11. El valor de una manzana

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La idea de acudir a montar con el príncipe casi había desaparecido de su cabeza, dada la falta de anuncios relevantes durante el desayuno. Había supuesto que la actividad incluiría a los miembros de la Élite, al menos como público espectador de la derrota del príncipe y posibles compañeros de diversión ante las posibles reacciones que el futuro rey demostrara durante el encuentro, así que LuHan se sintió más que sorprendido cuando un sirviente apareció en la puerta de sus aposentos, llevando un presente, un mensaje y una gran revelación. La cabalgata de ese día, incluiría sólo al príncipe heredero y al hermano de una de sus candidatas a reina.

No era posible que habiendo sido convocado de manera tan personal, LuHan se diera el lujo de desairar a su alteza faltando a su reunión así que el rubio despidió al sirviente tras agradecerle su visita y prosiguió a internarse en la calidez de su habitación. El príncipe había hecho llegar una gran caja de regalo con su mensaje, incluyendo un traje, polainas, botas y casco para que su invitado especial se alistara debidamente antes de acudir a él, era el conjunto más bonito que LuHan hubiera tenido nunca así que incluso si no debía, el chico se preguntó internamente si acaso su alteza habría elegido personalmente aquellas prendas para él.

— No lo entiendo, ¿por qué SeHun te ha invitado a ti y no a mí? Yo soy candidata a casarme con él y tú eres sólo uno de mis acompañantes en este viaje — expuso Irene, con el ceño fruncido, apenas verle aparecer en la estancia con el pantalón blanco ajustado, el saco oscuro y las botas negras que le llegaban a la rodilla. LuHan sonrió.

— ¿Será porque eres pésima montando? No intentes mentirme, ambos sabemos que ni tú soportas a los caballos, ni ellos quieren llevar a una mocosa llorona sobre sus lomos — se mofó, su hermana lo miró enfadada y le pegó en el hombro.

— De todas formas, SeHun no tiene ningún motivo para considerarte como a los demás. No sabe que no eres mi hermano realmente, pero hay una razón por la que nunca vas con la Élite y no se te considera para ser candidato a pareja del príncipe. ¿Por qué entonces te ha pedido que montes con él? Sólo te mantiene aquí porque quiere hacerme feliz a mí — siguió preguntándose Irene, sin darse cuenta de lo mucho que sus palabras lastimaban a su hermano. Jamás había sido fácil vivir conociendo el secreto de su nacimiento pero nunca antes, Irene había sido tan directa o desconsiderada al momento de recodárselo.

— No lo sé, Joohyun, pero el príncipe sabrá por qué hace las cosas — le dijo y evito mirarla al hacerlo, no queriendo delatarse sobre las reuniones que mantenía con SeHun, cuando se encontraban en su biblioteca personal (a la cuál ella no sabía que tenía acceso) o lo agradable que el príncipe había sido con él desde que se hubieran conocido, la noche de la fiesta.

— Pues más te vale que no estés pensando en buscar algo con él, no olvides, hermano, que aunque nuestros padres pensaran en ti como un hijo más, la verdad es que en tus venas no corre la sangre de un príncipe. No tendrías oportunidad de tener a mi SeHun, ni aunque él se mostrara mínimamente interesado en ti, lo cual tampoco es posible. Te hace falta mucho para llamar su atención — le advirtió la chica, de nueva cuenta. LuHan sintió aquello como una puñalada directa al pecho y tuvo que esforzarse para no dejar entrever su dolor.

— Cuidado, hermana, si me amenazas así, haces que crea que tengo oportunidad con él. No alimentes mi vanidad porque aunque no lo creas, también la tengo — dijo, intentando sonar gracioso — Lo que sea, no olvido cual es mi lugar. Ahora, si me disculpas, tengo que ver que quiere tu amargado príncipe.

Antes de que ella dijera nada más, LuHan abandonó la estancia que les habían proporcionado y se sintió más seguro y a la vez más vulnerable, una vez que estuvo en el pasillo. Sabía de antemano que a pesar del cariño que le profesaba, Irene no pensaba en él como un verdadero hermano pues como él, sabía la historia de su origen y no precisamente de boca de su padre. Nana Yi, la mujer encargada de criarla (y a quien LuHan nunca le había agradado en lo más mínimo) se había asegurado de hacérselo saber y durante mucho tiempo, había sido la culpable de que el chico recibiera un trato diferente no sólo de parte de su hermana cuando la nodriza estaba presente sino también de los empleados de la mansión y hasta de su propio padre.

El rey [Hunhan] TERMINADAWhere stories live. Discover now