Policiaco

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(…)

Estaba solamente dando vueltas en círculos. Desesperado, miraba atentamente a sus lados dentro de la patrulla de policía. Con los ojos azules bien puestos y atentos ante cualquier posible amenaza.

Las manos estaban aferradas al volante, y el pie rozando el acelerador en cuanto hiciera aparición a quien estaba buscando.

Estaba solo, pero era mejor así. Sus compañeros fueron distribuidos por toda la ciudad en busca del narcotraficante más buscado.

Sin embargo, Naruto tenía una preocupación extra… ¿Cómo le estará yendo a Hinata? Probablemente ella también esté sola, a la expectativa. Cuando su jefe les pidió a los mejores de la agencia de policía, ir a patrullar sin pareja, temió por la seguridad de la peli azul.

A Naruto le daba miedo que pudiese pasarle algo a ella, al amor de su vida. Se quiso oponer, pero el patrón fue claro. Hasta sus amigos se aseguraron que Hinata estaría bien y regresaría sana y salva al final del día.
Hinata habló con el a solas. Necesitaba convencerlo de alguna manera, para que la dejara ir. Era su deber y su trabajo ¿Cómo podría proteger a la gente si no salía a generar justicia en las calles?

Finalmente Naruto lo entendió… O hizo como si lo entendiera.
Un beso de parte de la mujer de mediana estatura fue lo que calló sus quejas, se miraron fijamente a los ojos, hasta que Naruto hizo prometerle que estaría bien y que después de ese día, si es que no llegaban a encontrar a esos narcos, regresarían a casa y le haría la cena.

En caso de que se los encontraran, Naruto iría hasta allá con tal de protegerla, aunque los separaran ahora tres kilómetros.

Perdido en sus pensamientos, no se dio cuenta cuando una enorme camioneta negra pasó a su lado, casi derrapando, haciendo que chocara un poco con el carro de patrulla de Naruto. Eso lo enojó.

Vislumbró como unos tipos se bajaban rápidamente de la parte trasera de la camioneta, con trajes de color negro y mascaras de mismo tono. Naruto iba a salir, hasta que un mensaje le llegó a su teléfono y su mundo se vino abajo.

“Tienen a tu esposa, esos tipos van o, sino, están cerca de ti, ten cuidado, Naruto y no seas imprudente. Nosotros vamos para allá”

Después de leer el mensaje que Sasuke le había mandado, Naruto sintió como su pensamiento se nublaba y el corazón, frenético no paraba de saltar dentro de su pecho. Tenía que hacer algo y rápido. Si es que esos tipos que estaban en frente de él, eran los portadores de drogas, los que buscaban, y a parte, los que secuestraron a su mujer, lo pagarían muy caro.

Así que, con cuidado, salió de la patrulla, viendo como los tipos trataban de bajar algo, como un costal. Y varios otros costales más pequeños. Era la droga, y si estaba en lo cierto, y de acuerdo al informe, su jefe debería de estar con ellos.
Y efectivamente, un hombre, un poco grande, medio fornido y con un peculiar collar de un triángulo con el pico al revés dentro de un círculo, salió de la parte del copiloto. Naruto tragó duro, ese era el jefe. Tenía un peinado hacia atrás y el cabello de color plateado.

No podía creerlo, rápido, sacó su intercomunicador e hizo una llamada en clave, afirmando que si habían llegado con el, y que ahí mismo estaba el jefe.

Por otro lado, después de mandar eso, volvió su mirada a los otros, quienes serían sus ayudantes. Sacaban con dificultad, ahora, un costal enorme. El corazón le golpeó el pecho de nuevo…No podía ser…¿O si?

Se acercó más y con cuidado a dónde estaban, y ahí fue cuando lo escuchó.

—Vaya, que fácil fue raptar a esta disque policía. No puedo creer que sean tan inútiles que se dejen atrapar así porque si. Bueno, eso al jefe le encantó, espero que me dé un aumento.—Después varias risas se escucharon, y se fueron alejando.
En efecto, tenían a su esposa, pero a todo esto ¿De verdad Hinata fue secuestrada por ellos? ¿Su esposa, la mejor de toda la agencia? Esto olía muy raro, y Naruto iba a sacarles la información necesaria, además de partirles la boca a esos imbéciles que se atrevieron a tocarla.

Cuando vio que todos sacaron las cosas, y las llevaron a un almacén, el rubio salió de su pequeño escondite, hasta que vió como un tipo se dio la vuelta, Naruto.se escondió detrás de la camioneta. Con pistola en mano, siguió su camino, cuando divisó que no hubieran más muros en la costa.
Extrañamente, la puerta por dónde habían entrado estaba abierta, más eso no le importó. Pero, antes de entrar, recibió un llamado por su intercomunicador.

—Naruto…Ni se te ocurra hacer algo estúpido. Nosotros ya vamos llegando allá. Espera.

El rubio miró el intercomunicador con el ceño fruncido, y contestó:
—Es mi esposa, Sasuke. Tengo que ir.
—¡Uzumaki Naruto! No pued-
Y apagó el aparato. Sin más, se adentró a aquel sitio.

...

—Entonces, Uzumaki Hinata ¿Eh? ¿No crees que fuiste demasiado ilusa para dejarte atrapar así como así? Y te dices llamar policía…Realmente patético.

Hinata se encontraba amarrada en una silla, con las manos y pies atados a esta, y una cinta en su boca. Pero, se encontraba calmada, tranquila, lo que extrañaba a los narcos que la raptaron cuando estaba, según ellos, distraída.

Hinata solo observó como daba vueltas el líder frente a ella. Ya se estaba mareando con eso. Pero necesitaba resistir un poco más…

—Mírate, con esa pobre cara de ángel…—Hidan la miró de arriba abajo. A Hinata le dieron náuseas como se comenzó a relamer los labios. —Pero he de admitir que tienes un cuerpo… Excepcional. Sin embargo, ahorita no podré jugar contigo, tengo cosas que hacer primero, como entregar toda esta droga a los altos mandos… Ya sabes, el negocio es negocio.

Se comenzó a acercar a ella, lentamente pero con una mirada llena de lujuria.

Solo necesitaba aguantar un poco más, y…

De pronto sintió como su rostro fue tomado con fuerza y brusquedad. Lo hacía adrede, estaba segura de eso.
—¿Qué? ¿Te comieron la lengua los ratones, gatita? —Hinata solo lo miraba, neutra, aunque en el fondo comenzó a tener miedo, algo le decía que este tipo estaba safado de la cabeza. —Es raro que no estés moviéndote tratando de safarte como loca y suplicando clemencia para soltarte. Eso es bueno…Así podré divertirme un poco contigo… Si es que realmente no harás nada o ¿Estarás orinando del miedo?

Sin recato alguno, el hombre movió una mano hacia la pierna de Hinata, palpando su muslo, cerca de su intimidad. Hinata tuvo un escalofrío. No podía evitarlo, a pesar de ser de la agencia donde trabaja…No podía evitar sentir miedo.

—No, no estás mojada. Pero que extraña mujer…

“¿Porqué se tardan tanto?”

“Naruto-kun se enojará conmigo con lo que estoy haciendo. Es un hecho.”
Pensaba Hinata, mientras seguía siendo tocada por el hombre frente a ella.

—Oye, oye. Tengo una idea, un pequeño juego—acercó su rostro al de ella, casi rozando sus narices para decir—Con está pistolita—tomó la pistola que guardaba Hinata en uno de sus costados—podré divertirme contigo. Si, si… ¡Será divertido! Cómo no opines resistencia, con más ganas no te opondrás si te disparo, y muerta como una gatita me divertiré con tu cuerpo. Aunque, pensándolo bien…Sería más divertido si lo hago escuchando tus lamentos cada que entre en ti…Uy, creo que me excité.

Si Hinata tenía náuseas hace rato, ahora sí quería vomitar por lo que le estába diciendo ese tipo. Las drogas realmente hacen un efecto horrible en las personas.

—Bueno, bueno. Entonces, ¿qué haremos para divertirnos?

Una risa se escuchó por todo el lugar. El tipo comenzó a reírse de la nada, sacando a Hinata de quicio. Ese hombre tenía serios problemas.

—Oh, ya sé. Te mataré, aquí mismo en la silla, sin desatarte, mientras disfruto de tu cuerpo. De todas formas, no creo que venga nadie a detenerme.

“Imbécil”. Pensó Hinata.

Y justo, cuando el líder le apuntaba y apretaba el gatillo. Algo se escuchó.

“¡Naruto-kun, perdóname!”

Fue el último pensamiento que tuvo Hinata cuando se escuchó el ruido de un disparo.

