Piratas

445 34 5
                                    

(...)

Las olas del enorme mar, golpeaban fuertemente la base del gran barco que navegaba por ahí.

El viento soplaba con fuerza, y las velas de aquel barco parecían querer volar por tales golpes que arremetía.

— ¡Vamos, chicos! ¡Sé que podremos llegar sanos y salvos a esa enorme isla! —Gritaba un hombre, alto y bronceado, el cual llevaba un sombrero negro, un parche en el ojo y un pequeño loro se posaba en su hombro derecho.

— ¡Si, capitán!

— ¡Sai, dame un informe de la situación!

—Sí, capitán. Ya nos faltan tres kilómetros para llegar a tierra firme, y, si mis cálculos no me fallan, he trazado un pequeño plano, donde se ubica aquel tesoro enterrado.

—Excelente, muchas gracias Sai.

El chico pálido y sin expresiones solamente hizo un pequeño saludo, tipo militar, con su mano sobre su cabeza. A Naruto, a veces le perturbaba su compañero de marina.

—Shikamaru, ¿Qué noticias nos tienes?

—Las provisiones se están terminado. Naruto, este viaje de casi un mes nos está afectando a todos. Te dije que debíamos esperar un poco más para estar más que provistos de comida. Por tu codicia, todos moriremos de hambre, pronto.

Un frío inquietante recorrió toda la espalda de Naruto. Él lo sabía, pero... El dinero lo llamaba. Ahora era su deber máximo cuidar y mantener sana a toda su tripulación.

—Sh-Shikamaru te prometo que no dejaré que nadie muera aquí. Te doy mi palabra como capitán—Naruto sonrió tratando de convencerlo, cosa que sabía era imposible en una persona como lo era Nara Shikamaru.

—Que problemático es todo esto. Mejor me voy a recostar un rato. Adiós.

Y, sin más, el pelinegro se fue de ahí, dejando a un Naruto medio desolado. Pero, pronto se recompuso y, con más energía que antes se puso a trabajar.

— ¡Sasukeee!

— ¿Qué quieres, Naruto?

— ¡Oye, no le hables así a tu capitán!

—Te hablo así porque quiero y porque soy el segundo al mando.

—Ah...

—Ajá. Bueno, ¿me vas a decir que ocupabas?

—Oh, si ¿Ya checaste que todo estuviera en orden en la parte baja?

—Sí, lo único que no está en orden es la comida. Se está terminando y si se acaba, tú serás el primero que caminará en la tabla—amenazante, habló el pelinegro. Aquello asustó a Naruto. Realmente necesitaba llegar y obtener ese estúpido tesoro. —Además te recuerdo que tú y yo tenemos esposas y AMBAS están embarazadas ¿No te gustaría que algo malo les pasara, verdad?

— ¡No, sabes que no! ¡Con eso no se juega!

—Entonces ponte atento, no lo arruines.

— ¡S-si!

—De acuerdo. Ahora me iré.

—Adelante.

Después de eso, Naruto no podía sentirse peor que nunca. Se sentía el peor capitán de la historia. Necesitaba un pequeño descanso.

"Hinata..."

Caminando, iba un rubio, con la cabeza un poco agachada, arrastrando los pies. Pronto, se vio frente a una puerta, la cual daba justo a un enorme cuarto, el cual era exclusivo del capitán. La abrió, y entró, consiguiendo una bella imagen de lo que sus ojos contemplaban.

"CONTIGO"Mes NaruHina - JulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora