3. El chico del apartamento 512

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•Midoriya•

El chillón me anduvo siguiendo como perro faldero hasta llegar a mi casa, estaba seguro de que me iba a asaltar porque mientras íbamos llegando una sonrisa maliciosa se iba formando en su cara. Pero ya no había marcha atrás, no tenía manera de defenderme ni de escapar. Podría gritar pero tampoco quería involucrar a más personas. Me resigné.

Llegué, y abrí la puerta.

- No hay muchas cosas... me acabo de mudar... ¡Llévate lo que quieras pero por favor no me hagas daño! - Comencé a llorar, hoy había sido el peor día de mi vida, casi muero dos veces y ahora esto. Diosito me odia.

- Morro, agarra la onda. Me ofende que pienses que te voy a robar, culero, pero te la voy a dejar pasar nomás porque quiero tu pinche número, ya pásamelo, no seas culo. Y ya no chilles que te voy a venir soltando un vergazo para que chilles de verdad -

Después de decirme eso se pasó a mi apartamento como Juan por su casa. Prendí la luz y bueno, viendolo bien, no se ve tan mala onda.

Agarré mi celular, lo había dejado en la mesa, y fuí hacia el cholo, quien ya se encontraba acostado en el sillón y con las patas encima de la mesa de centro. Luego tendré que desinfectarlos.

- Este es mi número - A pesar de que aún no me había hecho nada, no podía terminar de confiar en él, apenas y podía hablarle.

Agarró mi celular y sacó el suyo, anotó mi número y después me lo entregó de nuevo.

- Sobres, ya me voy ora sí, ahí te ves wey -

- ¡Haaaa! - En cuanto se levantó y me dió la espalda pude ver una manchota de sangre en su espalda.

- Oraaa, ese grito de morra qué, ya te dije que no te voy a asaltar, puñetas -

- Ti-tienes sangre en la espalda -

- ¿Neta?, Chale, mi jefa me va a chingar. ¿Qué hora es? - sacó su celular - ... 4:20 ajjaj que perrón, todavía alcanzo a llegar a mi cantón. Eh, vato, ¿Tienes alcohol y algodón?

- Eh... Sí - Me fui corriendo por las cosas y cuando regresé él ya se estaba encuerando.

•Bakugou•

A ver si mi jefa me deja entrar al cantón. Si no, le hablo al kirishima pa ver si jala a dejarme quedar en el suyo.

Me quité la playera. Nomás a mi se me ocurre aventarme al suelo con playera blanca, putamadre.

No me había dado cuenta del ardor de la herida hasta ahora, el morro me debe una grande, luego a ver cómo se la cobro.

Llegó el chihuahua y cuando me vió se puso todo colorao' de la cara, así del color del pozole rojo. Ya se me antojó uno, a ver cuándo nos damos una vuelta en la troca y lo invito a comer.

- Morro, ¿dónde tienes un espejo? -

- No tengo -

- ¿Cómo chingados no vas a tener?, Bueno pues. Te salvé de morir, ahora ayúdame con la rajada que traigo en la espalda -

El pelos de brócoli se acercó a mi y empezó a desinfectar la herida con un chingo de cuidado, ni que me fuera a morir.

- Échale ganas, morro, así voy a terminar regresando con mi jefa hasta mañana - El morro se puso las pilas y comenzó a curarme más rápido.

Me pegó un pedazo de algodón con cinta canela en la espalda y me volví a poner mi camisa.

A pesar de que lo andaba apresurando, no quería irme. Quería poder seguirlo viendo así tiemble y tiemble, y con su carita preciosa toda rojita.

Pero ni modo, pa' la otra será, al cabo vivo en el departamento que está en frente del suyo.

Pero antes, debía hacer mi primera movida.

Me dirigí a la puerta, la abrí y antes de irme me voltee hacía el y con mi voz más sexi le dije.

- Tu vas a ser mi jaina -

Y me fui hacia mi cantón, que gracias a Dios, tenía la puerta sin llave. AGRADECIDO CON EL DE ARRIBA.

•Midoriya•

- Él es el chico del apartamento 512... -

El niño fresa no quiere con BakugouWhere stories live. Discover now