Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng son dos adolescentes con una vida más o menos normal.
Pero hay algo de ellos que nadie sabía. Son Ladybug y Chat Noir... los héroes de París.
La situación en la que se encontraban parecía que no iba a dejarlos...
Al fin... Todo se arregló... En el último año, hemos logrado pasar de la más absoluta de las locuras y miedos, a lograr la tranquilidad...
Después de que diera a luz, Lila fue encarcelada. Fue tan horrible lo que trató de hacer, que agradezco que estuviera inconsciente y no lo tuviera que vivir. Me pongo enferma con solo pensar lo que esa miserable intentó hacer con mi pequeño. Por suerte, el juicio tardó muy poco en resolverse, y en unas semanas ya se supo la sentencia. Y aunque era cierto que tanto Adrien como yo no queríamos enterarnos de nada acerca del juicio, al final siempre nos informábamos por lo que nuestros amigos nos contaban.
Al parecer, cuando estuvo delante del juez, trató de hacerse la víctima una vez más, intentando hacer creer a todos que nosotros éramos los culpables de sus acciones, con otra de sus mentiras: la de que habíamos abusado de ella psicológicamente.
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Aún así, las pruebas eran contundentes en su contra: intento de asesinato de un menor, extorsión y amenazas, secuestro, y suplantación de identidad al hacerse pasar por enfermera para llevarse a Louis del hospital. Al final, fue sentenciada a 30 años de cárcel...
Sinceramente, nunca quise llegar a este punto, pero si esta es la única manera de tener a mi familia a salvo, lo siento pero tengo que aceptarla.
Pero bueno, ya es momento de dejar todo esto atrás, y voy a empezar a hablar de nosotros. Y es que la razón de que no queríamos saber nada del juicio, era precisamente por lo bien que iban las cosas en casa. Después de que tanto yo como mi pequeño Louis nos quedásemos unos días para poder recuperarnos, volvimos a la mansión. Y Adrien, que aún se sentía culpable por haberme ocultado lo de Lila, se tomó todas las molestias posibles para que estuviéramos cómodos.
Estaba tan preocupado por mi bienestar y mi felicidad, que para esta ocasión no puso ningún problema a que volviera a trabajar y patrullar. Gracias a esos pequeños detalles y a todas sus molestias por contentarme, hemos recuperado esa confianza y esas sonrisas que tan únidos nos hicieron estar de jóvenes.
Y honestamente, desde entonces estamos mejor que nunca...
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