Capítulo 35: Orgullosos.

1.5K 72 4
                                    

- ¿Te ayudo a vestirte?

- Estoy bien, Amanda-. dije mientras entraba al baño para cambiarme de ropa-.

Era hora de salir del hospital, me habían dado el alta, luego de haber confirmado por el doctor a cargo, que tan sólo era un desmayo por situación tensional, a lo que yo respondí que había recordado a mis padres, y luego mi mundo se había vuelto negro.

Pusé unos jeans normales sobre mis piernas, una bluza negra en mi torzo, tomé mi cabello, la cara demacrada, los ojos con bolsas. 

Nos subimos a unos de los autos de los Zygasil, el chófer fue a llevarnos a casa. Era mucho más pequeña, no era una mansión.

Subí a mi cuarto sin comer. No quería comer para nada, aunque Amanda me lo haya insistido.

Dejé la mochila sobre la cama, y prendí la tv para distraerme un poco. De mi bolso saqué un par de ropa, que guardé e el armario. No pude evitar toparme con el vestido azul que Aaron me regaló hace un tiempo.

Rompí en un llanto tan amargo que ni siquiera era capaz de digerar, de soportar. Dolía tanto llorar,  al dolerme, volvía a llorar.

Senti tanta ira, y recordé devastada: "Aaron y yo nos casaremos"

Aquel anillo de oro y esmeralda, caro, no como la barata de Elif.

Con mis propias manos deshice su caro vestido. Rompí el género, que realmente estaba duro, con mis manos furiosas y llenas de ira. Y el vestido estaba roto... pero yo no me sentía mejor.

Volví a llorar más fuerte, y el llanto era tan amargo, lloré, grité entre sollozos y lágrimas. Amanda subió rapidamente a ver lo que me ocurría, y guardé el vestido dentro del armario de nuevo.

Abrió la puerta, y se quedó allí un momento, viendóme llorar.

- Mi niña...-. dijo, y se sentó al lado mío sobre la cama-.

- Amanda...

- ¿Qué te sucede? ¿Qué te aqueja?

- Allí están ellos. Me miran

- ¿Quiénes?

- Mis padres...

- Tranquila.

- Mis padres están allí, y me miran, y me castigan, me aputan con sus dedos, Amanda. Porque no están orgullosos de mí, se averguenzan de su hija...

- No digas eso, Nihal. Ellos estarían orgullosos de ti.

- ¿Lo crees?

- Sí. Ellos estarían orgullosos de su niñita

Lloré de nuevo, mientras me apoyaba en su hombro a llorar, y ella secaba mis lágrimas.

- Yo estoy aquí, mi niña. Siempre estuve, y siempre estaré aquí, contigo.

La abracé, tan fuerte, que no sé como pudo soportar semenjante apretón.

- Mamá y papá me desprecían. Lo sé porque ellos me han visto. Han visto

- Shhh, no llores más.

(...)

Saludé a Elif y a Aaron con un beso en la cara, luego a Christine y Thomas.

- que bueno que viniste, Nihal. Hace tiempo que no viniste-. dijo Thomas-.

- No me he sentido muy bien. Ahora estoy mejor

.-que bueno-.dijo Christine-.

- ¿Has salido ya de vacaciones?-. dijo Elif-.

- Ya salí.

- Aaron y Elif han fichado la fecha de su matrimonio

- Si!-. exclamó la arañosa morena-.

- ¿Para cuando?

- El próximo mes-. irrumpió Aaron en la conversación-.

Mi sangre se heló por completo. Todo eran felices y sonreían. Yo esbozaba una sonrisa tan falsa que ni yo misma podía expresarla bien.

Cenamos mariscos y comimos postre de fresas.

Me quedé con mis abuelos mientras Aaron iba a dejar a Elif a su departamento.

- Subiré a mi habitación

- Está bien, Nihal-.dijo Thomas-.

Entré al ascensor y marqué el piso tres.

Camine a mi habitación, pero me pasé a la de Aaron. 

Toqué sus cosas, el aroma de Aaron. Su ropa costosa y bonita. Toda su colección de perfumes. Me extendí en su cama, tan blanda.

Pasos venían a la habitación, me sorprendí y entro Aaron. 

No dijo palabra y se puso frente a mí. Puso su mano bajo mi mentón,  y me hizo subir la mirada.

-¿Qué haces aquí?

- No te preocupes, en seguida me marcho

- No te marches, por favor

- No hagas esto.

- ¿Hacer qué?

- Quitarme de tú vida y pedir que no me marche

- Quiero te quedes.

- Me estás matando lentamente, Aaron. Y duele mucho.

- No sé que hacer, Nihal. La culpa me está matando, la culpa me mata. Tengo que hacer algo para remediarlo, algo para cubrirme, algo para no sentirme tan culpable

- Jamás podrás librarte de mi, Aaron. Porque no dejarás de desearme. Siempre me desearás, y aunque no lo hagas, siempre te acordarás de mí.

- No sé que hacer, Nihal. No lo sé

- Escapemos. Escapemos, vayámonos lejos de aquí, lejos de todo

- No puedo hacerlo eso a mamá, papá me mataría

- Entonces me marcho. Me marcho para no volver a tú cama otra vez

- Márchate. Pero promete que volverás a ser mía.

- Antes fui tuya. Ahora no.

Me paré de la cama para marcharme, pero Aaron lo impidió. Me tomó del brazo, y lo apretó. El dolor se sintió placentero. Me atrajo hasta él, y me atrapó con los labios.

Quería dejarlo. Pero no podía.

 Aunque sabía que lentamente se me iba de las manos.

- No me dejes, Aaron. por favor.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora