcohol con un algodón para parar la poca sangre que emergía. Apretó durante un minuto, todo en silencio mientras la miraba relajarse de a poco.
—Esto debería conseguirlo —contestó la enfermera soltándole el brazo, mientras a la rubia se le cerraban los párpados.
Y se marchó rápidamente de la habitación.
—Quédate, por favor —dijo al rizado con dificultad.
—Lo haré —bufó fingiendo molestia, ya sentado en el sillón con la pierna izquierda cruzada y los codos apoyados en los respaldos, las manos entrelazadas.
Johanne apreció a su ángel oscuro así, con su vista vacía, sin sentido, difuminada, y todo cayó en su lugar.
—Podremos discutir tu asenso cuando despiertes.
Johanne pudo sonreír. Su voz sonaba tan hermosa.
—Genial.
Sherlock susurró:
—Eres tan humana.
—Lo sé —dijo, con lo último de fuerzas y conciencia que le quedaba.
Y el detective consultor se rio en voz baja. Y entonces, con esa bella melodía risueña en sus oídos, la noche se le echó encima a Watson.
Johanne se sentía en verdad tranquila ahora, ajena al revuelo en su interior. Que viviera o muriera ya le daba lo mismo. El mundo seguiría girando sin ella. Sucedería lo que tuviera que suceder y de nada serviría resistirse. Confiaba en el destino y no haría más que seguir su vida y mantenerse a la espera de que Dios se apiadara de ella para tener un buen final.
Pero ese solo había sido el principio de un todo y tenía que estar preparada, pues se avecinaban tiempos mucho más difíciles.
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SHERLOCK ed II
FanfictionAnteriormente... Samuel es Sebastian Moran, y no es un doctor sino un mercenario... Sherlock y Johanne han llegado a la piscina donde murió el pequeño Carl... Moriarty no es más que Jim de T.I en el Bart's... Un pasado sacado del infierno... Explosi...
Simplemente una carga
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