2.

3.8K 254 80
                                    

"La noche es de los poetas, las putas y de los que mueren por amor"
Charles Bukowski

Cada escena, los recuerdos nebulosos de haber tomado a su omega tantas veces, hasta que el chico no pudiera más... A medida que su cerebro iba saliendo de esa inundación de endorfinas y necesidad, esas escenas borrosas se iban volviendo claras y nítidas.

Recuerda una vista desde abajo, Spencer lo estaba cabalgando, sus labios hinchados y coloreados por la sangre bombeada en medio de la excitación, entreabiertos exhalando gemidos deliciosos, su frente sudada, recuerda sostenerlo de la cintura y observarlo moverse en medio de la oscuridad de la habitación, sí, estaba intencionalmente a oscuras, la luz solar en exceso le desagrada, en el celo no la soporta así que ventanas y cortinas estaban cerradas... La desventaja de ser un animal nocturno.

Como si fueran tomas sueltas de una película recuerda haber visto al chico genio entre sus piernas, lamiendo y succionando su erección como si fuera algo realmente comestible ¿En qué momento había permitido que su omega le realice una felación? Está seguro de no haberlo dejado hacer eso antes pero lo encontró satisfactorio.

Se estaba despertando del celo, por fin, luego de casi dos días de tener sexo como animales, ignoró la parte de su mente que se excusó diciendo que igual todos somos animales usando trajes y afilando lápices. Había tomado a Spencer tantas veces como pudo, apenas lo dejó comer o ir al baño y luego de nuevo... Incluso entre los recuerdos que llegaron primero había uno de sexo dentro de la ducha. Se sentía como si fuera su primer celo, fue algo realmente desastroso y exceptuando la satisfacción que siente, el caos en su mente y en la habitación se asemeja demasiado.

"Fue el primero en años" su mente no iba a dejarlo tranquilo ahora. Aunque si se pone a recordar la información, Reid no se veía sorprendido, siquiera asustado o como si de alguna manera hubiera sufrido. En cada imagen mental evocada por su cerebro apenas consciente, Spencer estaba disfrutando de lo que hacían, verlo llorar en medio del orgasmo no es algo nuevo, parece que es una de las maneras en las que libera tensión, si algo hubiera estado realmente mal, él se habría dado cuenta, cielos, el muchacho se quedó dormido al menos un par de veces, oh pero nunca se quejó, no pidiendo que parara, lo recuerda también vívidamente pidiendo más, pidiendo que no se detuviera, maldiciendo un par de veces incluso, pero Reid no parecía otra cosa sino satisfecho. El genio había estado cuidando de él, claramente llegó a su cabeza la imagen del chico destapando frente a él una botella de agua, luego otra de rehidratante y dárselo a tomar con toda la paciencia, además los había mantenido relativamente aseados a ambos... Reid fue bastante responsable y cuidadoso.

Cuando abrió los ojos bajó la mirada hacia el chico que dormía abrazado a él, con la nariz rozando la piel de su pecho, su brazo izquierdo lo estaba rodeando igual que su pierna izquierda. Spencer es adorable.

Poniendo algo de atención, bajo la delgada sábana de seda, el cuerpo de Spencer se veía más frágil, fue hasta ese momento que el jefe se detuvo para darse cuenta de los moretones en su cuerpo, los dedos suyos impresos en la piel del menor en un tono violáceo, eso sin mencionar la roja herida de marcado en su hombro izquierdo.

Yo hice eso...

Apuntó su cerebro, indeciso entre la satisfacción que lo invadió y el conocimiento de que el chico había sufrido al menos por una de esas cosas. Casi parece intencional.

-¿Algo qué compartir con la clase, profesor?- habló el genio con su voz ronca y sin abrir los ojos, de hecho sin moverse un centímetro de su posición, lo había sentido despertarse, el lazo aún estaba tan fresco que las emociones de su alfa se filtraban fácilmente a través de él, por lo que se despertó casi al mismo tiempo.

La manada de papá loboWhere stories live. Discover now