—¡NO!

Sin sentir nada de dolor, la oji perlada abrió un ojo, apenas visualizando a otra persona, de espaldas a ella. Abrió el otro ojo, finalmente y lo que vió la dejó helada.

Hidan se encontraba tirado en el suelo, sobre un charco de sangre, con los ojos abiertos, viéndola a ella.

—Hi…Hi…nata…Que…triste…No pude…disfrutar…

Pero no termino de hablar cuando una bota le dio de lleno en la cara, finalmente dejándolo sin aliento.

—¡CABRÓN! ¡Nadie toca a mi mujer!

“Naruto-kun”

El rubio, importándole poco si había matado a aquel sujeto, se volteó con su mujer, quién lo miraba avergonzada y con culpa.

Si, iba a recibir el regaño de su vida cuando se enterara de lo que hizo.
Dejarse capturar tal vez no fue buena idea…

—Hinata…—Con la voz quebrada, Naruto se acercó a ella, cayendo de rodillas, abrazándola, se aferraba a ella como si la fuera a perder, lo cual iba a hacerse verdad sino llegaba a tiempo—Hinata…

Hinata quería llorar, tal vez su plan no salió como esperaba, no quería que su esposo se metiera. Ella solo quería las cosas por su cuenta y demostrarle que podía con esto, sola.
Rápidamente y empleando una fuerza descomunal, se quitó las cuerdas que tenían presas sus muñecas y quitó la cinta de su boca.

Se sorprendió cuando vio como sus manos estaban temblando. Bueno, era humana después de todo.
—Naruto-kun…Estoy bien…Tranquilo.

Aún aferrado a ella, con la cabeza enterrada en sus piernas, Naruto habló, más dolido que nunca.

—¿Porqué no me lo dijiste? Cuando Sasuke me dijo que te secuestraron me asusté y fui en tu búsqueda, sin esperar a nadie más. Te busqué por todo el lugar, hasta que subí las escaleras. Pero… cuando se enteraron los demás de que ya estaba aquí, Shikamaru decidió, por llamada a mi teléfono, decirme que era un plan tuyo ser la carnada… ¿Porqué? Exponerte así. Hinata, ¿si sabes que tipos como el…Te pudo haber mancillado?

A este punto, lágrimas saladas caían del rostro del oji azul, ahora viéndola a ella. El corazón de Hinata se rompió un poco. Si, nunca lo volvería a hacer.

—Amor, perdóname por hacerte preocupar y no decirte nada…Este era un plan que tenía en mente y sabía que si te decía te ibas a negar… Pero, es que también quería hacer algo por mi misma y demostrar que podía con este caso. Si siempre pude, ¿cuál era la diferencia ahora?

—La diferencia era que…¡Hinata! Estos tipos tenían armas y ¡Estaban drogados!

—Pero, Naruto-kun…Nosotros también manejamos armas…

—¡No importa! —Naruto se paró de su sitio y la tomó de los hombros.—Esto era completamente diferente y el tipo ¡Estaba loco, más con los que nos hemos topado! Aparte ¿Cómo se te ocurre ir sola? No, es que eso es…

Estaba frustrado, molesto y preocupado. Sentía que Hinata no entendía lo grave de la situación. Y aparte, mataría a sus compañeros por dejarla hacer esto así como así. Pero primero lo primero.

—Naruto-kun, yo…

Pero no la dejaron terminar, cuando un beso, bastante desesperado tomó su boca. Hinata pronto dejó la sorpresa ante ese repentino beso y correspondió.

Podía sentir todas las emociones que invadían a su esposo. Todo por culpa de su imprudencia.

Se separaron un momento para respirar, sus ojos cargados de miedo y preocupación, pero del más puro amor, Naruto tuvo miedo de perderla.

La quiso volver a besar, pero Hinata recordó algo, así que, rápido se desató las cuerdas de sus pies. Ya estaba lista para el segundo round.

Si las palabras no eran suficientes.

Un beso podía arreglarlo siempre.

(…)
Hola, hola. Diablos, voy super atrasada con esto. Mil disculpas gente :c

De verdad prometo que terminaré esto.

Bueno, sin más. Espero que les haya gustado, me costó escribir esta temática, pero creo que quedó decente…

Sin más. Nos vemos en la próxima actualización.

"CONTIGO"Mes NaruHina - JulioUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum