8.

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Podría sentir que cada momento, cada paso que había dado en su vida, tenía una buena razón en este instante, estando de pie aquí frente a la persona que ama.

El castaño miró por un segundo hacia los asientos y la calidez de saber que tenía todo y más de lo que hubiera deseado llenó su corazón. Ahí está su familia que es cada compañero de su equipo, ahí también está su madre y justo ahora está a punto de unir su vida legalmente con la del alfa que adora desde siempre, casi parecía una bonita mentira pero si es un sueño no quería tener que despertarse. De alguna manera había conseguido una familia, una completa que nunca lo abandonaría.

—Spencer Reid ¿Aceptas a Aaron como tu esposo, para siempre hasta que la muerte los separe?

—Sí.

Y espera que eso no suceda tan pronto como a veces teme.

Hotch ya había pasado antes por algo muy similar a esto, hablando de bodas no era exactamente la primera vez, pero siendo su omega todo se sentía diferente y bueno quizás estaba algo nervioso. Había sido su idea llevar a Spencer a las Vegas y cuando le sugirió por separado al resto del equipo encontrarse allá cada uno estuvo de acuerdo con él.

Y ahora estaba aquí, algo incrédulo aún de que el muchacho hubiera aceptado su idea de casarse ya ¿Por qué esperar? ¿Por qué pasar tiempo planeando? Es lo que ambos viven haciendo y por experiencia propia saben que es mejor simplemente dejarlo ser pero no pueden evitarlo.

No quería tener que esperar otro día más para casarse con Reid, el menor había dicho que no quería una ceremonia grande, que quería tener a su familia cerca, así que estaba bien, el genio se ve feliz y eso es suficiente para Hotch.

—Aaron ¿Aceptas a Spencer como tú esposo para amarlo y cuidarlo hasta que la muerte los separe?

—Sí

Ahora espera de verdad que sea una unión de por vida, seguro que dará lo mejor de sí mismo para que así sea.

—Bien, por el poder que me confiere el estado de Nevada ahora los declaro esposos, pueden besarse.

El omega se sonrojó, en especial por la ola de risas y silbidos que vinieron por parte de los demás miembros de la unidad.

Su madre le había dicho antes en correspondencia que no debería ahuyentar a un hombre como Aaron Hotchner, que es bueno para él y que le gustaría verlos felizmente casados pronto... Ahora es así. Al parecer necesitaban simplemente mandar cada una de sus inseguridades al diablo y darse el tiempo de hacer esto, ahora sentía como tener una carga menos encima.

Lo mejor de Las Vegas es lo rápido y fácil que es casarse oficialmente, no se necesitan trámites ni citas, simplemente hacerlo y ya, y aunque Hotch tiene contactos que le hubieran dado las mismas facilidades en Seattle, esto sonaba más romántico, sin mencionar que realmente no le gusta eso de usar influencias a menos que sea muy necesario.

Más tarde en un restaurante todos brindaban por la pareja que se notaba feliz.

—¡Ya era hora!

—Hotch, te aseguro que nunca te vi sonreír tanto hasta que empezaste a salir con Spencer...

—Pero cuando empezamos a salir nadie más lo sabía

—Por favor Aaron, tú mismo lo has dicho, no puedes engañar a un perfilador.

—Spencer, estoy orgullosa de ti, sé que darás lo mejor para ser un buen padre— habló la señora Reid y el castaño sonrió.

—Gracias mamá, lo haré.

Poco a poco es como si el universo cobrara el orden que debería tener, en medio del caos que es la generalidad del todo, hay un orden, un orden precioso que dicta lo que hemos de hacer, no por que sea el destino sino por que es aquello que ha de completarnos, darnos la felicidad a la que tenemos derecho y muy pocas personas se dan la oportunidad de buscar. Sería fácil creer que cada cosa sucede por una razón y tal vez sea verdad, pero es un pensamiento muy optimista para una mente que sabe que todo es tan efímero como la vida misma.

La manada de papá loboWhere stories live. Discover now